Central pegó el golpe justo, el de realidad futbolística de Newell's. El que fue a buscar con ilusiones. La Lepra no tuvo el envión que necesitaba para justificar el protagonismo en el campeonato. Y el canalla festejó en casa ajena ante un rojinegro que quedó dolorido y sin atisbos de reacción. El 3 a 1 fue letal, justificado por lo sucedido en un terreno de juego por momentos minado y transitado por jugadores que intentaron ganar la batalla a lo guapo. Con roces lógicos por lo que significa un clásico tan pasional y que tuvo un escenario pintado de rojo y negro furioso. Los de Arroyito justificaron con goles y, en ciertos momentos, con fútbol una victoria ante un rival ausente, adormecido y sin ideas claras. Una imagen llamativa de un conjunto que pelea en la zona de arriba y aún sigue vivo gracias a la caída de Boca, al que visitará el domingo. Aunque, sin dudas, dejará secuelas.
Los largos días que sirvieron de antesala al tan esperado derby quedaron reducidos en noventa minutos. Y de todas las especulaciones algunas se cumplieron y otras quedaron archivadas en la nada con el resultado final, con victoria auriazul y con el partido suspendido cuando aún restaba un minuto de tiempo adicional. Central se lo llevó por delante y esa fue una de las claves principales para justificar el triunfo. Y Newell's esta vez no contó con los iluminados tres mosqueteros (Maxi, Formica y Scocco), que estuvieron apagados y, salvo el Gato, casi no entraron en juego.
El "si hubiese entrado la de Amoroso" quedó grabado a fuego en los corazones leprosos. Porque Newell's insinuó en la primera imagen del partido cuando Formica se escapó con determinación por izquierda, el centro lo tapó Rodríguez y Joel estuvo ahí nomás de hacer explotar el Coloso. Habían pasado apenas 46 segundos. Otra historia, quizás, se habría escrito de este nuevo clásico intenso. Pero el ex bahiense no pudo convertirse en héroe y quedó como un villano.
La cara a los canallas se les deformó. Y reaccionaron, despertaron del momento de insomnio y tras un quite de Camacho a Quignon metieron un ataque mortal que terminó con Carrizo rompiendo el cero. Para sacudir el ambiente y causar sorpresa en un Coloso inundado de pasión.
Todo lo planificado por Osella debió modificarse sobre el vamos. En 9' debió cambiar la estrategia y salir a buscar con mayor determinación. Y se sabe que pasa cuando eso sucede. Central se sintió como patrón de estancia y sacó provecho de la desesperación del local. El canalla venía ganando con comodidad en el medio y desde ahí se gestaron las pocas acciones de riesgo. Y supo sacar fruto de la distracción leprosa. Carrizo tocó en un córner para un Colman que tuvo todo el espacio y tiempo necesarios para acomodar su pie derecho y enviar un centro milimétrico, que encontró la palomita de Ruben para el 2-0 que parecía letal.
Newell's dio la sensación de que le iba a ser imposible modificar un resultado que parecía sellado. Tuvo todo el complemento para ir a buscar la heroica, pero careció de empuje e ideas. Porque Central hizo fácil lo difícil. Apenas pudo movilizarse y esperanzarse con el zapatazo goleador de Formica sobre el final. Fueron segundos de éxtasis pleno, que se evaporaron cuando Herrera cerró la victoria para desatar el carnaval auriazul.
Central fue efectivo y simple para construir el triunfo. Newell's repitió actuaciones anteriores, las que quedaron disimuladas por los resultados obtenidos. Y en la tarde dominguera le pegó el golpe de realidad más allá de que sigue vivo en el torneo. Aunque por resultados ajenos.