En la época en que la vida del país tuerca giraba en torno a las andanzas de Carlos Reutemann, la gran noticia era que un neocelandés, Mike Thackwell, debutaba a bordo de un tercer Tyrrell con apenas 19 años. Toda una revolución, cuando lo habitual por entonces era todavía que hubiera pilotos con cierta longevidad corriendo. De hecho, el Lole se retiró 20 días antes de cumplir 40 años. Pero el devenir del tiempo y las mayores exigencias físicas hicieron que ya fuera más común la llegada de jóvenes a la Fórmula 1 y el retiro anticipado de los "viejos". Sin embargo, el arribo de Max Verstappen al Gran Premio de Australia 2015 rompió todos los récords, como su victoria el último domingo en el GP de España. Tanto, que le ganó el duelo ma- no a mano a un campeón como Kimi Raikkonen, que había corrido con papá Jos Verstappen.
Max Verstappen no tenía la licencia de conductor cuando se alistó en la pista de Melbourne, el 29 de marzo del año pasado. En agosto de 2014, con sólo 16 años, fue anunciado como piloto oficial de Toro Rosso para 2015 y cuando aceleró por primera vez contaba con 17 años, 5 meses y 29 días. Y ahora ganó con 18 años, 7 meses y 15 días. El piloto que tenía el récord anterior de debut en la Fórmula 1, el español Jaime Alguersuari, contaba con 19 años. O sea que pasará mucho tiempo para que esta marca del holandés sea rebasada, si es que alguna vez se produce.
Pero además de entrar en los Gui- ness, Verstappen obtuvo su primera victoria el día del estreno en el equipo Red Bull. Es que después de los errores cometidos por el ruso Daniil Kvayt en el GP de su país, el team de la bebida energizante decidió hacer el trueque con Max, mandándolo a Toro Rosso. O sea, como escrito para una telenovela.
Y para agrandar más la leyenda, Verstappen ganó sosteniendo un duelo épico con Kimi Raikkonen. Durante más de 20 vueltas, el finlandés de Ferrari, campeón mundial 2007, buscó superarlo y casi siempre se mantuvo debajo del segundo de diferencia, lo que agrandó sin dudas el mérito del joven holandés, que en realidad tiene acta de nacimiento en Bélgica.
Y no termina ahí esta historia con ribetes fantásticos. Raikkonen también fue precoz cuando Peter Sauber lo subió a uno de sus autos para iniciar la temporada 2001. No tanto por la edad (22 años), sino porque antes de debutar en la Fórmula 1 apenas había disputado 23 carreras en categorías menores, por lo cual la FIA, como a Max Verstappen, debió concederle una superlicencia especial.
Finalmente, el moño de esta carrera consagratoria de la que todo el mundo automovilístico habla fue que Raikkonen disputó dos temporadas con el padre, Jos Verstappen, un verdadero ídolo para los holandeses que en las décadas doradas de la F-1 se ufanaban de contar con un Gran Premio en Zandvoort, pero no podían disfrutar de un piloto en pista. El picante Jos, catalogado como un conductor arriesgado y muchas veces cuestionado, apenas obtuvo dos podios (Hungría y Bélgica) cuando compartió equipo con Michael Schumacher en Benetton 1994 (año de la primera consagración del alemán) y en 2001, mientras corría su segunda temporada en el desaparecido team Arrows, y la 7ª en su carrera, se vio muchas veces en pista con Kimi, que hacía sus primeros pasos en Sauber. Después se encontrarían en 2003, con el finés ya en el poderoso McLaren y él ya en declive, en el equipo más débil de entonces, Minardi, el de Faenza, donde debutarían luego los últimos argentinos en la F-1, Esteban Tuero (1998) y Gastón Mazzacane (2000).
Como frutilla del postre se transformó en el primer holandés en ganar una carrera de Fórmula 1. Sí. Redondito. Ni Max ni Jos lo hubieran soñado mejor.