Cambiaron mucho las pretemporadas desde tu época de jugador, cuando corrían grandes distancias y hacían muchos trabajos en la arena.
Seguro. La preparación física es lo que más ha cambiado en el fútbol. Las modificaciones en los sistemas de juego no han sido tan revolucionarias como los cambios en los trabajos físicos. Nosotros, en mi época de jugador, hacíamos pretemporadas en las que corríamos diez kilómetros o realizábamos pasadas de mil metros a todo ritmo. Ahora se hace mucho trabajo de potencia. Evolucionó muchísimo el área física y eso nos permite a los técnicos contar con el futbolista bien preparado mucho antes que hace unas décadas.
¿Cómo está el grupo, cómo ves el ánimo de los jugadores?
El grupo está muy fuerte. Realmente es un grupo con un gran sentido de pertenencia. Tenemos líderes muy positivos que le han hecho fácil la estadía a los chicos que llegaron. Son líderes dentro y fuera de la cancha. Encontrar este tipo de jugadores a un entrenador le simplifica la tarea. Hay gente con un sentido de pertenencia muy grande que a nosotros nos ha hecho más fáciles las cosas.
¿Cuál es la mayor virtud de Newell's, qué es lo que más te gusta de tu equipo?
Que se sabe acomodar a los momentos que tiene el partido durante los 90 minutos. Más allá del gran grupo que tenemos, que eso es algo para resaltar. En partidos que fuimos protagonistas, a los jugadores no les pesó llevar adelante ese rol de manejar el trámite. Y en encuentros donde nos tocó sufrir, los futbolistas se supieron acomodar a esa circunstancia e intentaron salir de la situación sin renegar. El equipo entiende que hay momentos de los partidos que son buenos y otros que son malos. Y en estos pasajes desfavorables no reniega y por el contrario trabaja y batalla para salir de esa instancia. Ahí se puede encontrar una virtud.
Cada técnico tiene su librito y algunos quieren que sus equipos jueguen igual durante los noventa minutos. ¿Se puede lograr eso?
Es imposible. Porque siempre hablamos de momentos. Es muy difícil sostener la superioridad sobre un rival en todo el partido. El fútbol es muy parejo y cada uno lucha por un objetivo. Hay equipos que luchan por permanecer, otros por engrosar el promedio y algunos por el campeonato.
Más allá del juego, lo que vos no negocias es el sacrificio, la entrega y la intensidad de parte de los jugadores.
Este grupo se acostumbró a eso. Nuestro caballito de batalla es no negociar la intensidad, la predisposición ni la rigurosidad táctica. Si el jugador entiende eso, nosotros a la calidad la tenemos adentro con futbolistas destacados. Si vamos por este camino tenemos la posibilidad de armar algo lindo.
Están segundos en el torneo y el puntero Boca perdió a su principal figura Carlos Tevez, que emigró a China. ¿Se pueden ilusionar con pelear arriba hasta el final del certamen?
Sí. Pero si yo le cambio sobre la marcha el mensaje al plantel no es bueno. Si lo desenfoco o lo ilusiono con algo que no sabemos si va a suceder es malo. Una cosa lleva a la otra. Nosotros tenemos que seguir como lo veníamos haciendo, que es partido a partido. El encuentro siguiente es la final que podemos resolver. En eso está enfocado el grupo. Hay que ser sensatos y coherentes con el mensaje para no confundir. Fuimos muy regulares en las catorce fechas, pero en algún momento nos va a tocar perder y es ahí cuando aparece la coherencia y la capacidad para enfocar al grupo detrás del objetivo original que nos propusimos desde el primer día, que es sumar la mayor cantidad de puntos.
El hecho de que en el inicio de la pretemporada en Rosario los jugadores no entrenaron un par de días por la deuda salarial, ¿afectó en algo a tu trabajo y la puesta a punto?
No. Porque tenemos tiempo. Este grupo es tan inteligente que sabe en el momento que tiene que luchar y pedir por lo de ellos. Lo reclamaron a tiempo, en el momento justo y con total justificación. Eso a nosotros no nos modificó en nada lo planificado. Estoy contento de que se haya solucionado el atraso salarial. También hubo una coherencia dirigencial importante y se llegó a buen puerto.
