Lo que pintaba para un sonoro reproche de la gente de Central antes del debut contra Colón, al final terminó siendo un buen mercado de pases para la dirigencia canalla. Obvio que esta percepción deberá ser ratificada con el funcionamiento del equipo en la Superliga. Eso sí, lo que no necesita del auxilio de un resultado es afirmar que la contratación in extremis de Fernando Tobio cambió el escenario de gestión de los directivos. Modificó los ánimos y activó la esperanza para encarar una nueva ilusión. Claro que para llegar a eso, la dirigencia primero tuvo que comerse varios sapos, aunque se rió último y lo hizo mejor. Es que el bendito zaguero que tanto martirizó al universo de Central no sólo ya está bajo las órdenes de Montero, sino que Tobio es realmente mejor que cualquiera de los que fueron apuntados y no vinieron. No es que Central contrató a un jugador que será la reencarnación de Daniel Passarella. Tampoco invita a creer que Central ahora se arropó de candidato porque sumó a Tobio. Nada de eso. Lo único que se intenta decir es que el ex zaguero de Boca cuenta con antecedentes más calificados para triunfar en Central que Tesillo, Galván, Forlín, Caruzzo, Freire y todos los que desfilaron por la pasarela de las negociaciones frustradas. De movida, Tobio jugó y salió campeón con Boca. Si ya pasó el filtro de ponerse esa camiseta y convivir con la presión planetaria que significa Boca, puede jugar en cualquier lado.Un poroto grande se anotó la dirigencia con Tobio. Tan cierto es esto que si no hubiera llegado un zaguero de cierto renombre, los directivos estarían esquivando las esquirlas y no anunciando oficialmente al último refuerzo.