Martínez encarna a Felipe, un empresario millonario que ha quedado tetrapléjico después de un accidente y está buscando a un asistente terapéutico. Para el puesto se presentan varios candidatos muy calificados, pero él decide tomar al ayudante de su jardinero, Tito, un muchacho muy básico y marginal. Tito no reúne ni por cerca las condiciones requeridas para el empleo, pero Felipe mantiene firme su decisión. La razón es muy simple: Tito es la única persona, en mucho tiempo, que no lo trata con compasión.
Más allá de su extensa trayectoria, Oscar Martínez es uno de los grandes protagonistas del cine argentino actual: viene de actuar en películas premiadas como "Relatos salvajes" y "La patota"; ahora se luce en "Inseparables", que promete ser un éxito de taquilla, y en septiembre estará en la pantalla grande nuevamente con "El ciudadano ilustre", que competirá por el León de Oro en el próximo festival de Venecia. En charla con Escenario, el actor aseguró que la historia de "Inseparables" tiene los atributos de los grandes clásicos y reveló cómo descubrió la esencia de un personaje complejo.
—Es un hombre que practicando deportes de riesgo ha sufrido la fractura de la tercera y la cuarta vértebra y queda tetrapléjico. Lo único que puede mover es la cabeza. Pero al mismo tiempo es un hombre de un positivismo muy infrecuente. Hay un documental en YouTube sobre el personaje real (el empresario Philippe Pozzo di Borgo). Ahí se lo ve a él, durante unos 25 minutos, antes y después del accidente. Hay material en Súper 8 y en video de cuando él estaba en los cumpleaños de sus hijas, cuando todavía vivía su primera esposa. Ahí se lo veía espléndido: un hombre refinado, con buena estampa, culto, millonario, con una existencia envidiable. Y también se ve cómo quedó después del accidente, que fue inmediatamente posterior al fallecimiento de su esposa. La verdad es que él no se autocompadece en ningún momento, y no sólo eso, también hace gala de un muy buen humor. Hay un solo momento en que se quiebra emocionalmente, que es cuando habla de la muerte de su mujer. Está hablando, pero tiene que parar porque se emociona. Me hizo muy bien ver ese video, porque comprendí que, más allá de que la película tiene un tono de comedia y tiene humor, eso sólo era posible desde un carácter como el de este hombre. A lo mejor él ya tenía un carácter de esa naturaleza, y lo que le pasó no sólo no lo modificó sino que lo potenció, como si fuera su mejor recurso para seguir encontrándole un sentido a la vida. Es un personaje inteligente, con una gran interioridad, y con una visión optimista de la vida a pesar de lo que le ocurrió.
—¿Te preparaste de alguna forma especial para componerlo? ¿Significó un desafío?
—Todos los personajes son un desafío, siempre. Pero yo pensé que este iba a ser más sencillo (risas). Después de los dos primeros días de filmación me di cuenta que me dolía hasta el pelo, por estar tanto tiempo inmóvil. No podía mover ni el dedo meñique de una mano, porque si no la toma quedaba inutilizada. Toda la posibilidad de expresión del personaje está en la cara. No puede mover los brazos, ni las piernas, ni gesticular con la manos. Nada. De a poco me fui acostumbrando a eso y encontré que el personaje era muy rico, porque tiene muchas limitaciones pero, al mismo tiempo, es una alternativa muy interesante desde el punto de vista expresivo componer un personaje que tiene que decir todo con la cara y la mirada.
—¿El personaje se rebela contra su entorno?
—Se rebela contra el tratamiento condescendiente, eso lo hace sentir peor. Y por eso él toma a este asistente, que es una persona totalmente alejada de lo que él necesita: primero porque no está preparado ni entrenado para eso, y segundo porque es un muchacho muy marginal, que incluso tiene antecedentes penales. Nadie lo contrataría, sin embargo él lo contrata, porque este muchacho lo trata sin la menor conmiseración, sin respeto por su condición de lisiado, y lo hace con humor. Y así nace una relación muy entrañable entre ellos.
—¿Qué te sedujo del guión en esta versión argentina?
—Todo. Yo vi la película francesa en mi casa, hace unos tres años, de casualidad. Y la película me fascinó. Me pareció una historia bellísima, que te deja muy bien después de verla. Nunca me imaginé que, unos años después, Marcos (Carnevale) me iba a llamar para decirme que Sono Film había comprado los derechos y que me ofrecían hacer la película. Así que me tiré de palomita. No tenía mucho que pensar. El guión está muy bien adaptado por Marcos. Es muy fiel al original, aunque algunas cosas había que cambiar para que sea verosímil en Argentina, sobre todo en cuanto al léxico y el lenguaje. Hay ciertos modismos culturales que le dan una identidad argentina a la película.
—Hiciste una gran dupla con Rodrigo de la Serna en el teatro, en la obra "Amadeus". ¿Cómo fue volver a trabajar con él?
