"Es una pena ver cómo muchos clubes de barrio se convirtieron en espacios de shows o de timba o se murieron definitivamente. Nosotros estamos orgullosos de haber crecido, sin subsidios ni deudas, y de haber mantenido el espíritu social y deportivo de siempre". El que dice estas palabras sin disimular su orgullo es Eduardo Osia, el único presidente de un club de la ciudad con una gestión ininterrumpida de 50 años. Tiene 83 años, casi los mismo que el club y es quien día a día escribe la historia de Fortín Barracas (Rondeau 1060).
Hace más de 80 años, en barrio Casiano Casas, había dos grupos que jugaban a la pelota en el potrero: uno era Fortín, el otro Barracas. "Se juntaron y allí comenzó a gestarse la vida de club que hoy tiene 600 socios", dijo Osia, pasado y presente de la entidad que late en barrio Sarmiento, al norte de la ciudad.
Osia será declarado dirigente distinguido en el Concejo, por propuesta de la edila del bloque del PRO, Renata Ghilotti. Pero, fundamentalmente cuenta con los reconocimientos de los socios que lo ven todas las tardes trabajar. "Si no fuera por él, por su honestidad y dedicación, tal vez este club terminaría siendo un negocio inmobiliario y no la gran entidad deportiva que es para el barrio", dijo Juan Manuel Parra, integrante de la comisión directiva; un vecino que una vez fue a quejarse por los ruidos que provenían del gimnasio del club, pero fue captado por Osia y hoy es un socio más junto a sus hijos..
Es uno de los 400 clubes de barrio de Rosario y de los de la mayoría que ronda las 8 décadas. No tiene portero ni nadie que pida carnet en la entrada: toda una muestra de familiaridad, aunque Osia dice que las cosas cambiaron con los años.
"Comencé a venir al club para hacer gimnasia con la escuela (la actual República de México), tenía ocho años, luego me hice socio y jugué al básquet. En esa época basquet y bochas eran los deportes, y este lugar (el comedor) se llenaba de jugadores de cartas. Hoy hay doce disciplinas, 160 jugadores de básquet y 60 de bochas. La actividad es incesante y ya no nos conocemos todos", asegura el hombre que se destacó como réferi de básquet, promocionó los bailes del club desde un camión con altoparlantes y también fue locutor de los shows que supieron tener como estrellas a Edmundo Rivero y a Virginia Luque. Como se suele decir: un hombre de toda la cancha.
Acompañado de su esposa, Ketty, el presidente muestra las instalaciones a Ovación. "El piso de las canchas de bochas es de conchillas, de lo mejor en Rosario ; y el de básquet es de madera de guatambú: hay sólo cuatro canchas así en el país y tiene tablero electrónico", afirma Osia con el mejor tono publicitario y luego de mostrar los nuevos baños, parrillas y el gimnasio.
"Es que no es fácil lograr todo esto, y se pudo durante 50 años sin una discusión entre socios ni ninguna del orden judicial", dijo el hombre que es socio vitalicio de su propio club y también de Rosario Central y Argentino de Rosario.
Cuando se le pregunta qué queda por hacer apunta "los vestuarios". Porque permitirían organizar competencias importantes y recaudar más fondos. Y Parra, como representante de la nueva generación de directivos soñó: "Sería bueno también tener una pileta de natación y otra platea en la cancha de básquet, de todos modos los vestuarios son más urgentes". Osia no se achicó con lo que queda. Como desde hace 50 años, destacó lo logrado. "Los festivales de fin de año de patín son espectaculares". E invitó a comprobarlo.