"En 2002, cuando jugaba en Cobreloa, a los 29 años, vino el entrenador Nicola Hadwa, un palestino que llegó de chico a Chile con el éxodo de 1948, y me propuso jugar para la selección de su país la Copa Afroárabe en Kuwait", cuenta el comienzo de su increíble historia como jugador de Palestina el volante central Pablo Andrés Abdala, un trotamundos del fútbol nacido hace 44 años en San José de la Esquina, pero que desarrolló su carrera en Central, Millonarios de Colombia y en los clubes trasandinos Deportes Arica, Cobreloa, Universidad de Concepción, Deportes Temuco y Deportes Melipilla.
Retirado del fútbol en Argentino en 2007, cuando lidió con una rotura de ligamentos de rodilla, el Turquito Abdala dirige ahora las divisiones juveniles del Club Polideportivo Portuario, de San Lorenzo, y vive en Roldán. Con un llamativo parecido con la cabellera del Pibe Valderrama, el Turco explica su compromiso y militancia con la causa de la liberación de Palestina con la misma pasión con la que jugaba
—¿Te sorprendió la convocatoria a la selección de Palestina?
—Fue una sorpresa. Yo sabía los problemas sociopolíticos por los que atraviesan el Estado Palesti no, Jordania, El Líbano y Siria. En Chile los palestinos tienen la mayor colonia en el extranjero y tienen un equipo, Palestino, que jugó contra San Lorenzo en la Sudamericana.
—La Federación de Fútbol de Palestina pidió a la Fifa que prohíba a varios clubes israelíes que jueguen en la Franja de Gaza, el territorio palestino cercado por tropas y colonias israelíes.
—Eso tiene que ver con las ocupaciones ilegales que sostiene Israel y que cada día coloniza más y no le importa un carajo y van para adelante. Son clubes israelíes que juegan en territorios palestinos ocupados. Veo que la lucha del pueblo palestino es una causa justa y que es muy injusto lo que les hacen todos los días los israelíes a los palestinos en la Franja de Gaza, que es la mayor cárcel a cielo abierto del mundo, donde vive 1,8 millón de personas hacinadas y rodeadas, sin control del espacio, del agua ni de la luz. Lo que los nazis les hicieron a los judíos ahora ellos se lo hacen a los palestinos, con el apoyo de Estados Unidos, y los grandes medios no dicen nada.
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Pablo Abdala en el campo de refugiados de Chatila, en Beirut, donde propuso hacer una clínica de fútbol.
—Cuando uno dice Palestina se le viene la imagen de un niño tirándole una piedra a un soldado israelí armado hasta los dientes en un tanque.
—Es así. Esa es la realidad de tener a tu vecino que se mete en tu casa, que avasalla tus derechos y vos no podés hacer nada. Es terrible. Pero no es una guerra. Se trata de una limpieza étnica a un pueblo sin defensas. Esa es la información que no muestran los grandes medios del mundo.
—¿Qué pasa en Cisjordania?
—Cisjordania es la provincia en la que Israel avanza con las colonias que funda. Cuando Naciones Unidas dividió el territorio entre Palestina e Israel, en 1948, ambos países tenían la mitad cada uno, pero ahora Israel ha avanzado tanto con sus colonias que la relación es de un 80 por ciento para Israel y de un 20 por ciento para Palestina.
—¿Cómo era jugar para Palestina?
—Me dieron el pasaporte porque la Fifa les permite tener jugadores de distintas nacionalidades. Ibamos a practicar a Egipto, en un lugar cerca de El Cairo y, por ejemplo, contra Qatar jugábamos de visitante y de local en Qatar. Tenés que ver las cosas que les hacen los israelíes a los palestinos con las ocupaciones ilegales, que hacen con una total impunidad y el silencio de la comunidad internacional. Había jugadores que para salir de la Franja de Gaza para jugar un partido de la selección los hacían esperar cuatro o cinco días para dejarlos pasar por la frontera. En el equipo había tres o cuatro chilenos, un yanqui y un sueco. Jugamos las eliminatorias del Mundial de Alemania y la Copa Asiática en el sudeste asiático. Fue una experiencia muy linda desde el punto de vista sociopolítico y profesional.
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Pablo y el militante senegalés Sheriff, durante una premiación.
—¿Jugaron en las eliminatorias contra Israel?
—No, porque a Israel lo pusieron en Europa, seguramente para evitar jugar ese partido.
—¿Sos una especie de embajador de Palestina?
—¡No...! (se ríe). El técnico de aquella selección, Nicola Hadwa, hoy es presidente del Comité Latinoamericano de Solidaridad con Palestina y el año pasado me invitó a un par de congresos en Caracas y Beirut, donde participé de una experiencia increíble en un campo de 80 mil refugiados palestinos que viven hacinados en Chatila, donde propuse hacer una clínica de fútbol. Me interioricé e hice carne de los problemas del pueblo palestino. Afectivamente estoy con su causa y aporto mi granito de arena. Lo que me mueve es la injusticia de la ocupación y la opresión del Estado sionista de Israel a un pueblo humilde que quiere vivir en paz como cualquier otro, ante la mirada y el silencio de la comunidad internacional. El pueblo palestino resiste como el hincha de Central.
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Abdala junto a su hijo Tarek, de 12 años, en el jardín de su casa.
Amor incondicional del hincha canalla
"Fue un golpe durísimo para todos, pero el hincha de Central tiene algo que lo diferencia del resto para poder levantarse y seguir adelante: un amor incondicional que va más allá de un resultado", opinó Pablo Andrés Abdala sobre la final perdida con River. "Y, como dice una bandera: No hay guerrero sin heridas", advirtió.