Un legislador presentó un proyecto para que en Santa Fe los hinchas estén todos sentados y aludió al modelo del fútbol inglés, pero omitió el conjunto de medidas más trascendentes
Por Sergio Faletto
Un legislador presentó un proyecto para que en Santa Fe los hinchas estén todos sentados y aludió al modelo del fútbol inglés, pero omitió el conjunto de medidas más trascendentes
En pos de reducir los hechos de violencia, el diputado Eduardo Di Pollina presentó en la Cámara baja provincial un proyecto de ley que establece la obligatoriedad de los clubes de fútbol de Santa Fe, que disputen los torneos de Primera A y Primera B Nacional de la AFA, de instalar en todas sus tribunas butacas o asientos individuales para que la totalidad del público que presencie los partidos permanezca sentado durante los mismos. Y en declaraciones radiales al programa "El primero de la mañana", de La Ocho, el legislador fundamentó que "Inglaterra tenía gravísimos problemas de violencia en los estadios. Y a partir de la colocación de plateas en todas las tribunas, donde está perfectamente identificada la butaca, el sector y las cámaras de seguridad correspondientes, vemos que se desarrollan con total normalidad y hace mucho que no vemos un hecho de violencia".
Pero no es tan así. La iniciativa toma uno solo aspecto de lo realizado en Reino Unido, por lo que allí radica la primera debilidad del proyecto, más allá de la necesaria comprensión de que las ideas deben ser adaptadas y no adoptadas, ya que hay cuestiones culturales que hacen a los contextos muy diferentes, y al respecto muchos pensadores (Arturo Jauretche entre ellos) ya abundaron en ese sentido.
No obstante, es necesario saber que el conocido plan británico para garantizar la seguridad en los estadios y controlar a los hooligans contó con varios aspectos, como así años de desarrollo.
Pese a graves incidentes previos, fue la tragedia de Hillsborough la que constituyó el punto de partida de una política férrea y conjunta para la seguridad deportiva (ver recuadro), medidas que fueron adaptadas en el resto de estadios europeos y formalizadas por la Fifa.
Es cierto que una de las medidas fue obligar a todos los asistentes a estar sentados en los estadios, como señala en su proyecto Di Pollina, pero es sólo un complemento a otras decisiones políticas más trascendentes, publicadas ya hace años en diferentes medios.
1) Los organismos estatales desarrollaron una de las políticas de seguridad más efectiva, y fue en las escuelas. Terminar con episodios de violencia en los colegios de Inglaterra fue clave para dar este paso de pacificación en los estadios.
2) Se prohibió el ingreso a los estadios de por vida a los hinchas identificados que habían protagonizado hechos de violencia. Con penas efectivas de cárcel se comenzó a castigar a todos quienes no respetaran las normas.
3) Las medidas judiciales se hicieron extensivas. Por ejemplo, si las autoridades capturaban en el metro, micro, tren o avión a un hooligan, o a un grupo de ellos, la empresa transportadora recibía multas y sanciones.
4) Formaron grupos de elite de la policía que se especializaron en combatir hooligans. Esta medida para identificar a los hinchas más peligrosos fue llevada a cabo luego de un arduo trabajo de la policía que contó con agentes infiltrados en las principales barras bravas. De esta manera se pudo identificar a más de 5 mil hinchas peligrosos. Se empadronó a los integrantes de las barras para identificarlos y saber si tenían o no antecedentes judiciales.
5) Los clubes formaron grupos de logística, llamados Stewards (camareros, custodios), especializados en relaciones públicas. El objetivo fue disminuir paulatinamente la presencia de uniformados en los estadios, aumentando la logística. El gobierno entregó créditos a los clubes para implementar esa política.
6) Las medidas de seguridad en los estadios fueron las mismas para todos, pero cada uno creó su propio plan de emergencia, según el tipo de partido a jugarse. Además, se pusieron butacas en todas las tribunas y se numeraron para ayudar en la identificación de los espectadores.
7) El uso de la tecnología resultó clave. Se crearon circuitos cerrados de televisión y cámaras en lugares claves con funcionamiento constante. Se aplicaron lectores de huellas digitales y bancos de datos para identificar a los hinchas.
8) Se complementó la restricción de los hinchas no sólo a los recintos deportivos sino en bares y zonas aledañas.
Es claro entonces que una política de seguridad no se trata de una aplicación fragmentada de ideas adoptadas de otros lados, sino del diseño integral de todos los aspectos que bien pueden adaptarse a nuestro país, porque sería una verdad de Perogrullo recordar que la sociedad argentina presenta diferencias con respecto a la inglesa, no sólo desde lo social sino también en materia deportiva, donde finanzas y figuras institucionales de los clubes de la Premier League son ostensiblemente disímiles a los de este país.
No habrá cambio estructural en el fútbol argentino si los legisladores no encaran con proyectos de ley de mayor elaboración que apunten a modificar sustancialmente el accionar de la justicia, las fuerzas de seguridad y las políticas públicas. Porque se trata de lograr un cambio cultural real, para lo cual los propios políticos deberán rever sus logísticas cuando de campañas se trata, porque los barrabravas tienen en su historial un largo derrotero vinculado a la política, al sindicalismo, al empleo público y a cierto sector empresarial que lo supo usar como seguridad privada.
Caso contrario, con butacas o sin butacas no se resolverá ninguna inseguridad, ya que constituye un reduccionismo del problema y una simplificación de la solución.
La tragedia de Hillsborough
El sábado 15 de abril de 1989, en el estadio Hillsborough de Sheffield chocaron por la semifinal de la Copa FA inglesa Liverpool y Nottingham Forest. El partido había comenzado bien. Pero, de repente, en el minuto 6 un policía interrumpió el duelo para conversar con el árbitro y pedir la detención del encuentro. El partido se suspendió de inmediato. Fue en ese momento que la cancha se llenó de heridos y fallecidos producto de una aglomeración en la grada donde estaban los hinchas de Liverpool. El saldo fue terrible: 96 muertos y 776 heridos.