Capítulo I.
Por Sergio Faletto
Capítulo I.
Juan Martín Del Potro queda dos sets abajo ante Marin Cilic en la disputa del cuarto punto de la final de la Copa Davis, que hubiese sido decisivo porque la serie la ganaba Croacia por 2 a 1. Pero el tandilense en una increíble reacción revierte la historia, gana y deja a la Argentina en la puerta de un hecho histórico, que luego Federico Delbonis completa.
Capítulo II.
Brian Castaño busca el título mundial interino mediano junior de la AMB ante el boricua Emmanuel De Jesús, en el Polideportivo Perón de González Catán colmado por seis mil personas. En el primer round el argentino derriba al puertorriqueño y estalla el público. Pero el visitante se levanta y en los primeros segundos del siguiente round conecta al boxeador de Isidro Casanova y el predio enmudece. Pero "el Brian" resurge con hidalguía de la primera caída de su carrera y noquea a De Jesús en el sexto asalto, haciendo delirar a su gente y confirmando sus condiciones.
El deporte convive con historias escritas desde el alma, donde lo físico, la técnico y lo táctico explican sólo una parte de lo sucedido. En este caso se trató de dos finales felices, pero abundan también las que concluyen con derrota y desazón. El psicólogo deportivo Víctor Welsh sostiene que el aspecto mental incide y mucho en el rendimiento del deportista, "por eso cada vez hay más experiencias de un trabajo a la par de lo físico, de lo técnico y de lo táctico. Incluso con trabajos de campo, sustentado en videos y ejercicios".
"Y en ese entrenamiento mental se encuentra la explicación a estos hechos. Tanto en los deportes como en cualquier ámbito de trabajo, la mesa tiene cuatro patas: la confianza, la atención, la motivación y el control de las tensiones. Cuando las cuatro están bien hay una mesa firme. Cuando una no está bien, la mesa se mueve pero aún te sostiene. Cuando hay dos que están mal, la mesa se cae. Y aunque parezca una verdad de Perogrullo, la que nunca debe aflojarse es la pata de la confianza, porque es fundamental para el conjunto. Porque en esa pata están la autoestima, la convicción y la determinación, que son las que permiten muchas veces modificar realidades muy adversas".
¿Cómo se entrena lo mental?
El primero que debe estar convencido de la importancia de la psicología deportiva es el entrenador. Porque ello facilitará la tarea interdisciplinaria y la llegada al deportista, quien verá al psicólogo como un ayudante más del técnico. En el caso del futbolista, cuando ve al psicólogo en las concentraciones, en las prácticas y en los partidos lo integra más fácil a su trabajo y así descubre la importancia de la función. Después el trabajo en tres momentos. Previo a un entrenamiento con alguna charla, grupal o individual. En las labores de campo se coordina más con el preparador físico. En este sentido se hace hincapié en los ejercicios de campo vinculados a la atención. Así se mejora la concentración y la capacidad de reacción. El nivel atencional de un jugador es importante para el deporte que practica porque eso mejora su respuesta física. Su repentización. Y tras las prácticas es muy habitual charlar individualmente sobre la confianza y la motivación, y ahí también resulta determinante la indicación del entrenador.
¿En una selección de fútbol no debe ser nada sencillo?
En los jugadores de élite la tarea es más sencilla porque al trabajar con videos en los que les mostrás lo que son capaces de hacer no es tan difícil que retomen la confianza. Allí el problema sería cómo lograr que acepten la necesidad de entrenar lo mental. Aunque en el caso del seleccionado argentino hoy está Bauza, quien fue un precursor de la aplicación de la psicología deportiva en Central con Marcelo Márquez.
En el caso de la selección se percibe un clima de resignación cuando queda en desventaja.
Un jugador con confianza es vital aunque muchas veces no juegue, porque motiva, empuja al resto, contagia optimismo y te genera un clima ideal que prevalece por sobre el resto. Pero cuando existe una corriente de inseguridad la sensación te invade. Primero fuera del campo y luego adentro. Y eso se percibe, a veces un equipo recibe un gol y automáticamente desde la actitud parece irreversible. La construcción de un clima de confianza en jugadores de élite sería más sencilla de inculcar, pero hay que ver si son receptivos. Cuando un grupo está con plena confianza, no se interesa en lo que ocurre en el exterior, al contrario no tiene problemas de estar en contacto con la gente ni con la prensa. Quiere hablar y contar lo bien que están porque eso los potencia. Saben del apoyo. En el fútbol el contagio va de adentro hacia afuera, porque son los futbolistas los que ejecutan y el público percibe y acciona.