Teori Zavascki, ministro del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil murió en un accidente de avión ayer cerca de Río de Janeiro. Estaba a cargo de una de las dos ramas en que se divide la causa de corrupción Lava Jato. Zavascki tenía a su cargo la investigación de los funcionarios actuales, con fueros, y había abierto una investigación contra 47 de ellos. Se disponía a revisar las confesiones de decenas de ejecutivos de la constructora Odebrecht que involucran a altos cargos del gobierno del presidente Michel Temer y del de su predecesora, Dilma Rouseff. Empero, el juez supremo no tenía el mayor protagonismo del Lava Jato, que recae en el juez federal de primera instancia Sergio Moro. Es este quien ha enviado a prisión a más de un centenar de empresarios, ejecutivos y políticos, dando resonancia mundial al Lava Jato con avances sobre la trama de corrupción creada durante los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff en la petrolera estatal Petrobras.
El juez de 68 años estaba a bordo de un avión liviano que cayó al mar frente a la localidad de Paraty, en la costa sur del estado de Río de Janeiro. El magistrado estaba de vacaciones.
El 6 de marzo de 2015, este juez de la Corte designado por Rousseff en 2012, ordenó una investigación contra 47 políticos con altos cargos, sospechosos de haber formado el esquema de corrupción en Petrobras. En noviembre de 2015, sentenció a cuatro años de prisión al senador Delcidio do Amaral, a su abogado Edson Ribeiro y a su jefe de asesores Ferreira Rodrigues. En un caso sin precedentes, Amaral, que era jefe de la bancada del oficialista PT, fue detenido el 25 de noviembre de 2015. El poderoso Amaral había intentado frenar la confesión de un alto ejecutivo de Petrobras, Nestor Cervero, que acaba de firmar un acuerdo de "delación premiada" con la Justicia federal.
Pero el que era el asunto que más expectativas creaba entre los casos que tenía Zavascki era sin dudas que a partir de febrero debía homologar o rechazar decenas de confesiones de ejecutivos de la constructora Odebretch. Estas confesiones implican a centenares de políticos, incluido el núcleo del gobierno actual de Michel Temer y del anterior de Rousseff. Esas confesiones fueron logradas por el juez Moro, pero al implicar a altos funcionarios con fueros deben ser avaladas por el Supremo.
Un gran favor a Lula
En mayo de 2016, Zavascki negó un pedido de la entonces presidenta Rousseff para anular el proceso de destitución en su contra. Otra importante medida que tomó fue que todas las investigaciones en las que estuviera involucrado Lula le fuesen remitidas. Una medida muy vidriosa, dado que Lula ya no tenía fueros. Poco después Zavascki devolvió la investigación al juez Moro, pero anuló la validez probatoria de una conversación telefónica en la que Lula y Dilma discuten cómo lograr que el ex presidente asumiera como jefe de gabinete, una fallida maniobra para otorgarle fueros.
Un año después, el juez fallecido aceptó una denuncia de la Procuraduría General contra Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados e impulsor del juicio político contra Rousseff. Una vez destituido por la Cámara, Cunha fue detenido por sus vínculos con el Lava Jato. En agosto de 2016, el juez aceptó otro pedido para investigar a Rousseff y Lula. En la demanda también estaban involucrados los ex ministros del Partido de los Trabajadores (PT) Aloizio Mercadante y José Eduardo Cardozo; el ya destituido Delcidio do Amaral y los magistrados del Superior Tribunal de Justicia (STJ) Francisco Falcao y Marcelo Navarro Ribeiro Dantas, sus colegas.
En los últimos días, Zavascki interrumpió sus vacaciones para analizar las confesiones y las demandas contra 77 ejecutivos de Odebrecht. La muerte del juez Zavascki puede provocar un retraso de meses en la rama del caso de Petrobras ante el Tribunal Supremo Federal. Ante su muerte, ahora cabe al presidente Michel Temer la designación de un candidato que a su vez sea aprobado por el Senado.
La última vez que se hizo una sustitución en el Supremo el proceso duró 11 meses. Pero cabe la posibilidad de que el Supremo se valga del reglamento interno para que la presidenta del tribunal, Carmen Lucia, decida quién seguirá investigando el caso Petrobras. El propio presidente Temer ha sido acusado en las "delaciones premiadas" que debía revisar Zavascki. Ayer, Temer se limitó a decretar luto oficial de tres días y a elogiar la figura del juez fallecido.