Central anoche caminó por la cornisa de la eliminación a la clasificación de la Copa Sudamericana. Estuvo dos veces en el limbo y casi afuera de carrera de lo que es su único objetivo en este semestre futbolístico. Porque a los 25 minutos del primer tiempo ya perdía por dos goles y estaba al horno, sin respuestas ni con ni sin pelota. Pero logró empatar en una ráfaga de agresividad con los gritos de Martínez y Teo. Y en el complemento otra vez se le vino la noche y cuando la T se preparaba para festejar el 3 a 2 apareció Leguizamón para meterse en el mar de piernas del área cordobesa y clavar el 3 a 3 final. Un resultado que en la previa podía sonar escueto, pero por cómo se dio el trámite desfavorable para el canalla terminó siendo positivo porque le permite llegar al menos a la última fecha con chances de meterse en el certamen internacional. Hoy, incluso, antes de que juegue Defensa y Justicia, los auriazules están entre los clasificados.
Lo que está claro es que Central dejó pasar una chance inmejorable de cantar victoria en su cancha y sumar puntos gruesos para alimentar el sueño copero. Lo peor de Central estuvo en el juego, porque tal vez haya sido una de las peores presentaciones del equipo de Paolo Montero. Talleres sólo con darle pases a los compañeros le complicó la vida al canalla, en especial en un primer tiempo muy favorable al visitante.ç
De manera llamativa los auriazules no tuvieron al inicio del partido la enjundia ni el fútbol que ameritaba la final que se jugaban ayer. Por eso siempre estuvieron a contramano del trámite. Talleres estuvo dos veces a tiro de liquidar el pleito, una vez en cada etapa. Pero si hubo una virtud en el equipo de Paolo fue no rendirse jamás. Aún sabiendo que anoche era menos que el rival en el juego y que las cosas no le salían desde la precisión como en cotejos anteriores.
Pero Central en los momentos más complejos puso lo que tenía que poner. Garra, vergüenza deportiva, amor propio y rebeldía. Con esos atributos salió de perdedor y al menos rescató un empate sobre la hora que lo deja con la llama encendida de la clasificación copera, cuando parecía que el fuego se extinguía definitivamente.
Claro que era una noche especial porque significaba la última presentación en el Gigante de Damián Musto, que se retiró ovacionado antes de meterse en el túnel. De Teo Gutiérrez, que anotó de penal, no estaba jugando mal, pero Delfino vio que ponía la pierna donde no debía y le valió una amarilla que se transformó en roja y así fue seguramente la última foto del colombiano con la camiseta auriazul. Musto sí podrá estar en San Juan.
De cara al cotejo decisivo ante los sanjuaninos tampoco estarán Gustavo Colman ni Hernán Menosse, ambos con cinco amarillas, y habrá que ver la sanción que recibe Javier Pinola, expulsado ante Banfield. Por ello la única buena es que volverá Camacho. La cierto es que Montero tendrá que reamar la tropa para la excursión cuyana.
Central (43 puntos, diferencia de gol más nueve) no depende de sí mismo para meterse en la Sudamericana, por eso hoy hará fuerza para que Temperley derrote a Defensa y Justicia (43 puntos, más seis de diferencia de gol). Pero, más allá de la suerte que hoy corra el Halcón de Florencio Varela, el canalla irá con chances reales de meterse en la copa cuando el sábado visite a San Martín de San Juan.
Desde el juego anoche Central dio un paso atrás, que pudo dejarlo fuera de carrera. Desde lo anímico el empate puede generarle un plus de motivación para jugarse todo en suelo cuyano. Ayer quedó con vida y por cómo venía la noche no es poca cosa.