El macrismo ignorará a Cristina Kirchner en la pelea de campaña electoral hacia octubre de este año. "No hay que mencionarla. No tiene sentido subirla a nuestro ring", le dijo a este cronista uno de los secretarios de Estado que ocupa un amplio y luminoso despacho en el primer piso de la Casa Rosada. De espaldas a su biblioteca, en la que lucen imágenes religiosas y líderes espirituales de distintas procedencias, el hombre, amigo (de verdad) del presidente, explicó el diagnóstico: "Nosotros no vamos a poder limarle ni un solo voto. El que vota a CFK jamás nos votaría. En todo caso, podría cambiar por Florencio Randazzo o Sergio Massa. Ellos tienen que dar la pelea con ella. El lema que hay que dejar grabado en nuestros candidatos es «Cristina no existe»", graficó con toda precisión.
En el gabinete de Mauricio Macri hay un mismo discurso que se repite en on y off ante los periodistas. Es impactante cómo conversar con ellos, incluso sin la presión de los micrófonos, los encuentra en idénticos tópicos. Tan es así que la homogeneidad de las respuestas de los despachos oficiales se traduce, por ejemplo, en que todos hablan del mismo libro. Hay uno que, parece, se ha transformado en la biblia PRO. "De animales a Dioses. Una breve historia de la humanidad", de Yuval Noah Harari, es el texto preferido para citar por los funcionarios. Este libanés de padres judíos escribió además una "Breve historia del mañana" que, así luce, ha fascinado a Jaime Durán Barba al punto de inocularlo en los despachos de Balcarce 50 y de referenciarlo en su último libro (algunos dicen que afanosamente inspirado en Harari).
Como este cronista apenas ha leído las 100 primeras páginas del texto sobre los Sapiens debe guiarse por las referencias literarias que, según esas tesis, sostiene que el hombre es el único ser viviente capaz de haber domesticado o eliminado a los otras especies, aún las más fuertes físicamente. Propone discutir si el avance civilizatorio ha redundado en mayor felicidad o, no menor, si se el hombre logrará desembarazarse de la herencia cultural de sus antepasados. La herencia. Suena a la campaña de estas pampas.
¿Pero qué dicen ministros y secretarios de Estado respecto del 13 de agosto y del 27 de octubre? "Estamos muy bien en el conjunto del país y bien en la provincia de Buenos Aires". Si uno intenta saber qué quieren decir se debe recurrir a una suerte de gráfico en que se ha partido en tres al país. "Tenemos, números redondos, un tercio de provincias que nos votan, un tercio que jamás lo harían y un tercio peleadísimo", explica uno de los integrantes de la mesa política del ejecutivo. No tiene demasiado sentido explicar cuáles son las favorables o adversas por su obviedad. Hay que centrarse en las de mayor número o impacto mediático. Capital Federal aparece arrasada por Elisa Carrió y Rodríguez Larreta como más de un 40 por ciento de votos. Santa Fe (con candidatos nuevos y una pelea feroz entre los socialistas y el gobierno que remeda la peor época del kirchnerismo a la hora de castigar con los fondos a un distrito por no ser del mismo signo partidario) y Córdoba están muy reñidas y, por fin, llega la provincia de Buenos Aires con más del 40 por ciento de los electores de todo el país.
En ese territorio hay encuestas para todos los gustos. Dígase esto como prólogo imprescindible: la falsedad paga y la de error científico de los encuestadores en todos estos años es flagrante. Con esa prevención, se puede señalar que las más neutrales (sic) cuentan de un panorama también dividido en tres tercios con resultados todavía volátiles. Encabezaría Cristina Kirchner con un 30 o 32 por ciento, Esteban Bullrich del oficialismo con 29 a 31 y Sergio Massa arañando el 28 por ciento. Todo, con el margen de error del 3 por ciento, con final abierto. Del lado del gobierno dicen que el hombre ahora asociado con Margarita Stolbizer no superará el 20 por ciento y ven a Cambiemos cuatro puntos arriba del kirchnerismo. La flamante "Unidad ciudadana", en cambio, dice que Cristina bordea el 35 por ciento y que la agrupación de Macri no llegará al 30 por ciento. Para todos los gustos.
María Eugenia Vidal y Mauricio Macri, en ese orden, serán las naves insignias de la campaña. "A la dama la vamos a jugar más adelante", explica un hombre del gobierno de Vidal que diariamente concurre a la Casa Rosada. Por ahora se la va a ver acompañar a toda la lista y bendecir con su presencia. Esteban Bullrich, Gladys González, Graciela Ocaña y Toti Flores irán de la mano o atados al cordón amarillo de la escuelita PRO para demostrar que el proyecto es el candidato y no, específicamente, alguno de ellos. El presidente evalúa sus destinos de campaña. Está descontado que visitará Córdoba y Santa Fe, en donde el cabeza a cabeza es indudable. En la provincia de Buenos Aires sus apariciones serán estratégicas. "No podemos arriesgarlo en el segundo o tercer cordón, en donde en algunos distritos tiene más del 50 por ciento de imagen negativa", explica con sinceridad el mismo secretario bonaerense. Es interesante escuchar los motivos de este número advero porque, al menos él, dice algo distinto al tradicional discurso oficial. "La población bonaerense fue golpeada en serio. El transporte para moverse pasó de ser gratis (muchos jamás pagaron el tren) a tener un precio que aumenta. Las tarifas aumentaron de forma sustancial. Y la actividad industrial que sostenía trabajos o changas asociadas está por el suelo. ¿Cómo pretender que nos quieran?", explica.
¿Qué puede suceder en la política, pensando a dos años, con el resultado de la provincia de Buenos Aires? "Si Cristina pierde claramente, su destino es el de Carlos Menem. Fueros para eludir a la justicia. El gobierno apretará ahí el acelerador", dice el hombre fuerte y amigo del presidente. "Si hay empate técnico, Cristina tendrá aire para pensar su regreso y el gobierno deberá volver a mirar a Emilio Monzó o Federico Pinedo, los arquitectos de los acuerdos legislativos", agrega el funcionario. "¿Cristina ganando por mucho? No existe. Si se pasara, nuestra administración deberá preparase para el peronismo gurka capaz de cualquier cosa", sentencia el secretario para luego añadir: "En cualquier caso, ella no vuelve más como presidenta. En un balotaje pesa más el recuerdo de la herencia que una batallita electoral del 2017. En 2019, Cristina no existe", dijo sin titubear.
Así se piensa en algunos despachos de la Casa Rosada. Allí se piensa eso. El sentir colectivo se develará en apenas un mes.