Lucia Berlin no acompaña a la mujer de la limpieza en su día de trabajo como hacía en su relato Truman Capote. Lucía Berlin es la mujer de la limpieza y eso se nota en su escritura: "Hacer mal las cosas no solo les demuestra que trabajas a conciencia, sino que además les permite ser estrictas y mandonas. A la mayoría de las mujeres estadounidenses les incomoda mucho tener sirvientas. No saben qué hacer mientras estás en su casa. A la señora Burke le da por repasar la lista de Felicitaciones de Navidad y planchar el papel de regalo del año anterior. En agosto". Además, Lucia Berlin se da el lujo de ser totalmente incorrecta: trabaja mal, roba sus medicamentos y da consejos a otras mujeres. "Menos mal que siempre están enganchadas como mínimo a un programa de televisión. Dejo la aspiradora encendida media hora (un sonido relajante) y me tumbo debajo del piano con un trapo de limpiar el polvo en la mano por si acaso. Simplemente me quedo ahí tumbada, tarareando y pensando. No quise identificar tu cadáver, Ter, aunque eso trajo muchas complicaciones. Temía empezar a pegarte por lo que habías hecho. Morir". Debo confesar aquí que el cuento que da título al libro no es el más interesante del conjunto porque baja demasiada línea, como todos los manuales, y también debo confesar que el relato de Truman Capote Un día de trabajo donde el escritor acompaña a Mary Sánchez, su empleada doméstica, es un relato genial, desprejuiciado y totalmente incorrecto también.