El actual sistema del transporte urbano de pasajeros de Rosario ya tiene fecha de vencimiento: será a fin de año. El municipio prevé que a más tardar en diciembre próximo comenzará a funcionar el nuevo esquema de colectivos, que modificará sustancialmente la forma de movilizarse de los usuarios del transporte público de la ciudad. El calendario de esta transición, entre lo viejo y lo nuevo, no está librado al azar, y si bien desde el municipio no lo admiten, es evidente que la decisión política de no implementarlo antes de las comicios generales de este año, programados para el 22 de octubre, es por los riesgos electorales que eso implicaría.
La transformación radical del modelo de transporte público que se va a implementar en Rosario fue anunciada el año pasado por la intendenta Mónica Fein con la promesa de que traerá un "salto de calidad" en el servicio. Y puede que así sea. El viejo sistema, con parches y reformas, está vigente desde hace décadas y fue pensado para una ciudad que en ese lapso ha vivido fuertes transformaciones. En cambio, el nuevo esquema fue planificado de manera integral y con sentido metropolitano, y si el municipio da con los concesionarios adecuados que garanticen una óptima prestación del servicio con todas unidades modernas con aire acondicionado y piso bajo (tal cual lo estipula el pliego) el proyecto sin duda puede mejorar la movilidad urbana de la ciudad.
El futuro modelo de transporte de pasajeros es una de las grandes apuestas del segundo mandato de Fein. Y en gran parte su gestión será evaluada por el éxito o fracaso de esta iniciativa que intentará transformar un servicio público bajo órbita municipal y que es utilizado masivamente (actualmente se registran diariamente en promedio 500 mil viajes).
Pero un cambio de modelo de transporte trae aparejado inevitablemente riesgos. Sin lugar a dudas precisa implementarse de manera paulatina para darles un periodo de adaptación tanto a los concesionarios del nuevo servicio como a los pasajeros. Es que en ese proceso de transición es más que seguro que surjan desajustes en el servicio y malestar de usuarios que no se habitúen a las nuevas líneas, horarios y trasbordos. Modificar rutinas ciudadanas no es nada sencillo. Así, en esta época en que a ninguna fuerza política le sobra nada, y menos votos, la Intendencia eligió el camino más seguro y decidió no tomar el riesgo de ir a las urnas en medio de este cambio radical.
En este contexto, se explica el avance en cámara lenta del proceso de licitación del nuevo sistema. La apertura de sobres con las ofertas se realizó el 29 de agosto pasado, es decir hace medio año, y aún no fue adjudicado. Se presentaron cuatro empresas que se disputan dos áreas de la concesión, mientras que se reservó una tercera zona para la gestión de la empresa estatal de transporte. La secretaria de Transporte, Mónica Alvarado, aseguró a La Capital que la licitación se definirá en el segundo trimestre de este año, es decir entre abril y junio próximos. "Una vez finalizada esta etapa, las empresas adjudicadas tendrán un plazo de 120 días para comenzar su prestación, por lo que antes de fin de año deberán adquirir la totalidad de la flota para poner en funcionamiento el nuevo sistema", recalcó la funcionaria.
El nuevo modelo de transporte público de Rosario promete cambios sustanciales en el uso habitual de los colectivos por parte de los usuarios. Por empezar, las líneas cambiarán sus denominaciones: tendrán letras y números. La propuesta consta de tres redes: una red primaria, compuesta de líneas troncales que circularán por los principales corredores de la ciudad; una red secundaria, que aumenta la cobertura de la red primaria; y una red barrial, para necesidades de vinculación internas entre barrios. Así, la mayoría de las líneas tendrán nuevos recorridos, y habrá un esquema de conexiones hasta ahora inexistente. Esto implica que funcionará con el trasbordo como eje estructural (el usuario pagará el boleto al inicio del viaje, el cual tendrá validez durante un tiempo determinado, en el que se podrá usar más de una línea para conectar y llegar al destino final). Adaptarse a todo este cambio llevará algún tiempo y demandará un fuerte y eficiente trabajo de comunicación con los usuarios.
A principios del año pasado, cuando el municipio presentó este nuevo sistema, se anunció que comenzaría a implementarse en el primer trimestre de 2017, pero en los hechos habrá que esperar algunos meses más. En un año electoral, es la política partidaria la que marca los tiempos de la gestión pública.