Antes del viaje de Mauricio Macri a la cumbre de Davos, Suiza, una foto del perro Balcarce sentado en el sillón presidencial se hizo viral y recorrió el país. Surgido como “una anécdota”, el can en rigor no es del presidente, sino de una de las colaboradoras del equipo de comunicación, Agustina “Puppi” Bonnecarrere, quien lo encontró en la calle y lo adoptó a mediados de 2015. Puppi, de 34 años, es editora de fotos del PRO y trabaja para Macri desde el 2011. Está en pareja con Pablo Pérez Paladino, director de Comunicación del Ministerio del Interior. La dueña de Balcarce tiene un lado polémico: en su cuenta de Twitter lanza constantemente lapidarias críticas contra el kirchnerismo y utiliza adjetivos de manera peyorativa y discriminatoria. Por ejemplo, fustiga a CFK (“está mal del pelo, ¿quién la pintó?”), a Boudou (“me genera violencia, tiene pinta de gordo carnicero sin bañarse”) y a Evo Morales (“me sacó el bolita” –sic–), entre otros. Además en un tweet se ofendió en su momento por los que se alegraban de la muerte del dictador Jorge Rafael Videla y denunció esos festejos como actos “de pobre y negro”.
Está maravillada