Si hay un hecho que distingue por antonomasia al clásico rosarino es que siempre deja secuelas. Que nunca pasa desapercibido, aunque los equipos estén peleando el campeonato o en el último tramo de la tabla. Este cruce mágico de las camisetas de la ciudad siempre entrega tela para cortar, genera héroes y villanos, y arma leyendas sobre vencedores y vencidos. Claro que por la postura que adoptaron ambas dirigencias y entrenadores principales para este cruce por los cuartos de final de la Copa Santa Fe, mandando al ruedo a los pibes de reserva, surgió como hecho positivo que se hayan bajado considerablemente los decibeles, tanto por lo que puede significar el festejo por un triunfo, como sería la contracara de tener que pagar los platos rotos ante una derrota. Y esto, de alguna manera, puede ser lo más satisfactorio de esta versión del clásico. Que no se tome como algo de "vida o muerte", tanto del lado de los protagonistas, como de ambas parcialidades. No es casualidad que Diego Osella y Eduardo Coudet hayan adherido a esta postura de foguear pibes, ya que conocen mejor que nadie el alto costo anímico y futbolístico de afrontar estos partidos con lo mejor en plena etapa preparatoria. Creían que había poco para ganar y mucho para perder.
Por su puesto que quien salga airoso del derby festejará a lo grande, pero sobre el que pierda no habrá un pelotón de fusilamiento de críticas como lamentablemente ocurre. Ojalá que mañana, tanto jugadores, técnicos e hinchas puedan disfrutar de este cotejo más que de costumbre.
Entonces en este contexto de clásico casi amateur, con pibes que todavía no son ídolos de sus clubes, que no tienen sobre sus espaldas el peso de ganar "cueste lo que cueste", está la posibilidad de desdramatizarlo y de alguna manera de quitarles temores y miedos a los jugadores.
Por eso realmente fueron más que llamativas las imágenes que se vivieron en el partido de ida en el Coloso, con las corridas y desbandes en las tribunas, aunque se sabe que aquello no tuvo nada que ver con el fútbol ni con lo ocurría en la cancha porque lo que estaba en juego era el poder del paraavalanchas del Parque.
Pero volviendo al fútbol y las sensaciones que entrega este partido puntual entre los protagonistas y los hinchas de uno y otro lado, hay que destacar que ambos equipos tendrán ahora sí más para ganar que para perder. Porque nadie pedirá que ruede la cabeza del técnico que resulte perdedor ni le lloverán los cuestionamientos a algún pibe que se coma un gol debajo del arco. Algo que debería ser normal en nuestro fútbol, aunque se trate de un clásico, lamentablemente no lo es y en este tipo de partidos perder equivale casi a un duelo futbolístico. Por ello, que esto no ocurra ahora es un gran aliciente para el derby de mañana.
Haciendo esta salvedad de que no se trata de un partido que sea una bisagra, ni que tenga el mote de ser a "cara o cruz", igualmente a ninguno de los dos equipos les dará lo mismo ganar que perder, ni despreciarán el premio "simbólico" que significará eliminar al clásico rival y acceder a las semifinales del torneo santafesino.
¿Qué está en juego para los dos equipos en este choque clásico? Por el lado de Central sería una buena carta de presentación para varios juveniles que hoy parecen estar bastante lejos de los nombres que utilizará Eduardo Coudet cuando inicie el certamen oficial. Está claro que es un interesante banco de prueba para los nuevos valores, que tendrán la motivación extra de asumir el rol protagónico en un Gigante que suele tenerlos como aperitivo. Y también es un lindo desafío para Leonardo Fernández, quien se hizo cargo en este receso de las riendas de la reserva y no hay dudas de que este es su primer gran compromiso al frente de la categoría. Por supuesto que Eduardo Coudet seguirá el partido con gran atención para detectar si allí asoma alguna solución nominal de cara al futuro.
En la vereda de enfrente llega Newell's. Un equipo que no pudo imponerse al adversario en el clásico de ida (0-0) a pesar de jugar todo el segundo tiempo con un hombre más. De parte de los rojinegros también se trata de jugadores que están en la última etapa de formación. Para ellos, el gran desafío es lograr lo que los más grandes no pudieron en los últimos tiempos. Y se trata nada menos que de regalarse a ellos mismos y a los hinchas un triunfo ante el eterno rival, algo que no logra en primera desde 2008, en la victoria 1 a 0 con gol de Rolando Schiavi y que comenzó a ser un karma para los leprosos (luego hubo cinco triunfos auriazules y cinco empates). Y también puede ser otro gran espaldarazo para la gestión de Juan Pablo Vojvoda, quien está haciendo un gran trabajo con la reserva donde este año fue campeón.
En síntesis, mañana habrá otro clásico de la ciudad, es cierto que sin las grandes figuras, pero con la pasión de siempre y con esa menor cuota de dramatismo que invita a disfrutarlo más y sufrirlo menos. Que haya menos histeria ya es un hecho positivo.
La Federación Santafesina intimó a Unión y Colón
La Federación Santafesina de Fútbol emitió ayer un comunicado en el que informa la resolución tomada respecto del cruce que deben disputar Colón y Unión por la Copa Santa Fe. Allí intima a Colón y Unión para que jueguen los encuentros (ida y vuelta) que tienen pendientes por los cuartos de final del torneo. Para eso, la FSF fija como fecha tope el 25 de agosto, siete días antes de la disputa de la fecha FIFA de septiembre, donde se jugarán las semifinales. Si eso no ocurre serán eliminados.