El fútbol argentino deberá estirarse. O apretarse al máximo. Algo que no parece tan difícil, al menos hasta ahora lo vienen haciendo de goma los dirigentes. Antes porque todo pasaba y se acomodaba. Ahora porque parece (un término que hay que tener a mano, por las dudas) que algunas partes integrantes se ponen firmes. La situación es clara con más de un mes de retraso. Es que ya no alcanza el tiempo para que el final de los torneos llegue como se estableció en la AFA al iniciarse la temporada 2016/2017. La primera división tenía la bandera de llegada a la 30ª fecha para el 28 de mayo, pero ya se postergaron 5 jornadas (cuatro de febrero y una de marzo). Obviamente, se tendrá que jugar entresemana (no estaba programado) o extender al menos hasta fin de junio o inicio de julio. Siempre con las consideraciones que no se pueden soslayar, como la programación de competencias de la selección argentina (juega el 23 y 28 de marzo) y las copas organizadas por la Conmebol. También la Copa Argentina, que ya se está jugando.