La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) es una bomba a punto de explotar. No es ninguna novedad. El apocalipsis se viene anunciando desde hace tiempo y todos los caminos conducen a él. Lejos, muy lejos se ve la luz al final del túnel (hoy no se ve) y la grieta ahora se agigantó entre la mayoría de los clubes de primera división y los del ascenso. El último capítulo de esta historia interminable fue la aprobación del llamado a asamblea extraordinaria para elegir presidente el 15 de febrero, a las 18 horas. Pese a que el llamado se hizo bajo las normas del actual estatuto, nada hace pensar que la Fifa lo aprobará y de hecho ya generó el rechazo de los "grandes", que se arrogan el derecho a la conducción del fútbol por tratarse de tales y esperan que el nuevo estatuto, que no termina de ver la luz, se los ratifique. En el medio, la plata no termina de aparecer y se lucha por ella por dos caminos: a través de la Comisión Normalizadora, que cada vez normaliza menos, para exigir el pago de los 350 millones de pesos adeudados del mes de diciembre por Fútbol para Todos (FPT), y del gobierno nacional, que presiona por la creación de la superliga y mientras retiene el monto del resarcimiento económico que corresponde por la rescisión del contrato de la TV. En todos los casos, Central y Newell's surfean las olas y lo que sí tienen muy en claro es que debe haber autoridades legítimas en la AFA cuanto antes.
El tema del reparto de los ingresos está claro que es el fondo de toda la cuestión y lo que está en disputa es el poder mismo para manejarlo. Hubo muchas grietas en este largo recorrido desde el fallecimiento de Julio Humberto Grondona. Tantas, que hoy parece hasta una anécdota tragicómica la votación de diciembre de 2015, que terminó empatada 38 a 38 con 75 asambleístas presentes. Y es así además porque Luis Segura, uno de aquellos candidatos, hoy está totalmente corrido de escena y el otro, Marcelo Tinelli, sufrió el cimbronazo de las tremendas disputas y hoy hasta aparece en la vereda opuesta del gobierno nacional, que sigue jugando un papel fundamental pese a que aparezca oculto detrás de la disputa que llevan adelante los dirigentes.
La grieta que hoy amenaza con lacerar al fútbol argentino es la disputa entre los clubes "grandes" y los "chicos", que viene de aquellos tiempos pero nunca se profundizó como ahora. Y fue alimentada por el gobierno nacional que pugnó desde el vamos por la creación de las sociedades anónimas para que la pasión también sea regida por las leyes del mercado. Con ese fin, y en medio de la crisis, avaló la creación de la Comisión Normalizadora impuesta por la Fifa, respaldó la creación de la superliga y, pese a sus enunciados, cortó el programa Fútbol para Todos
Luego de que la Justicia cancelara las elecciones a mitad de 2016, los clubes igual parecieron encontrar un punto de contacto con la creación de la superliga en julio pero a poco de andar se harían evidentes las diferencias (ver página 5). Al mismo tiempo, casi, la Fifa intervenía de hecho la AFA poniendo en funciones a la Comisión Normalizadora.
La comisión obró como vocera del gobierno en el reparto de FPT, que empezó a retacear los aportes, y cuando la actividad parecía volar por los aires se llegó a un acuerdo de pago hasta diciembre. Antes de esa fecha se anunció el fin del programa gubernamental impulsado por el gobierno de los Kirchner.
Si la superliga fue al comienzo un punto de acuerdo entre primera y B Nacional, el incumplimiento de la cuota de diciembre de 350 millones de pesos cambió el eje de discusión, porque lo que apareció fue un ahogo financiero real a los clubes de menores recursos, que son los del ascenso y varios de primera. Con el tremendo escollo además de la imposibilidad de realizar medidas de fuerza concretas que afecten a terceros. De hecho, no hacer la pretemporada, a los únicos que perjudica es a los propios que reclaman. La mayoría de ellos dependen del aporte de la TV, al revés de los "grandes" o los de mayor cantidad de socios, cuya incidencia en el presupuesto es sensiblemente menor.
