Si hay un marcador central que dejó una huella en Paraguay ese es Celso Rafael Ayala. Un jugador al que se lo definió como fuerte, elegante y de buen juego aéreo, que marcó una etapa importante con la albirroja. Sus palabras tienen peso y su opinión mucha relevancia, por eso es una voz importante para analizar el duelo que sostendrá el equipo de su país ante la selección nacional de Edgardo Bauza. Un duelo de necesidades, no extremas, pero sí de obligaciones por conseguir una victoria que sirva de aliciente para calmar las ansiedades. Sobre todo del lado argentino. "Los encuentros con Argentina son difíciles siempre porque sabemos del potencial que tiene. Puede estar atravesando un buen o mal momento que va a ser complicado. Espero que los jugadores estén confiados para enfrentarla. Más allá de que esté o no Messi", afirmó en el inicio de la charla el ex jugador, que no dudó en afirmar que "Argentina es un pueblo exitista. Los segundos lugares no alcanzan".
Celso recibe el llamado de Ovación y ante la consulta de si puede destinar unos minutos para una nota sólo atinó a contestar afirmativamente. Respuestas que a veces sorprenden dentro de un fútbol de muchos considerados estrellas y escasa humildad. El ex futbolista (46 años) y ahora entrenador de Independiente de Paraguay otorgó parte de su tiempo para dar a conocer su visión y pensamiento del choque de esta noche entre argentinos y paraguayos, entre otros temas.
"Siempre fueron complicados los partidos con Argentina. Jugar con esa selección es difícil y de visitante no ganamos. En nuestra época sacamos buenos empates en el Monumental que nos sirvieron. Espero que los jugadores estén confiados para enfrentarla. Más allá de que esté o no Messi".
—Para nosotros es ideal. Puede estar bien o mal, pero juega un papel psicológico importante en cualquier equipo. Emocionalmente estaremos más confiados y mucho mejor. Quizás después el partido demuestre otra cosa, pero sin Messi es otra cosa. Los jugadores estarán más tranquilos. Cuando faltan este tipo de futbolistas, con la categoría que tiene y lo que significa en el mundo, es ideal.
—Argentina recibió criticas porque no puede salir campeón. Y hay una división: algunos dicen que hay que valorar que se llegó a las finales y otros sostienen que no sirve si no se sale campeón.
—Del lado argentino no me sorprende porque es un pueblo exitista, siempre quiere ganar. Apuesta a vencer siempre, los segundos lugares no alcanzan, no significa lo mismo que salir campeón. Quieren ser los mejores. Si miro por mi lado paraguayo, llegar a una final es importante. Y jugarla es lo máximo más allá del resultado que se obtenga, porque no es poca cosa. Es entendible lo que sucede por la figura que tiene Argentina, lo que significa Messi y el entorno con muchos buenos jugadores. Y conocer la cultura de Argentina es ganar siempre.
—Se cuestionó tanto a Messi que renunció, aunque después decidió volver.
—Cuestionar al mejor del mundo y todo lo que brindó a la Argentina no se entiende. No se puede comprender. Es el máximo referente que tiene hoy Argentina y no se lo puede criticar. Lo admiro mucho y lo valoro como jugador. Es excepcional. No entiendo cómo se lo puede cuestionar.
—En Paraguay estuvo Martino y dejó una gran imagen en el fútbol paraguayo. ¿Cuál es tu visión?
—Sí, la verdad es que Gerardo dejó algo muy importante. Llevó a la selección a estar en cuartos de final en un Mundial, algo que nunca se logró. Con él se hizo una gran campaña. Llevó a cabo un buen proceso antes del Mundial con una buena Copa América. Paraguay nunca llegó a esas posiciones y es valioso. También dejó su sello a nivel de clubes. Es un DT muy respetado e incluso se pensó en él para que dirija de nuevo a la selección.
—Paraguay está en un proceso de recambio y cuando se produce eso se modifica el andar futbolística. Hoy parecería que le cuesta encontrar los jugadores y el juego.
