En el último número del periódico A&P, una excelente publicación editada por la Facultad de Arquitectura de la UNR, aparecen varios artículos, principalmente de docentes e investigadores de esa propia casa de estudios, que abordan las problemáticas urbanas de las grandes ciudades latinoamericanas, y de Rosario en particular. Y si hay un punto en el que todos ellos coinciden es en alertar ante la reconversión urbana que se está produciendo, sin prisa pero sin pausa de la mano de grandes capitales, en la zona de Puerto Norte-barrio Refinería. "Gentrificación" es la palabra que se repite en los textos de esta revista para describir lo que está sucediendo allí. Este vocablo viene del término inglés gentrification, con el que se alude al proceso mediante el cual la población original de un sector o barrio, generalmente popular, es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor.
Justamente, el Concejo Municipal deberá definir próximamente los usos y los indicadores urbanísticos de los últimos terrenos fiscales disponibles en Puerto Norte (la Unidad de Gestión 3, una superficie de 36,5 hectáreas).
El Colegio de Arquitectos realizó hace tres semanas recomendaciones al respecto solicitando el destino público para esas tierras, en lugar de proyectar en esa zona nuevos productos residenciales para un sector social de alto poder adquisitivo.
Y todo indica que en el Concejo se está construyendo una mayoría de voluntades que respaldaría una propuesta en este sentido, que alentaría un desarrollo socialmente equitativo para estos codiciados terrenos.
El titular del bloque socialista, Horacio Ghirardi, señaló el 21 de septiembre pasado que el oficialismo promoverá una iniciativa para la Unidad de Gestión 3 que apuntará a "destinar la mayoría de esas tierras para espacios verdes y comunitarios, y también para viviendas públicas". Y en este marco afirmó que se garantizará una solución habitacional para las familias censadas que desde hace décadas residen de manera precaria en ese sector de Puerto Norte.
Rosario se ha caracterizado por tener gran parte de sus barrios con mixtura social, donde residen distintas clases sociales. Por eso, bienvenida toda iniciativa que apunte a impedir o revertir procesos de fragmentación urbana. Una ciudad fracturada en barrios de ricos y barrios de pobres también crea violencia e inseguridad, ya que no hace más que acentuar las desigualdades y el quiebre social.
Un tema medular que también es abordado por Jaime Lerner, el reconocido arquitecto, urbanista, tres veces intendente de la ciudad brasileña de Curitiba, dos veces gobernador del Estado de Paraná y un referente mundial en el rediseño de las ciudades: "Las ciudades no pueden tener guetos con gente pobre y guetos con gente rica. La sociedad debe mezclarse, compartir los servicios y no estar separada por el nivel de ingreso, religión u otras causas. Debemos tener ciudades donde se conviva".