“No quiero que los 70 me encuentren dando clases, no es bueno para nadie, menos para los chicos”. La confesión se vuelve dolorosa cuando se sabe que la habla es una maestra de 63 años, que trabaja doble turno en una primaria de Rosario, y que recién este año, luego de trabajar más de 20 en una zona periférica de la ciudad, se decidió a buscar un lugar más tranquilo para enseñar, porque —como dice— su corazón no daba más. Su testimonio es para tener presente y escuchar el reclamo sectorial por alcanzar una reforma en el sistema previsional, también para leer la realidad en la que se trabaja y que convierte a la docencia en una de las profesiones que más sufren el desgaste emocional y físico.
La que habla es Olga Blanco. Acaba de terminar su clase con los chicos de 4º grado del turno tarde, por la mañana les enseña a los de 7º. “Empecé en el 83 en la Escuela Nº 115, luego me titularicé en la 816 (Rueda y Cullen) y allí me quedé por más de 20 años. Viví desde adentro la transformación de la escuela y de la niñez, hasta que el cuerpo no me respondió, sobre todo mi corazón, de víscera y alma, y por eso pedí traslado a una realidad más tranquila”. Olga empezó a enseñar a los 36 y dejó por un tiempo el oficio, por eso la antigüedad en el cargo tampoco alcanza a los 30 años de servicio.
Golpes diarios. Ahora Olga enseña en el Normal Nº 2, con chicos más “felices”, dice. “¿Sabés lo que significa decirles que saquen sus libros y lo hagan todos?”, pregunta en voz alta para diferenciar una realidad de la otra con un ejemplo sencillo. “La violencia cotidiana termina lastimando y mucho a los maestros. Eso hay que considerarlo”, agrega.
Olga es madre y abuela, pero vive sola. “Eso me facilita trabajar dos turnos, que lo tengo que hacer para sostener los gastos de mi casa”, cuenta y saca de su bolso tejido color verde el recibo de sueldo: “Fijate, con el 120 % de antigüedad cobro 4 mil pesos (por cada turno). No es un buen sueldo por lo que hacemos, aunque se diga lo contrario”. Igual Olga cree que no es justo que deba esperar 7 años para retirarse de la docencia. “Me faltan 7 años para poder jubilarme, los 70 me van alcanzar dando clases. Los chicos necesitan una maestra entera, no es justo ni para ellos ni para mí”, sostiene y apela a revisar en especial las condiciones en que se ejerce el magisterio y las enfermedades profesionales que acarrea.
Luego apunta que su caso no es el único. “Hay mucha gente grande que quiere jubilarse. Necesitamos una reforma que considere todos estos casos”, señala sobre una petición que ya es patrimonio de todo el gremio docente.
Cuando se le pregunta qué es para ella la docencia, dice con total convicción: “Es algo hermoso, mi hermana que también es maestra siempre decía que los médicos y los maestros somos los que mejores elegimos: a nosotros nos confían el hijo y al médico la vida”. Pero claro añade que las que “cansan” de verdad son las exigencias del Ministerio, en especial las que no tienen sentido ni reconocen la tarea cotidiana.
Hacia el final, Olga vuelve sobre la imagen del cuerpo lastimado y cansado. Lo hace a través de un recuerdo triste y muy real: “El fin de semana que pasó, leyendo el diario, me enteré que mataron a un ex alumno mío. Tenía 25 años. Recuerdo muy bien cuando llegó por primera vez a la escuela (de la zona oeste), venía con un cartel luminoso que decía ‘insoportable’, ‘insociable’, ‘irrecuperable’. Pero hubo dos maestras, Adriana y Liliana, que entraron a quererlo como a nadie, entablaron un puente de amor, el respondió a eso y resultó una bella persona. Ahora se le murió a la madre y a las maestras que pusimos mucho por él. Y eso te destruye”.
Viejo reclamo. Los docentes santafesinos vienen reclamando desde hace un buen tiempo por cambios en el régimen previsional. En la actualidad se jubilan con 30 años de servicio y 57 de edad para las mujeres y 60 los varones.
Desde el año pasado el tema se metió de lleno en la agenda de demandas, con diferentes miradas, iniciativas, pero teniendo en común que es preciso dar una respuesta a una profesión que demanda una particular atención por las condiciones que se ejerce. Estas peticiones se instalaron en la mesa de paritarias, que desde el año pasado viene discutiendo sobre el tema, pero que para sorpresa de los maestros no se ha logrado llegar a un acuerdo.
Es más, a principios de este mes, el gobierno hizo una propuesta para modificar el régimen por compensación y por incapacidad. El primero punto considera incorporar la compensación por exceso de edad con falta de servicio, a razón de 2 años excedentes de edad por cada 1 año de aportes faltantes.
Asamblea en puerta. La propuesta oficial fue rechazada en forma unánime por los gremios docentes tanto del sector público como privado, que la definieron como una burla porque “nada tenía que ver con lo que se venía discutiendo en la mesa de paritarias”. Por si fuera poco, el gobernador Binner dijo esta semana que la propuesta de Amsafé significaría desfinanciar la Caja de Jubilaciones. Algo que una vez más fue rechazado de plano por los sindicatos, que consideraron a estas declaraciones como una ofensa y una descalificación hacia los maestros. La demora en atender este reclamo hizo que Amsafé contemple para la semana que viene una asamblea provincial, donde no se descarta una medida de fuerza.