Tenés en el plantel a Maxi Rodríguez, Nacho Scocco, Mauro Formica y Víctor Figueroa. Se puede afirmar que en la gran mayoría de los equipos del país no hay tantos jugadores de tamaña categoría del medio para adelante. ¿Este es el plus que tiene Newell's?
Son los jugadores distintos que están muy bien rodeados por gente de experiencia, que vino con un perfil bajo, y por jóvenes que tienen una proyección muy importante. Estos jugadores en el ritmo que están son distintos y la fortaleza es que están muy bien secundados.
¿Cómo hiciste para recuperar por ejemplo a Nacho, a Maxi y al Gato, que no venían bien desde lo futbolístico?
Vine sin preconceptos sobre el grupo. Llegué con la ilusión de que iba a dirigir a grandes futbolistas y sólo los entrenamos. Y encontré en ellos algo recíproco: se dejaron entrenar. Pusieron de manifiesto la jerarquía que tuvieron durante toda su carrera. Desde que llegamos nunca encontramos una respuesta negativa de parte de nadie a la hora de entrenar. También es injusto no mencionar a jugadores de la talla de Diego Mateo, que se retiró y lo vamos a sentir; de Coty Fernández, que no está más, o de Sebastián Domínguez, que está peleando por un lugar. Son todos jugadores referentes con los que no tuve ningún preconcepto, como hubiera sido creer que no se iban a querer entrenar, fue todo lo contrario. Me demostraron lo que han hecho durante toda su carrera, que es ser grandes futbolistas.
Diego Mateo tiene un perfil tan bajo que no le avisó a nadie que se iba a retirar en la última fecha ante los sanjuaninos. ¿Te alertó a vos?
Dos días antes de ese partido Pomelo me dijo que me haga la idea de que existía la posibilidad de que se retiraba del fútbol. Le pregunté si estaba convencido y me dijo que lo estaba pensando. Nos enfocamos en el partido y al término del primer tiempo con los sanjuaninos me confirmó que se iba a retirar y que lo saque a los cinco minutos del complemento. Me dijo que estaba decidido y ahí en el vestuario lo abracé. Le expresé que tenía la humildad de los grandes y le agradecí por todo lo que nos dio. Le comenté a Nacho Scocco y le avisaron a la voz del estadio para que lo anuncie. Tal como merecía cerrar su ciclo en Newell's, justo antes de que lo reemplace convirtió un gol. Hay muchos que no van a creer que fue así. Si uno lo quiere guionar no sale tan emotivo. Le agarré un cariño muy especial y merecía cerrar su carrera de esa manera. Mateo le dio mucho a Newell's. Va a quedar en la historia como uno de los laburantes, de los jugadores trabajadores con los que se identifica la gente. Diego, con el paso del tiempo, va a ser eso. Le deseo lo mejor y en mi ciclo tiene las puertas abiertas de Newell's desde el lugar que sea y él quiera estar.
Vinieron José San Román y Jacobo Mansilla, que son incorporaciones sin nombres rutilantes pero con ganas de progresar. ¿Estás conforme con la llegada de este tipo de jugadores?
Son los dos jugadores que fui a buscar cuando terminó el torneo. Tenía que traer sobre el perfil que trajimos en el mercado anterior. Gente que tenga ganas de jugar en Newell's y los dos me dijeron que sí de entrada. Eso es lo que yo pretendo, que estén contentos de estar acá. Son dos trabajadores, laburantes del fútbol y aportarán su experiencia y sus ganas.
¿Vas a usar el tercer cupo de refuerzo?
Lo voy a pensar. Escuché algunas críticas sobre por qué vinimos a Mar del Plata y por qué incorporamos a dos jugadores con el plantel en la situación económica en la que estaba. Jamás le haría daño al plantel sabiendo que alguna decisión del cuerpo técnico pudiera generar que no cobren. La pretemporada estaba armada hace dos meses. Y cuando me fui de vacaciones pasé los nombres de los refuerzos y la dirigencia los pudo traer. El otro cupo de refuerzo lo usaremos si el club está en condiciones y si podemos traer al reemplazante de Matos. Igual lo que tenemos en el plantel es mucho y nos vamos a arreglar.
¿Cómo es trabajar con tu hermano como ayudante de campo?
