Pasada la medianoche del jueves Maximiliano Morales llegó en su auto con dos amigos hasta la esquina de Oroño y Olegario Víctor Andrade para ver las picadas. Estacionó en la esquina de la mano norte-sur y se bajó celular en mano mientras sus amigos esperaban en el auto. Compró una gaseosa y mientras charlaba inclinado sobre la ventanilla delantera derecha, un muchacho se arrimó por detrás y le dijo: "Maxi, viste que te iba a encontrar". Fueron las últimas palabras que escuchó antes de que dos disparos terminaran con su vida.
Los vecinos aseguran que escucharon cinco detonaciones que se confundían con los "cortes" de los motores de las motos que animaban las picadas como todos los jueves, viernes, sábados y domingo. Las balas lo impactaron en la cabeza y el tórax. Lo trasladaron al Heca, pero murió en el camino. Tenía 25 años. El agresor huyó en una moto manejada por un compinche.
Según la versión oficial, un patrullero del Cuerpo de Guardia de Infantería (CGI) que patrullaba la zona fue alertado de lo sucedido y comenzó una breve persecución que finalizó en Pasaje Cabrera y Benito Juárez (altura Oroño y Gutiérrez), donde uno cayó del rodado. El detenido fue identificado como Marcos L., de 19 años con residencia en la villa Flammarión. Tiene dos antecedentes penales por uso de arma de fuego. La policía le secuestró un teléfono celular. Hoy será llevado a audiencia imputativa. Su cómplice huyó.
"No es mucho lo que sabemos, pero esto viene por el lado de los conflictos barriales que tienen los pibes del 17 de Agosto (próximo a Las Flores, donde Morales residía) con los de Flammarión. Es una locura, pero esas broncas barriales pueden terminar en esto", explicó Vanesa, la hermana de la víctima. Maximiliano estaba recientemente separado de su pareja y tenía un hijo de tres años.
Nada parece haber cambiado para los vecinos de Oroño entre Gutiérrez y Lamadrid desde que el 23 de febrero pasado fuera asesinado Diego Nicolás Mansilla. Esa madrugada, mientras se llevaban adelante las ya tradicionales, e ilegales, picadas de autos y motos, Mansilla fue ejecutado de seis balazos en un ataque mafioso en un playón que comparten una estación de servicios y un local de compraventa de autos usados en la esquina de Oroño y Lamadrid.
"Esto es una locura. Los pibes han diagramado un circuito imaginario. Una especie de óvalo sobre Oroño con largada en Lamadrid. Eso es todos los jueves, viernes, sábado y domingos. Se llena de pibes la zona para ver autos y motos picando entre los que circulan con normalidad. Si observás bien hay botellas de bebidas por todos lados. En ese contexto los cinco balazos que le dispararon a este muchacho pasaron desapercibidos", explicó un vecino de la cuadra (ver aparte).
Un hijo de 3 años
Maximiliano Morales acababa de separarse de su pareja. Juntos tenían un hijo de 3 años. Vivía al lado de la casa de su hermana Vanesa en el barrio 17 de Agosto a la altura de España al 6500.
"Como se había separado hace una semana, estaba más salidor. Le gustaba ir a ver las picadas y tomar algo con los amigos en Oroño y Lamadrid. Era habitual verlo ahí", explicó la hermana. "No era un pibe de tener problemas. Sólo tenía bronca con los de Flammarión, como todos los pibes del barrio", indicó.
El jueves al filo de la madrugada llegó a la esquina de Olegario Víctor Andrade y Oroño en su Corsa verde. Iba con dos amigos y debía encontrarse con un par más. Estacionó a metros de una gomería. Compró una gaseosa. Mientras la tomaban no dejó de mandar mensajes por WhatsApp. El último, según contó su hermana, fue a las 2.38. "Lo atacaron un par de minutos más tarde. El estaba charlando con los amigos inclinado sobre la ventanilla del acompañante cuando este pibe que le disparó le llegó por detrás. Por lo que contaron los amigos, que no son del barrio, los que lo hicieron pudieron haber pasado por adelante de ellos por Oroño y al verlo dieron la vuelta por Lamadrid y salieron por Olegario Víctor Andrade. El pibe le dijo: «Maxi, viste que te iba a encontrar». Y le empezó a disparar", relató la muchacha. Morales recibió impactos en la cabeza y el tórax.
Los amigos de Morales se desesperaron y trataron de auxiliarlo. Ingresó al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez ya sin vida.
El agresor huyó en moto conducida por un cómplice que lo esperaba. Un móvil de CGI que patrullaba las inmediaciones de Oroño y Gutiérrez al ver la moto la persiguió. En pasaje Cabrera y Benito Juárez, en la esquina del complejo conocido como barrio ATE, Marcos L. cayó de la moto y fue detenido. El arma homicida no fue encontrada. Fue trasladado a la comisaría 21ª, aunque luego a otro penal por seguridad. Será imputado hoy por la mañana en Tribunales. Fuentes policiales indicaron que durante la persecución los motociclistas intentaron cubrir su huida a los balazos. La causa es investigada por el fiscal de homicidios Florentino Malaponte.