"Un gran saludo para todos. Amo a mi Rosario querida, a la gente de mi club (Yacht)... Creo que esta medalla también se ganó por tanta energía que había dando vueltas en este equipo, La verdad es que tenemos mucha gente que nos apoya, que nos acompaña, que estuvo y está con nosotros y eso se siente muchísimo. En Rosario están muchos de ellos, se los agradezco un montón y les mando un saludo muy grande".
En medio del momento más importante de su carrera deportiva, Cecilia Carranza Saroli tuvo tiempo para recordar a su ciudad y a su gente, aunque a decir verdad, la mayoría de ellos parecían estar ayer en Marina da Gloria, escenario donde por primera vez en la historia una mujer rosarina ganó una medalla de oro en un Juego Olímpico.
—¿Vas a parar de llorar en algún momento?
—Podría estar llorando desconsoladamente, está bastante controlada la cosa (sonrisas).
—¿Cómo imaginabas este momento?, porque supongo que lo imaginaste.
—Si no lo imaginás, no lo lográs. Hay que imaginarlo, hay que creerlo, hay que verlo, para que después se haga realidad.
—Contame cómo pudieron sobreponerse a las sanciones.
—No te podés quedar atrapado en lo que pasó. Lo que pasó, pasó y hay que mirar para adelante. Lo primero que hicimos fue tomar la penalización y ver cómo hacer para recuperar la regata.
—Seguramente hay muchos agradecimientos por hacer.
—Hay tanto para agradecer. No quiero decir primero una cosa y después otra, pero creo que a nuestro equipo de trabajo, a nuestro entrenador Mateo, Cole, Dani Espina, que es nuestro profe de yoga, Matías Galiardi que es nuestro preparador físico, con quien estuve trabajando este año y la verdad es que agarró un fierro caliente conmigo, y obviamente que a toda mi familia y a toda la gente que nos apoya. Acá todos trabajamos muchísimo, no sólo Santiago y yo.
—¿Qué es ser campeona olímpica?
—Sigo siendo la misma que ayer. Es simplemente un premio al esfuerzo.
—¿Te das cuenta que sos campeona olímpica?
—Creo que no (risas).
—¿Quién es Santiago Lange?
—Uno de los mejores deportistas que tiene nuestro país, una gran persona, un gran amigo, un gran padre. Una persona sumamente admirable, el mejor timonel de nuestra flota y fundamentalmente una persona para exprimir en Argentina.
—Valió la pena el esfuerzo.
—Siempre vale la pena el esfuerzo, si no hubiéramos ganado también hubiera valido la pena. Se puede dar o no, pero el esfuerzo es lo que te deja tranquilo. Primeros o quintos hicimos el mismo trabajo para llegar acá. No cambiaríamos nada porque fue puro esfuerzo porque nosotros pensábamos que era lo mejor.
—¿Cómo fue la noche previa?
—Tranquila. Estábamos preparados gracias a Dani Espina para todo y eso genera tranquilidad. Dormí toda la noche como un angelito.