—Es complicado. Estamos en una etapa de renovación, y hay que encontrar el equipo, una regularidad que nos está costando mucho. Jugamos bien un partido y mal otro. También hay cierta falta de jerarquía que tenía antes la selección con futbolistas de la talla de Chilavert, Cardozo, Gamarra, Arce, Acuña. Ese tipo de jugadores que hasta hoy no se ha encontrado suplir. Por eso es difícil encontrar la regularidad. Son muy jóvenes y los que están afuera no son titulares indiscutidos en sus equipos. Se está buscando, hay una renovación que cuesta y es complicado, más en una selección. A pesar de todo esto Arce está haciendo un buen trabajo y colocando las piezas en su lugar. Nos falta la regularidad y con eso se jugará mucho mejor. Principalmente seguir prendido y en busca de un nuevo Mundial.
—Mencionabas a Chilavert, un tipo polémico por su forma de ser y expresarse. ¿Cómo lo ven ustedes?
—Es una persona respetada. ¡Quien mejor que él para hablar y decir cosas que no se dicen o no se quieren decir! El no tiene problemas y se lo escucha mucho. Sigue siendo un referente para la gente. Hay que entenderlo y comprenderlo, algunos lo hacen, otros no. Muchas veces las cosas dichas de frente o las verdades molestan.
—Muchas veces dijo que hay gente que toma decisiones detrás de un escritorio y no sabe mucho lo que pasa dentro del fútbol.
—Sí, se lo he escuchado. Puede ser cierto o no. El fútbol ha cambiado. Hoy hay muchos intereses, hay asociaciones, son privatizadas de alguna forma y existe todo tipo de gente metida. Los jugadores y dirigentes deben aprender mucho.
—Maradona dijo una vez “la pelota no se mancha”, aunque la realidad es que está manchando con casos de corrupción, negociados en Fifa y otros ámbitos.
—Sí, como en todos los ámbitos. Hay errores, equivocaciones que se cometen sin querer y adrede. Es difícil erradicar eso. En todos lados pasa eso. El fútbol sigue siendo un juego, un deporte. Es cierto que hay muchos intereses. Produce y atrae mucho. De un tiempo a esta parte se lo dejó de mirar como un deporte y se lo hace como un producto. Es tan lindo y hermoso que hay que cuidarlo. Como dijo Maradona, hay cosas que son ciertas.
—¿Qué recuerdos tiene de su paso por Central?
—Es uno de los más lindos que tengo. Me marcó en mi carrera porque fue mi primera transferencia al exterior. No lo voy a olvidar nunca. Veo los partidos. Está (Eduardo) Coudet, una excelente persona, un amigo y como jugador un indiscutido. Hoy lo sigo también por eso. Haber jugado en uno de los equipos más grandes de Argentina, por la gente que tiene, fue algo muy lindo.
—¿Cómo le fue en los clásicos?
—Jugué dos y los empaté. No gané ni perdí, ja. La pasé muy bien. Aprendí mucho para jugar después en el fútbol argentino, en River por ejemplo.
—En Rosario se viene el clásico en pocos días más y existirá una transformación en la ciudad.
—Me imagino como debe estar la gente, cada uno por su club. Es un clásico particular porque viví cosas importantes. Semanas antes uno tiene cierta presión porque hay que ganar y todo tiene un sabor diferente.
—¿Le pasó algo llamativo?
—No, cuando me tocó jugarlo era algo nuevo. Vivirlo fue especial porque en Paraguay los clásicos no se viven de esa forma. Me sorprendió que semanas antes ya se hablara del partido. Después dentro de la cancha fue terrible con la gente. Sinceramente nunca viví algo así y pasar por eso por primera vez en mi carrera fue llamativo.
—Es una lástima que se haya perdido parte del folclore por la violencia y no haya visitantes.
—Lastimosamente sí porque es muy lindo jugar con la cancha llena y con gente alentando por sus equipos. No sé qué sabor tendrá ahora con sólo locales, pero uno cuando entra al campo de juego quiere ganar y hacer lo mejor. A nivel público ahora no debe tener el mismo sabor. Es otro el ambiente y el condimento.