Fue un partido emocionante de principio a fin. Con un Central que comenzó desarticulado y desconcentrado y en 25 minutos perdía por dos goles. Después logró una arremetida en el final del primer tiempo con los goles de Mauricio Martínez y Teófilo Gutiérrez de penal para igualar. Pero en el complemento el canalla volvió a quedarse, no se hizo cargo de llevar el peso del trámite y tras la roja a Teo llegó el tercero de la T. Parecía que la suerte estaba echada y al final apareció el empate final de Leguizamón, que tuvo sabor a desahogo aunque desde lo numérico es un punto flaco. Al menos sigue la luz de esperanza para meterse en la Sudamericana.
El arranque del primer tiempo fue una pesadilla para Central. Un sueño de terror. El canalla entró dormido, sin chispa, enjundia ni concentración para lastimar a Talleres, como ameritaba la situación por una victoria para soñar con meterse en la Sudamericana. Ocurrió todo lo contrario. Fueron los cordobeses los que tomaron la iniciativa y pusieron a los auriazules en graves problemas desde el amanecer mismo del juego.
Talleres dio el primer zarpazo a los siete minutos. La T que se insinuaba prolijo y decidido embocó el arco del Ruso Rodríguez. El canalla quedó abierto de manera inexplicable en el retroceso con los zagueros parados en la mitad de la cancha como le gusta a Montero, pero esta vez perdiendo la referencia de las marcas. Así Sebastián Palacios corrió en soledad como una flecha hasta el área auriazul, en la grieta que dejaron Leguizamón y Menosse, y remató cruzado, la pelota dio en el palo izquierdo y luego Jonathan Menéndez capturó el rebote para hundirla en la red y hacer todo cuesta arriba para los de Arroyito.
Pero había más desaguisados en el fondo auriazul. Central estaba desorientado, aturdido, desarticulado. Gil lanzó el centro desde la derecha, Gandolfi pareció picar un pasito adelantado y en soledad cabeceó para establecer el segundo. Fue palo y adentro. Sorpresa mayúscula en Arroyito. Antes de los 25 minutos Central perdía 0-2.
Encima a los 38' Palacios se devoró el tercero. Pero en el fútbol siempre hay espacio para la reacción y el canalla se animó a pisar el área de enfrente. Se encendió la esperanza. Teo la cedió limpita a Mauricio Martínez, que entró al área como ocho y le dio de uña para el 1-2. Al menos Central lograba meterse en partido aún sin tener un funcionamiento confiable.
El descuento sirvió de envión y la tropa de Paolo sintió que la batalla no estaba perdida. Ya en el descuento Pachi Carrizo iba a sacar una volea y Menéndez se lo llevó puesto. Penal que Teo canjeó por gol. Central se fue al descanso con un 2 a 2 que por el trámite era un verdadero triunfo. Todo volvía a foja cero.
En el inicio del segundo período Teo lo perdió de cabeza. El trámite se emparejó y el dominio arrancó repartido. Talleres perdió profundidad y a Central volvió a quedarle muy lejos el arco de la T. El canalla olvidó el envión motivacional que lo llevó a empatar. Las imprecisiones de ambos lados ganaron la escena hasta los 20 minutos del complemento. Justo cuando Teo estiró la pierna de manera irresponsable en un despeje rival, vio la segunda amarilla y dejó a su equipo con diez jugadores cuando más lo necesitaba.
Entonces Talleres entendió que podía animarse a ir por todo. Y lo hizo. Otra vez un centro de pelota quita de Gil al área, salió tarde la defensa auriazul y Victorino Ramis, estirando el pie y con el Ruso Rodríguez clavado debajo de los tres palos, estableció el 3 a 2 para el Tallarín.
Central volvió a estar herido y casi en la lona. Parecía el final de la ilusión copera. Pero no está vencido quien pelea y con el corazón en la mano fue al frente a pura vergüenza y nunca bajó los brazos. Por eso a la salida de un córner el paraguayo Leguizamón capturó una pelota perdida y estampó el agónico 3 a 3, que tal vez no sirva de mucho desde lo matemático, pero al menos le permitirá llegar a la última fecha con chances de meterse en la Sudamericana.