—Yo puse mi granito de arena para que Rodrigo fuera el personaje del asistente, porque sabía que él era la persona ideal para hacerlo. Nosotros tenemos una química estupenda, no importa qué tipo de personajes hagamos. Nos entendemos jugando a lo mismo. Hay un handicap que teníamos para hacer esta historia porque nos tenemos mutuo afecto y admiración, y además nos llevamos más o menos los mismos años que se llevan los personajes en la película. Fue una fiesta la filmación, nos divertimos muchísimo.
—La versión original está basada en una historia real. ¿Conociste alguna historia similar, de esas amistades transformadoras?
—Sí, he conocido, incluso a mí mismo me ha pasado. Las historias amorosas en general, de cualquier índole, enriquecen a las personas. El amor siempre nos transforma. En una amistad también pasa. Lo interesante acá es que es una amistad muy desigual: por edad, por condición social, por nivel cultural y por el tema de la enfermedad. Y sin embargo se produce un encuentro muy hondo entre ellos dos. Eso es lo que conmueve de la historia.
—"Amigos intocables" fue un fenómeno de taquilla en Francia. Y ahora también se está filmando una remake en Estados Unidos. ¿Por qué pensás que la historia atrapó tanto al público?
—Porque tiene los atributos de las grandes obras, de los clásicos, como las películas de Chaplin. Es para todo público, hasta un niño la puede ver, y también una persona muy mayor. La puede ver alguien muy culto y hacer diversas lecturas, y entretenerse y conmoverse. Y la puede ver alguien muy básico, y disfrutarla mucho también. Eso es muy poco frecuente. Hay películas u obras extraordinarias, pero que requieren un determinado tipo de público. En cambio esta película es masiva en el mejor sentido de la expresión.
—El cine argentino está pasando por un buen momento: hay muchas producciones y también convocatoria. ¿Cómo lo ves vos? ¿Habría que cambiar algo?
—Veo que hay una cantidad muy interesante de directores jóvenes, de entre 30 y 40 años. De hecho yo trabajé con Damián Szifron, trabajé con Santiago Mitre y también con Gastón Duprat y Mariano Cohn, que son de esa generación. Son todos directores muy talentosos, con universos propios, que no se copian a sí mismos ni obedecen a una corriente determinada, como pasaba en los años 80, cuando había un cine muy discursivo. Ahora se está haciendo un cine muy interesante y el hecho de que la gente esté respondiendo no es casual. Es porque hay buenas películas. Mejorar se puede mejorar siempre. El fomento a la actividad es muy bueno, pero lo que hace falta es una política de Estado para hacer cine, para salir de un grupo de directores y poder finalmente hablar de una industria. Acá no hay una industria del cine desde la década del 40. Tenemos que recuperar ese nivel.
Maratón de cine: "El ciudadano ilustre" y la filmación de "Toc toc" en España
Por el momento Oscar Martínez no tiene tiempo para hacer teatro o televisión. Está totalmente dedicado al cine: la semana que viene se estrena "Inseparables", y en septiembre llegará a los cines "El ciudadano ilustre" (foto), la nueva película de Mariano Cohn y Gastón Duprat ("El artista", "El hombre de al lado") que lo tiene como protagonista. La lista no termina ahí: el 19 de agosto partirá a España para filmar la versión cinematográfica de "Toc toc", la exitosa obra de teatro del francés Laurent Baffie sobre seis personajes que padecen trastornos obsesivo-compulsivos. Antes de su estreno, "El ciudadano ilustre" ya fue seleccionada como una de las 20 películas que competirán por el prestigioso León de Oro
en el próximo Festival de Venecia. Y allí también se exhibirá "Inseparables", en una nueva sección denominada Cinema nel Giardino. "Vivo este momento con mucha felicidad, porque es algo que yo quería que me ocurriese. Me faltaba tener continuidad en cine y también la posibilidad de protagonizar buenos guiones. En «Relatos salvajes» se me dio esa posibilidad", comentó Martínez. Ahora repite esa experiencia con "Inseparables" y con "El ciudadano ilustre", donde personifica a un escritor argentino premio Nobel de Literatura que hace 40 años dejó su pueblo natal para irse a vivir a Europa. "El personaje es maravilloso. Muy a mi medida. Te diría que fue escrito para mí", dijo el actor. "Este escritor se convierte en una celebridad mundial pero está seco, no puede escribir. Todas sus historias se nutren de lo que pasó en su infancia, en su pueblo. Pero un día le llega la invitación del intendente de su pueblo, que quiere convertirlo en Ciudadano Ilustre. Después de pensarlo mucho, él acepta la invitación y viaja. Y la película es todo lo que ocurre cuando él llega a ese lugar", relató. Entre el 19 de agosto y el 5 de noviembre Oscar Martínez estará en España filmando "Toc Toc", un coproducción entre un estudio español y Netflix. El será el único actor argentino del reparto, que está integrado por actores españoles poco conocidos en Argentina pero muy populares en España.