La situación de violencia que le tocó pasar a Brenda A. —la adolescente que fue atada y golpeada por su mamá— y que también alcanzaba a sus hermanos menores, reveló que sólo en Rosario la Dirección de Niñez recibe semanalmente una veintena de pedidos de intervención ante la vulneración de derechos de niñas, niños y adolescentes. Así lo planteó la responsable del área, Claudia Aguilera, quien, si bien aclaró que "no todas son de la misma magnitud", señaló que "la mayoría terminan en medidas excepcionales" que implican la separación de los chicos de su núcleo familiar.
Las denuncias policiales o requerimientos de la Justicia, las advertencias de familiares y de vecinos que registran situaciones de violencia o abandono son los canales a través de los cuales la Dirección de Niñez de Rosario recibe diariamente en su guardia pedidos de intervención.
"Hay un promedio semanal de 20 casos", indicó la directora del área dependiente de la provincia al intentar dimensionar el volumen de denuncias que se atienden, aunque aclaró que "no todas tienen ni la misma entidad y magnitud, ni todas requieren el mismo tipo de intervención". Violencia física y otro tipo de maltratos, abandono o escenarios de peligro para los chicos son las principales causas de esos requerimientos.
"A partir de la recepción del caso se evalúan los pasos necesarios para resguardar los derechos de los chicos, que pueden ir desde una medida integral de acompañamiento, seguimiento y contención, hasta medidas de excepción donde es necesario separar al niño de su centro de vida", explicó la funcionaria.
El hecho es que Aguilera admitió que "la mayoría de las situaciones desemboca en medidas de excepción, donde hay que buscar miembros de la familia ampliada que se hagan cargo de esos chicos o incluso otras familias, ya que los padres no pueden hacerlo".
Y otra vez allí es la violencia entre los propios padres, consumos problemáticos de sustancias o incluso imposibilidades físicas lo que hacen justamente a estos escenarios en que los chicos deben ser atendidos y cuidados, ya sea por abuelos, tíos o vecinos.
El caso particular
Justamente dónde y al cuidado de quién estarán Brenda y sus hermanos fue el trabajo de ayer de los equipos de la Subsecretaría de Niñez provincial. La adolescente había sido golpeada y privada de su libertad, literalmente había permanecido encadenada a la cama en la vivienda de Vía Honda que compartía con sus hermanos menores, en la zona de Felipe Moré y bulevar Seguí.
La madre, Beatriz L., de 32 años, denunciada por sus vecinos por golpes y maltratos a los chicos, además de someter a azotes su hija mayor, quedó detenida la tarde del martes y ayer fue imputada en Tribunales por privación ilegítima de la libertad y lesiones agravadas por el vínculo.
"El primer paso fue de contención tanto para Brenda, la mayor, como para sus hermanos —el más chico de dos años— que habían presenciado la situación de violencia en la que ella había sido víctima, además de ver cómo se llevaban a su mamá detenida", explicó la subsecretaria de Niñez, Andrea Travaini.
De hecho, al intervenir en la vivienda del pasillo ubicado en Cerrillo 370, la policía encontró un látigo casero con el que la adolescente era golpeada, además de una cadena con la cual estaba atada a la cama. Brenda aún tenía marcas y cortes, parte de otras escoriaciones y hematomas que, según Travaini, "podrían ser incluso de situaciones anteriores".
Familia ampliada
Tras pasar la primera noche en casa de sus abuelas y de una vecina (en el caso de Brenda), los chicos fueron entrevistados por los equipos de Niñez y se definió "adoptar una medida de protección excepcional" tanto para la adolescente como para sus seis hermanos más chicos", explicó Aguilera.