Estar junto a Javier es sensacional. Estamos juntos desde que nos iniciamos. Lo hice dejar el fútbol en Acebal y nos fuimos a trabajar a La Emilia de San Nicolás. Después estuvimos en Chile por dos pesos logrando ascender al San Luis de Quillota. Nos separamos en el proceso de Patronato y Colón, cuando él estaba en Rivadavia de Venado Tuerto. Pero después volvió a Olimpo con nosotros y ahora está acá conmigo. Es mi mano derecha en cuanto a la toma de decisiones futbolísticas. Tenemos un grupo de trabajo muy bueno.
¿Qué significa para vos ser el técnico de Newell's?
Es el sueño que tuve desde que empecé a entrenar. Ni más ni menos. Desde que comencé lo hice para ver si en algún momento existía la chance. Entendí que sería muy difícil, pero no renegué. Trabajé y me preparé. Fui un luchador del fútbol. Tuvimos un buen paso por Colón y Olimpo y este presente en Newell's. Disfruto de cada día que estoy acá.
Y tanto disfrutás que en el torneo pasado antes del partido con Gimnasia estuviste internado por una arritmia y pediste dirigir igual el fin de semana.
El médico quería que me quedara internado. Pero le dije que me saque por favor que me iba a hacer mal quedarme ahí adentro. Después se lo pedí por favor en ese momento al médico Darío Souto, que lo habían mandado de Newell's. Le rogué que me saque porque necesitaba dirigir. Se me había ido la arritmia. Un cardiólogo me dijo que estaba loco. Otro me dijo que tenía que pensar en otra actividad (risas). Pero después al final pude salir del sanatorio y fui directamente a la práctica, no me fui ni a mi casa. Mi señora me dijo que estaba loco. Fuimos a la concentración y tuvimos la suerte de ganarle a Gimnasia. Mi familia me conoce y sabe que soy así desde siempre.
¿Cómo catalogás a la victoria en la cancha de Central en el último clásico con el gol de Maxi?
Creo que para muchos de los que estábamos ahí fue la victoria más importante de nuestras vidas. De nuestra carrera, digo jugadores, cuerpo técnico, directivos, asistentes y auxiliares. Porque estábamos solos dentro de esa cancha. Había que cortar de cualquier manera la racha negativa.
Justo el nuevo técnico de Central es Paolo Montero, con quién en el último partido entre Newell's y Colón en Santa Fe tuviste un incidente en la manga. ¿Quedó algún resquemor?
Eso quedó ahí. No hay ningún problema. Son cosas que suceden en el fútbol. Las pulsaciones están altas y yo lo dejo adentro de la cancha. Los dos tenemos un perfil bajo como para andar haciendo de esto una novela. Quedó en el vestuario y ya está. No hay ningún recelo.
¿Te molestan las críticas del periodismo?
Quiero que quede claro que no soy de consumir las redes sociales porque no las tengo. Entiendo y respeto el trabajo del periodista y acepto las críticas cuando el equipo no juega bien, pero cuando se cruza una línea y se agrede, eso no está bien. Me han hecho saber de críticas objetivas sobre que el equipo no jugó bien, pero también de críticas desmedidas que pasaron la línea metiéndose con cosas que no corresponden. Estas últimas me molestan y las enfrento.
¿Es muy difícil ser técnico del equipo que sos hincha o es un plus?
A eso lo dejé de lado desde el momento en que tomé esta profesión. Porque si no pierdo objetividad y entro en una locura generalizada que no me deja pensar o ejecutar de la manera correcta. Me enfoco en la tarea de dirigir y en el liderazgo. Hoy los entrenadores jóvenes trabajamos todos más o menos de la misma manera y el secreto de la profesión está en el liderazgo, en como uno lo ejerce sobre el grupo. En esto trato de ser muy medido y saber que el liderazgo bien ejecutado es beneficioso y mal ejecutado te condena. Voy en línea de ejecutar el liderazgo que me permita encontrar respuestas en el futbolista y que el jugador me responda. No sirve el verticalismo. Eso te lleva a los problemas. Acá hay mucho diálogo entre todas las partes y uno después decide.
¿El objetivo para el 2017?
Tratar de consolidar todo lo bueno que hicimos el último semestre. Y desearles un muy buen año a los futbolistas que nos toca comandar. Y después seguir trabajando y tener la salud para hacerlo.