Con la boutade de Antonio Bonfatti, se puso picante la política santafesina.
Antes de la infeliz comparación del ex gobernador respecto de los errores populares a la hora de votar a Adolf Hitler y a Mauricio Macri (luego pidió disculpas), la decisión de Miguel Lifschitz de recurrir en queja a la Corte Suprema por el incumplimiento del gobierno nacional parecía haberla dado al necesitado oficialismo santafesino un módico tigre de papel para utilizar en la campaña.
Y, como una manera de romper la dualización de macrismo-kirchnerismo, les permitiría a los equipos de comunicación oficiales unificar a ambos ismos en una acción contra la provincia.
De hecho, el episodio institucional más relevante de los últimos años fue la decisión de Hermes Binner de ir a la Corte Suprema contra el gobierno kirchnerista. En aquella audiencia pública del 17 de marzo de 2010, además de Binner, estuvieron Carlos Reutemann y Jorge Obeid. Ahora, Lifschitz encontró también apoyo en un amplio abanico de referencias de la oposición santafesina.
Desde esta columna se adelantó en exclusiva hace siete días que en uno de los escritorios del primer piso de la Casa Gris reposaba la presentación judicial para ir a la Corte Suprema. Una fuente cercana a los ministros del máximo tribunal de Justicia dijo algo más: existió una reunión privada y ultra secreta con el gobernador santafesino.
Pero esa saga de acciones quedó relegada por estas horas frente a los dichos de Bonfatti. "El pueblo se equivocó con Hitler y ahora se equivoca con Macri", patinó. Sorprendió la dureza de la reacción de Lifschitz a la hora de posicionarse, calificando a su antecesor de ejercer "una soberbia incomprensible en un dirigente del Partido Socialista". Durísimo.
Aun cuando hay quienes creen que los dichos de Bonfatti no fueron producto de un arrebato —el actual presidente de la Cámara de Diputados tiene una larguísima trayectoria como orador político—, y que esa verbalización le da una centralidad al Frente Progresista en la campaña, se trataron de adjetivaciones que limaron el affectio societatis adentro mismo de la coalición. Hubo duras réplicas también de Pablo Javkin, el primer candidato a concejal oficialista, y del propio secretario general del PS, Enrique Estévez.
Los dichos en el encuentro sindical del martes rompieron la abulia de la campaña electoral santafesina y también es posible que haya roto lazos internos en el partido de gobierno. Se sabrá.
"Es una locura pensar que eso estaba premeditado. Antonio pidió disculpas sinceras, pero lo que sorprende, sí, es cómo reaccionó Lifschitz. Cuando dijo lo que dijo, Bonfatti ya había pedido disculpas. Al mejor cazador se le escapa la liebre", dijeron anoche en cercanías del ex titular de la Casa Gris.
Había ayer un clima de desazón pronunciado entre los candidatos, a los que les llueve sobre mojado, atento al tercer lugar que le cupo al Frente Progresista en los comicios a diputado y concejal por Rosario. "Puede ser nuestro cajón de Herminio", soltó alguien, cuando la tarde se hacía noche.
En verdad, la frase fue picante, pero el pedido de disculpas de Bonfatti resultó enfático. El vértigo de la agenda política de campaña es pletórico y los cambios de tema, continuos. Tal vez los dichos del diputado provincial queden en segundo plano, pero habrá, sin dudas, efectos colaterales que necesitarán de una política de reducción de daños entre Lifschitz y Bonfatti.
"El gobernador es el gobernador y tenía que cortar por lo sano. Lo único que nos falta es que nos acusen de antisemitas. Miguel aclaró rápido y furioso", revelaron a LaCapital desde calle Dorrego y San Lorenzo. Inmediatamente después de haber leído en este diario los dichos de Bonfatti, el gobernador se tuvo que encontrar con Mauricio Macri en la ciudad de Santa Fe. Como para ablandar el clima, Lifschitz tanteó el ánimo presidencial con un chiste: "Presidente, el 9 de la selección es de Boca, pero los goles para entrar al Mundial los hizo un rosarino".
Mientras iban camino al vehículo que los transportaría, un funcionario nacional palmeó el hombro de un estrecho colaborador de Lifschitz: "Qué manito les dio el Pelado a diez días de las elecciones, menos mal que son camaradas". El aire se cortaba en rodajas.
A los episodios ya mencionados que salcondimentan la campaña, hay que agregarle un tercero: el insoportable clima de tensión entre el Frente Progresista con José Corral. El intendente de la capital provincial culpa a funcionarios de la Casa Gris por la divulgación de los "Corral papers" y a ambos del allanamiento a la Municipalidad de Santa Fe.
En las últimas horas hubo una conversación entre Lifschitz y Corral, en la que el gobernador despejó cualquier responsabilidad propia. "Miguel a lo mejor, no está enterado, pero sus funcionarios están detrás del financiamiento de la operación", soltaron cerca del presidente de la UCR.
Al margen de las polémicas, todos los protagonistas de la historia política santafesina coinciden en que no habrá demasiados cambios en el escenario electoral del 22 de octubre. Por lo pronto, el debate de los candidatos a concejal por Rosario no movió el amperímetro. Habrá que esperar para saber si los postulantes a diputado nacional les imponen otras características a un protocolo de debate que colabora para que se torne casi soporífero.
Se equivocan los que creen que el cuarto domingo de octubre se termina la política, pensada en términos electorales. El día después comenzará la cuenta regresiva hacia el definitorio 2019. Pero este es tema de otra historia.
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