Y aunque se diga poco, el que está incumpliendo esos 350 millones de pesos es el gobierno nacional a través de FPT y de esa manera trata de hacer arrodillar a los clubes de menores recursos. Tal como es su política general, que les sacó impuestos a los que más ganan (minería, campo, autos de alta gama) y se los impuso a los que tienen menos (como en la anulación de la devolución del 5% del IVA que afecta a todos los consumidores). Eso sí, el reclamo se hizo a la Comisión Normalizadora, o más bien a la única cara visible de ese cuerpo de 4 personas que aparece disgregado: Javier Medín. El resto hoy no aparece: Armando Pérez, por su cuadro de salud; Carolina Cristinziano, porque no está siempre en el país, y Pablo Toviggino, porque parece estar afuera de la comisión. El presidente del Consejo Federal es desde hace poco el vice de Barracas Central, el club que preside Claudio "Chiqui" Tapia, el referente de los clubes del ascenso.
Además del reclamo a la comisión, los clubes de primera le enviaron un escrito a la Fifa por esa deuda de diciembre. Pero la situación de ahogo llevó a los clubes del ascenso a ir más allá la semana pasada. El jueves se juntaron en calle Viamonte, acompañados por sus pares de primera división de Newell's, Central, Olimpo, Temperley, Colón y Atlético Tucumán, y juntaron las 50 firmas necesarias para llamar a asamblea extraordinaria que convoque a elecciones, de acuerdo al artículo 9, inciso 9 del estatuto de AFA. La cuestión no sólo fue mostrar poder para presionar por la falta de pago que afecta a todos, sino marcar la cancha antes de que el nuevo estatuto que enviará la Fifa (y que fue una de las tareas que debía llevar a cabo la Comisión Normalizadora) llegue para ser tratado. Nadie lo ha dicho aún, pero el nuevo cambiaría radicalmente el número de asambleístas y le daría a la primera la mayoría que hoy no tiene. El actual tiene 75 asambleístas, 30 de primera y 45 del resto. El nuevo tendría 40, de los cuales 22 serían de primera y 18 del ascenso.
Hay quienes dicen que el nuevo estatuto estaría para febrero o marzo. Otros que en vistas de la crisis interminable de la AFA se buscará que esté ahora, a fines de enero. Pero una vez hecho, falta un paso no menor: se debe aprobar por asamblea y con esa ecuación difícilmente el ascenso la apruebe. Si eso pasara, deberá llamarse a una nueva asamblea y si de nuevo se rechaza, la Fifa podría imponerlo. En el medio, esa deuda de 350 millones y el de la rescisión de FPT podrían ser clave para destrabar un conflicto que se avecina seguro, aunque difícilmente pueda conformar a los hoy más perjudicados.
La movida del ascenso del jueves enseguida generó el rechazo de la mayoría de los clubes de primera e incluso algunos que sí aprobaron el llamado a asamblea extraordinaria. Es que ven que, si se concreta la extraordinaria del 15 de febrero, Chiqui Tapia tendría grandes posibilidades de ser el nuevo presidente de la AFA, ya que se requiere la mitad de los asambleístas más uno. Es decir: 38 votos. Y no fueron pocas las voces que se alzaron para hacer diferencia de clase y decir que son los "grandes" de primera los que deben conducir. Algo que podrían lograr, por otra parte, si logran hacer funcionar una superliga que también tiene sus bemoles y que aparece verde. Es más, Tapia podría ser presidente antes de que la superliga funcione e incluso esta necesita de la B Nacional sí o sí (ver página 5).
Habrá que ver además si el apoyo de los pocos clubes de primera a la movida del jueves afecta en algo la relación entre ellos. En el caso de leprosos y canallas, lo que habrían buscado es ser consecuentes con la declamación de que se necesitan autoridades legítimas ya, pero de ahí a apoyar a Tapia habría una gran distancia y de hecho hay disidencias hacia adentro.
De todas formas, el escrito que se firmó el jueves pidiendo asamblea extraordinaria viajó a Zurich, que seguramente lo desestimará en vistas de que la Fifa tiene claro que antes de llamar a elecciones debe estar el nuevo estatuto. Por lo que no es difícil imaginar que esta nueva pirotecnia pueda transformarse en una batalla sin salida. Y que como el propio Diego Maradona dijo ayer (hasta Tapia insinuó la posibilidad), puede terminar en la desafiliación de la AFA, la imposibilidad de que la selección juegue las eliminatorias y de que los clubes disputen copas internacionales. Por eso, el polvorín está a punto de estallar.
La historia continuará.