Barack Obama le pidió al Perú y Lationamérica no prejuzgar y darle una oportunidad al gobierno entrante de Donald Trump, luego de anticipar que no habrá mayores cambios en las relaciones de Estados Unidos con la región. Los gobernantes del Asia-Pacífico se reunieron ayer en Lima para tratar de salvar al acuerdo de comercio Transpacífico (TPP), que cayó en estado de coma por la elección de Trump y su cruzada proteccionista. Obama, ferviente partidario de este acuerdo suscrito en 2015 por 12 países tras años de negociaciones, llegó a Lima en la última gira como presidente para participar en la cumbre del foro de Cooperación Económica Asia-Pacifico (APEC), que se desarrolla en un clima de incertidumbre.
Obama, quien debe entregar el poder a Trump el 20 de enero, se reunirá con líderes de los países signatarios del TPP, al cual el próximo presidente estadounidense Trump se opone abiertamente. "El domingo (por hoy) habrá conclusiones claras en términos de seguir promoviendo el libre comercio", dijo el primer ministro peruano Fernando Zavala. "El TPP tiene (otras) 11 economías (Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam). Optimo siempre que esté Estados Unidos, pero si no está, hay la voluntad del resto de seguir", aseguró Zavala.
Funcionarios de la Casa Blanca admiten que las chances de que sobreviva el TPP, suscrito por Estados Unidos y los otros 11 países, son escasas, pero Obama pedirá a los líderes reunidos en Lima que le den tiempo a Trump para articular su política. Desde Obama para abajo, todos los funcionarios han subrayado que Estados Unidos no ha cambiado los intereses económicos ni estratégicos con la elección de Trump y sostienen que el mandatario electo puede equilibrar las posiciones contrarias al acuerdo manejadas en la campaña electoral. "Apenas pasaron 10 días de la elección", dijo el representante comercial de Estados Unidos, Michael Froman. "Cualquier administración nueva necesita tiempo para el proceso de transición, designar su gente, ser informado del estado de las actuales políticas y a partir de ahí tomar decisiones sobre hacia donde quiere ir", afirmó.
La mira en China. Froman alertó sobre los "serios" costos económicos y estratégicos que pagaría Estados Unidos si se aleja del acuerdo que fue concebido como la piedra de toque de la influencia estadounidense en la región de Asia-Pacífico. Sin embargo, algunos aliados están poniendo atención a un acuerdo que tiene en sus manos China para desarrollar el libre comercio.
El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, que desafió riesgos domésticos para adherir al acuerdo respaldado por Washington, visitó a Trump en Nueva York para escuchar al presidente electo. Trump también desató inquietud, especialmente en Tokio y Seúl (Corea del Sur), por cuestionar décadas de obligaciones mutuas en materia de defensa y seguridad.
Tranquilidad. Antes de la visita del presidente Obama, su asesora de seguridad nacional Susan Rice dijo que los aliados deberían esperar que esas obligaciones se sigan respetando. "Está manifiestamente en el interés de Estados Unidos que esas alianzas perduren y que sean una fuente de confianza para nuestros socios y que comprendan que no necesitan salir del paraguas estadounidense", dijo. Aunque remarcó que no hablaba ni especulaba sobre la política exterior que implementará Trump cuando asuma en enero, trató de tranquilizar a los aliados estadounidenses de la Otán y en el Pacífico de que no serán abandonados por Washington.
Wendy Cutler, una ex negociadora comercial estadounidense que ahora trabaja en el centro de reflexión Asia Society, dijo que los líderes de Asia-Pacífico "usarán las reuniones del fin de semana para informarse lo más que puedan sobre las eventuales orientaciones políticas, económicas y estratégicas que seguirá la próxima administración estadounidense y qué significará para ellos".
Mientras que muchas naciones reclaman a viva voz lazos comerciales más estrechos con el resto del mundo, en Estados Unidos y a través de Occidente hay una creciente oposición a acuerdos que muchos consideran contribuyeron a la relocalización de empleos en el exterior.
Programa nuclear norcoreano. Obama también planea reunirse con el presidente chino Xi Jinping en el encuentro final entre los líderes de las dos mayores potencias económicas mundiales. Altos funcionarios estadounidenses dijeron que también hablarán sobre los esfuerzos para detener los programas de misiles balísticos y nuclear de Corea del Norte.
Se espera que Obama presione para acelerar el ritmo e incrementar la severidad de las sanciones contra el régimen de Pyongyang, que intenta desarrollar ojivas nucleares miniaturizadas y misiles capaces de caer en Estados Unidos. Pekín ha arrastrado los pies durante largo tiempo para acordar la imposición de sanciones contra su aliado norcoreano, temiendo una marea de refugiados si la economía de su vecino colapsa.
Pero a principios de este año, Pekín tomó medidas para sancionar a un conglomerado instalado en la ciudad fronteriza china de Dandong que registró un comercio estimado en 530 millones de dólares con Corea del Norte entre 2011 y 2015.