El pasado jueves 15 de diciembre la ministra de Educación de Santa Fe, Letizia Mengarelli, recibió a la representación sindical docente. Como en cada inicio de una nueva gestión ministerial gremios docentes plantearon
su agenda de trabajo y reivindicaciones. Todos los sindicatos coincidieron en un pliego general vinculado a los tiempos de la discusión salarial, la necesidad de que se resuelva el temario paritario pendiente y que se articulen canales de debate permanente respecto de los cambios curriculares que deben aplicarse en nuestra provincia. Sin embargo, cuando los planteos se desagregaron por los diversos sindicatos, a muchos los sorprendió el planteo de Sadop referido a la necesidad de la implementación de los escalafones y los concursos de ascenso a cargos directivo en el ámbito de los colegios de gestión privada.
Para quienes habitualmente trabajan en escuelas privadas el reclamo no debe sorprender. La ley de educación privada de la provincia de Santa Fe en su artículo 36 dice: “El escalafón del personal docente de los establecimientos de enseñanza privada, se confeccionará por escuela”. A su vez el decreto Nº 2880/69 (reglamentario de la ley Nº 6427) establece en su artículo 16: “A los fines del artículo 36 de la ley, el escalafón del personal docente se confeccionará anualmente por escuela, debiéndose llevar por orden numérico correlativo en cada rama y especialidad”.
Precisas. Como puede observarse, estas normas dictadas en los años 1968 y 1969 son por demás elocuentes y precisas al momento de establecer la obligación de las entidades propietarias de confeccionar el escalafón y del Estado en velar por el cumplimiento de la normativa que les impuso. Lo expuesto sirve como argumento para refutar la idea que se ha instalado en el colectivo social respecto de la potestad de las entidades propietarias de escuelas privadas de realizar designaciones discrecionales. Si bien esta situación se presenta en los hechos, se asienta en el accionar ilegítimo de las patronales y en un accionar omisivo de parte del Estado que ya ha superado las cuatro décadas.
Con 25 años de actuación en la provincia Sadop viene reclamando la materialización de este derecho. En estos años la agenda gremial de la organización ha ido avanzando con grandes logros que implicaron reformas estructurales de la profesión que van desde el encuadramiento de los docentes privados como tales y no como empleados de comercio, el reconocimiento de los derechos indemnizatorios plenos, la inclusión en la Caja de Jubilaciones de la provincia, el derecho a la afiliación a la obra social propia y la inclusión en la mesa paritaria. Sin dudas la lucha por el escalafonamiento de los establecimientos privados será un cambio sustancial en la educación santafesina que repercutirá en mejores condiciones de trabajo para el sector.
Sin embargo la reforma estaría incompleta si al escalafonamiento no le sumáramos un sistema de concursos de ascenso a cargos directivos que venga a garantizar que el progreso en la carrera docente siga el criterio de los méritos profesionales y personales y no la mera discrecionalidad delempleador.
En este sentido, desde hac e algún tiempo, muchos establecimientos privados vienen estableciendo algunos procesos que pretenden dotar las designaciones del personal directivo con la legitimidad de haber surgido de un concurso, cuando en realidad sólo son meras selecciones de personal.
Una base. En este contexto es necesario dejar en claro que un concurso no puede consistir, como se pretende, en una entrevista, algún esquema evaluativo y la presentación de un proyecto educativo o de gestión. El concurso requiere que el aspirante conozca previamente los aspectos sobre los que versa la evaluación, incidencia de cada etapa evaluativa en el puntaje general, criterio de evaluación de los antecedentes, Apuntes
temario sobre los que versará la oposición, conocimiento del jurado interviniente a los efectos de poder efectuar recusaciones que garanticen la objetividad y, fundamentalmente, un esquema de apelación ante la decisión del jurado basado en causales predeterminadas. En este sentido, el último concurso de supervisores de escuelas privadas es una base para tomar de ejemplo.
Si bien el concurso de ascenso a cargos directivos aún no está expreso en normativas surge del derecho del docente a su carrera profesional. Las escuelas necesitan buenos directores que acrediten su cargo con méritos, no directivos afines a la patronal como han sugerido algunos representantes de entidades propietarias.
Estos avances son necesarios para dejar de lado un sistema que permite que los docentes sean víctimas de una filosofía en la cual su permanencia o ascenso laboral esté vinculado a la buena o mala relación con la patronal de turno. Escalafones y concursos de ascenso son el horizonte de los docentes privados para el siglo XXI.