Para ganar hay que saber sufrir. Y vaya que lo hizo por momentos este Newell's remozado al que le costó más de la cuenta doblegar al humilde Quilmes. Mostró en el Centenario dos caras muy disímiles, con una producción pobrísima en el primer tiempo y otra con entrega y enjundia en el complemento, cuando sacó la diferencia con un penal que Ignacio Scocco cambió por gol. Para que la Lepra respirara aliviada, volviera a ganar de visitante después de mucho (diez partidos)y arrancara con una sonrisa el campeonato.
No todo fue sencillo y este Ñuls tendrá que mejorar. El fútbol no se juega sólo con nombres. Todo se ha equilibrado y eso Newell's lo tenía en cuenta, porque venía de sufrir con Morón. A pesar de eso otra vez arrancó con el pie izquierdo porque el cervecero se le animó y lo encaró. No le tuvo miedo y lo atacó sabiendo de las ventajas y las dudas que entregaban los de Osella.
Por eso en la primera mitad generó mucho más que la Lepra. A los 4' Coria avisó con un tiro libre y a los 11' Pocrnjic se quedó con un disparo de De la Fuente. Enseguida la primera llegada de Ñuls con una peinada de Domínguez en un córner, Scocco la tocó y Rigamonti reaccionó magistralmente pegando el manotazo para evitar la caída de su valla. La más clara leprosa.
Fue un espejismo la reacción rojinegra. Porque Quilmes, con todas sus limitaciones, fue y buscó. A los 24' Cristian García metió un zapatazo que controló Pocrnjic y tres más tarde otra vez el nueve metió un cabezazo tremendo, la bocha pegó en el travesaño y el rebote le quedó al uno. Salvada de los del Parque.
Quilmes, el que fue de shopping por jugadores en oferta, no sólo inquietó, sino que le generó a un Newell's estático, sin fútbol.
Hubo seguramente un llamado de atención, reclamo y exigencia en el entretiempo de parte del técnico, porque Newell's arrancó el complemento con otro espíritu, más combativo, con entrega y pases de un rojinegro a otro. Y el equipo cambió la cara. Pensó más en el arco de enfrente y empezó a inquietar. En la primera acción apareció Maxi en el partido, metió un disparo desde lejos y Rigamonti voló para la foto y evitó el gol. Después fue Matos el que con un cabezazo en su primera intervención estuvo ahí de abrir el marcador. Y Newell's iba. Quilmes, a pesar de contar con un jugador más por expulsión de Mateo, estaba pasivo, maniatado. Scocco quedo solito para meter el testazo y la pelota quedó en las tenazas de Rigamonti. Hasta que sobre el final otra vez Nacho encaró con velocidad, pisó el área y le cometieron un claro penal que el mismo delantero cambió por gol.
Que sufrió, sufrió. También le costó mucho encontrar el juego y el camino hacia la victoria, esa que llegó casi sobre el final para dejar de lado la producción futbolística mostrada en el estadio Centenario. Y, así, poder pensar en positivo y buscar la mejoría. Porque lo que vale es ganar.