Un gran resultado para un gran partido. Un paso gigantesco de Central hacia una instancia superior. Le ganó al peligrosísimo Atlético de Nacional de Medellín por 1 a 0 y viaja a Colombia sin goles en contra para intentar el sueño de instalarse en la semifinal de la Copa Libertadores. Fue un negocio redondo para un equipo que sufrió muchísimo en el primer tiempo, pero que justificó a partir más de su personalidad que de su juego el resultado en el complemento.
Se desarticuló por la grave lesión de Pinola (ver página 6), se fortificó inmediatamente por el extraordinario gol de Montoya, sufrió muchísimo al punto de armar una línea de 5 defensores en el primer tiempo para frenar el monopolio de la pelota que ejercía su rival y salió a jugar el segundo tiempo con la personalidad de un equipo que en el descanso se despojó de todos los padeceres y salió a pelearle la mejor calidad de juego a un Atlético que ya no fue el mismo y empezó a sentir el peso de las bondades canallas, esas que también aparecen cuando el juego no fluye naturalmente.
Las estadísticas fortalecerán aún más la trascendencia de la victoria: los colombianos perdieron por primera vez en la Copa y no habían recibido goles de visitantes.
Si se separa el partido en dos partes, en dos tiempos, bien podrá confirmarse lo que suele suceder: hay dos partidos en uno. En el primero jugó Atlético Nacional, en el segundo Central tuvo dos chances clarísimas para ampliar el marcador sin ser dominador apabullante.
Al final de un partido con chances parejas, la balanza se inclina para el lado auriazul porque fue el que más situaciones generó. A pesar de eso, hubo momentos muy complicados. Nunca se había visto en la era Coudet a Central tan sometido como en el primer tiempo. Tras el golazo de Montoya el desarrollo se transformó en un monólogo rival que, con escasa profundidad, se hizo protagonista absoluto y obligó a Central a replegarse.
Cómo habrá sido que allá por los 30', cansado de que los costados fueran explorados por los colombianos, Coudet armó una línea de 5 en el fondo para bloquearle los caminos de acceso a Mejía y Pérez, los conductores rivales.
A los 25' Alvarez, que ingresó por Pinola, le sacó el gol a Copete casi sobre la línea. A los 29' falló Sosa en un centro y Burgos le tapó el remate de gol a Guerra. A los 43' Alvarez le hizo un claro penal a Copete. Y luego, un respiro.
Cuando Central pedía la hora una salida temeraria, bien a la colombiana, como la del gol, fue interceptada también por Montoya y casi termina en el segundo. Herrera la tocó por encima de Armani, que la manoteó con la punta de los dedos, y el rebote le quedó al volante, pero fue muy arriba.
El segundo fue otra cosa. Central volvió a la línea de 4 y recuperó el semblante. Y el partido fue otro. A los 16' Armani tuvo una salvada triple impresionante (ver aparte). A los 30' Herrera reventó el ángulo derecho tras una bajada monumental de Ruben y a los 32' Cervi entró por derecha pero el remate al arco le salió centro.
Fueron y vinieron mostrando que se pueden vulnerar, pero el dato más trascendente quedó guardado bajo siete llaves en Arroyito como si fuera un tesoro: ganó Central y no le convirtieron, el combo ideal para ir a las semifinales a la dura Medellín.