Sólo faltan cinco días para que haya un nuevo presidente en Newell's. La carrera tomó fuerza y los seis candidatos se enrostran sus pasados y diferencias. Todos tienen en las manos la solución para curar el mal que aqueja a este Newell's que está a la deriva, ese que elevó de tal manera la temperatura que obligó a elecciones anticipadas. Hoy hay un abanico de nombres que tienen la fórmula del éxito para rescatarlo. Es política, claro. Algunos la deben tener y otros, quizás, sólo se vayan en promesas. Es el socio es el que debe descifrar quién fabula o no. Dentro de la lucha en el cuadrilátero electoral las pujas están entre los que fueron parte de esta comisión directiva saliente, los que son y aquellos que estuvieron en la otra vereda. Dentro de las promesas algunos no sólo proponen un cambio rotundo en lo futbolístico si no también investigar lo que se hizo en el último tiempo. Y detectar los errores, si es que los hubo. Hay una ansiedad de poder. De estar, ser elegido y transformarse en el conductor de este Newell's que está en pausa hace varios meses (tiempo que perdió en el armado del nuevo plantel). Ser presidente de un club se dice _muchas veces_ que entrega más chapa que ser intendente. Algo de eso puede haber. Y ese estar arriba seduce, y mucho. Entrega un estatus importante. Más allá de lo personal, lo importante es lo que le suceda a Ñuls. Ese amor tan pregonado por los colores rojinegros debe ser puesto en práctica. Que no sean bellas palabras vacías lanzadas para convencer. Sólo para obtener el voto.