"No piensen en la cancha... Vamos a salir a jugar como están demostrando todos ustedes.
"No piensen en la cancha... Vamos a salir a jugar como están demostrando todos ustedes.
Si jugáramos contra Boca les diría tengan cuidado porque esa hinchada come, pero va a estar lleno de turistas, de uruguayos, de peruanos, de brasileños, no va a estar la número 12"
Julio Meléndez Calderón
"Me siento muy contento porque esta juventud peruana va a jugar en la Bombonera. Van a poder decir «no jugué en la cancha de Real Madrid ni en la de Barcelona, pero jugué en la Bombonera que es la más linda de todas». Es lindo jugar ante 60.000 almas, es chica, pero muy linda. Es tan hermosa que te levanta el ánimo como futbolista. A mí me levantaba el ánimo de tal manera que quería jugar todos los días. Somos once contra once, la cancha no tiene nada que ver y nosotros estamos claramente en alza. La selección argentina tiene miedo y por eso quieren jugar en la Bombonera".
No debe existir hincha de Boca que supere los 50 años que no ponga en su equipo ideal de todos los tiempos a Julio Guillermo Meléndez Calderón, el "Negro" Meléndez. Julio, primer zaguero central exquisito, un estilo Juan Simón más acá en el tiempo, jugó en Boca 144 partidos entre 1968 y 1972 e integrará la delegación incaica que llegará a Buenos Aires en busca de un resultado que acerque más aún a Perú a una Copa del Mundo después de 36 años.
A propósito, aquel año, el de España 82, Ricardo Gareca, el actual entrenador de la selección peruana, volvió a Boca después de un año a préstamo en Sarmiento de Junín. El Tigre, que hizo todas las inferiores con la camiseta azul y oro, se perdió el primer año de Maradona en el club, pero al menos pudo compartir el torneo Nacional del 82, hasta que Diego se fue a Barcelona.
El ayudante técnico de Ricardo es Nolberto Albino Solano. El Ñol Solano jugó en Boca 32 partidos en la temporada 1997/1998.
De la cancha de Boca, último manotazo de la AFA para encaminar una clasificación que viene de traste, no le hablen a Meléndez, pero menos a Gareca, que nació allí aunque siempre se reconoció hincha de Vélez. En el club de la ribera no tienen un buen recuerdo del Flaco por la huelga de 1984, que terminó con Ricardo y Oscar Ruggeri poniéndose la camiseta de River. A cambio, llegaron el Chino Tapia y el Vasco Olarticoechea.
"La cancha no influye para ninguno de los dos. El que tiene más miedo es Argentina", machaca Meléndez como memorizando el discurso. "Quieren jugar en la Bombonera porque les está yendo mal en la cancha de River. Por eso recurren a la mejor cancha del mundo. Mejor que la de Real Madrid, que la de Barcelona, que la de PSV (se confundió y dijo PVC). Estuve allí varios años, era una mosca en la leche con tanto blanco alrededor", recuerda a los 75 el Negro Meléndez con la misma elegancia con la que anticipaba a los delanteros rivales con la camiseta número 2 del equipo xeneize.
"Don Alfredo Di Stéfano decía: «Quiero al Negro y 10 más» y eso era un halago para mí", dice con los ojos clavados en el recuerdo. Boca fue campeón en 1969 con Di Stéfano, emblema de River, en el banco de suplentes.
"Cuando Boca estaba en problemas, tener a la gente tan cerca ayudaba bastante. Por eso yo les digo, la cancha se puede inclinar tanto para Perú como para Argentina porque no juega Boca. No se las recomendaría cuando juega Boca. En ese caso les hubiera dicho que tengan cuidado, que equipo que entra a jugar contra Boca en la Bombonera arranca perdiendo 1 a 0", cuenta en una entrevista con Radio Capital de Lima, propiedad del Grupo RPP, un pool de medios de comunicación peruano.
Allí, a Meléndez, que integrará la delegación peruana sin haberlo hecho nunca antes desde que dejó la actividad en 1977 tras clasificar a su selección al Mundial de Argentina, le hacen la referencia que cae de madura: el caso paradójico de que Gareca conoce mucho más la Bombonera que Jorge Sampaoli, pero la reflexión sigue siempre para el mismo lado, con la misma pulcritud con la que llegaba a los cierres como último hombre machaca y machaca.
"La cancha se inclina para cualquiera de los dos, depende. La desesperación que tienen ellos de no haber logrado hasta ahora lo que pretenden teniendo al mejor jugador del mundo hace que nos lleven a la Bombonera para que nos asustemos, pero no nos vamos a asustar. Nuestros jugadores van a tener el lujo de jugar en la Bombonera".
Y esa es parte de la estrategia y el discurso del cuerpo técnico que comanda el Flaco Gareca para bajarle los decibeles al escenario y en todo caso para que se convierta en un problema para Argentina y un aliado para Perú.
"Hermano, es cierto lo que se dice de la Bombonera. La gente lo ve parado hermano. Sobre todo la número 12. Es verdad que se mueve", repite el Negro Meléndez antes de entregarles el mensaje final a los muchachos de su selección, a los que acompañará por el túnel por el que volverá a ingresar a la cancha de Boca después de 47 años.
"A los muchachos les diría no piensen en la cancha... Vamos a salir a jugar como están demostrando todos ustedes. Si jugáramos contra Boca les diría tengan cuidado porque esa hinchada come, pero va a estar lleno de turistas, de uruguayos, de peruanos, de brasileños, no va a estar la número 12".
Para el final de la entrevista, el Negro Meléndez, que jugará su propio partido el jueves de la semana próxima con el reconocimiento y el cariño de los hinchas de Boca más veteranos, dejó aquella anécdota del partido eliminatorio de 1969 justamente en la Bombonera, cuando Boca no lo dejó jugar para su selección y Perú igual dejó a Argentina fuera del Mundial de México de 1970.
"A mí no me dejaron jugar en el 69. No me dejó Boca porque yo estaba triunfando en Argentina. Alfredo Di Stéfano me dijo: «No te vamos a dar permiso, te vas a quedar aquí a ver a tu selección». Y así fue".
"Yo vivía en La Candela (ciudad deportiva de Boca) y la selección peruana se alojó allí, por eso les pude hacer compañía, estar con ellos".
Otros tiempos, más amateurismo, menos profesionalismo... Más fútbol propiamente dicho.
Como marcarlo a Messi
Julio Meléndez viajará con la delegación peruana por lo que significó para un momento de la historia de Boca y para aventar los fantasmas de la Bombonera que les pueden aparecer a los jugadores de Gareca, pero no escuchar sus recomendaciones de cómo marcar a Messi sería, cuanto menos, un desperdicio. "Por las características de nuestros jugadores la mejor manera de marcarlo a Messi es en posta (de a uno escalonadamente), o rodearlo entre tres. El defecto de todos los defensores es que te marcan mal. A los delanteros hay que marcarlos de frente. Yo marcaba a 10 centímetros del delantero. Por eso anticipaba, pero ahora marcan de atrás. Hay que leer la jugada, medirla, sobre todo si eres último hombre". Palabra de crack.