"Tenemos que enfocarnos en lo nuestro, sabiendo que vamos a enfrentar a un rival de calidad. No va a ser fácil, pero debemos conseguir los tres puntos". La frase de Paolo Montero en la previa del partido de hoy ante San Lorenzo pinta de cuerpo entero el contexto que envuelve, al menos en la previa, lo que será el desafío de esta tarde en el Gigante. Ya pasó el debut contra Colón por la Superliga. También es historia el triunfo ante Deportivo Riestra, con clasificación incluida a los octavos de final de la Copa Argentina. Pero eso es historia. Por eso creer que habrá licencias como para sacar un poco el pie del acelerador sería un error. No hay margen para eso. Y lo del Ciclón con un mix entre titulares y suplentes es apenas un ingrediente más. Que no altera la hoja de ruta de un camino que Central está obligado a transitar.
Las expectativas de los hinchas durante la semana expusieron las cosas tal cual son. Más allá de que aquel empate en Santa Fe y la victoria en cancha de Argentinos Juniors para muchos la verdadera carrera por el protagonismo comienza hoy. En el Gigante. Ante su propia gente. Con la obligación, quizá un poco mayor que la del debut y de demostrar.
No hay caprichos en la idea madre. No es que los tres puntos contra Colón tenían más o menos importancia que los de esta tarde ante San Lorenzo. Nada de eso. Pero las alteraciones emocionales forman parte de esa creencia acerca de que hoy es el día para tomar envión y arremeter.
En medio del estreno del equipo ante su gente y de los refuerzos (ver aparte), está esa sensación, generalmente avalada por los resultados que un torneo entrega al final, de que la fortaleza que un equipo logra en condición de local impactará de manera positiva o negativa. Y hoy Central está frente al desafío de comenzar a echar los cimientos de una campaña que encuentre puntos de concordancia con una nueva inversión millonaria por parte de la dirigencia. Una ecuación simple: si la apuesta económica es fuerte, los resultados debieran estar a la altura de las expectativas.
Igual, las dos presentaciones anteriores sirven como punto de apoyo. Ya no hay incertidumbre sobre el nivel futbolístico con el que llega el equipo a la competencia oficial. Lo que hay son dos partidos en los que Central hizo mejor las cosas que el rival (ante Colón le alcanzó para un empate y con Riestra para pasar, aunque de manera ajustada). De eso también podrán valerse Montero y sus jugadores. Ya hay un termómetro que existe.
Incluso a partir de esa mezcla entre juego y resultados se puede potenciar el optimismo. Lo que se vio hasta aquí fue un equipo con capacidad de asumir el protagonismo, cualquiera fuera el rival. Desde esa arista Paolo debe sentirse tranquilo, amén de que también está el terreno en el que con la postura sólo no alcanza.
Sin un encastre de piezas total (Tobio seguirá afuera del equipo y Martínez cumpliendo el rol de bombero en la zaga central), Central puede mirar por el espejo retrovisor y ver que el escaso trayecto recorrido puede servirle como envión. Pero la mirada debe ser escueta y tomar apenas un pequeño indicador. No más que eso.
San Lorenzo es un rival con peso propio, "un buen rival", según aquellas palabras de Montero, pero que no alcanza para equiparar el peso que tendrá la primera presentación del equipo canalla. Hay una necesidad de contar con una vista periférica, pero también una obligación de cerrar el foco para apuntar con mayor nitidez. El DT trató de sintetizarlo mejor que nadie: "Tenemos que enfocarnos en los nuestro".