El síndrome de burnout o "del quemado" no es nuevo, pero la ciencia pone el foco mucho más que antes para detectar a tiempo los síntomas y evitarlo. El problema principal es que se confunde con otros padecimientos físicos y psíquicos, lo que puede retrasar el diagnóstico.
La clave es que quien padece burnout no debería trabajar más en lo que venía haciendo cuando enfermó, o no del mismo modo.
Este síndrome afecta más a quienes trabajan en contacto con otras personas: docentes, médicos, enfermeros y áreas de atención al cliente, entre otras. En general, en esos puestos laborales existe una doble presión: la del cliente, y la del jefe o la empresa.
El burnout afecta directamente al bienestar de las personas y tiene consecuencias directas en el entorno familiar, de amigos y en su rendimiento general.
Desde el consultorio, dos profesionales especializadas en el tema destacaron que las consultas están aumentando. "Las personas se sienten muy cansadas y se dan cuenta de que no pueden más, que les cuesta mucho prestar atención en el trabajo. Además, relatan que están muy presionadas porque quienes las rodean notan ese déficit laboral y reaccionan", explicó Rocío Suárez Ordóñez, directora de la Fundación Ineco Rosario, quien junto a Alejandra Nuti, jefa de psicología de la entidad, disertó en una jornada para empresas, invitada por Medicina Esencial .
"Quienes padecen este síndrome están visiblemente cansados, no pueden dormir o lo hacen en forma entrecortada. Somatizan de distintas maneras", explicaron.
"Lo primero que hacen estos pacientes es buscar medicación como una forma de compensar estos malestares, pero en realidad se van acrecentando, incluso se ven casos de abuso de sustancias", alertaron.
Además del cansancio, la persona está más ansiosa y por momentos deprimida. A la vez, carga con un alto sentimiento de culpa por no poder cumplir con todos los requerimientos, laborales y familiares. Esto lleva a una gran decepción y a sentirse poco valorado. "Por esto muchas veces adoptan una actitud cínica y tienden a aislarse, dejan las salidas y abandonan los compromisos sociales. Ya no les importa nada, ni lo que pasa en el trabajo ni en su casa, ni cómo están las personas que aman", señalaron. Todo esto produce un importante sufrimiento. Lamentablemente se confunde al burnout con cansancio.
"Los pacientes reconocen que, al no poder rendir como antes, ya no sirven y todo esto provoca un gran padecimiento personal. Esto es lo que el entorno debe entender", remarcaron las psicólogas.
"El burnout tiene un fuerte impacto sobre las funciones cognitivas, lo que genera que a la hora de tomar decisiones, quien lo padece, lo haga de una manera impulsiva cuando antes no era así. También se altera la memoria de trabajo, y si a esto se le añade que vivimos en el multitasking, realizando varias tareas a la vez, esa persona terminará abrumada y no haciendo nada", afirmó Suarez Ordoñez.
Cuando ya el síndrome se encuentra en una fase avanzada aparecen los síntomas físicos más claros: cefaleas, gastritis, y allí el trabajador se ve obligado a tomarse días por enfermedad.
"En general estas personas no pueden entender qué les está pasando. No son vagos, no están desmoronados. Tampoco es que no les importa nada, pero sin embargo esto es lo que sienten y se desconciertan", señaló Nuti.
Algunas cuestiones de personalidad también pueden ayudar a desarrollar este síndrome: ser muy autoexigentes, buscar la aprobación del otro todo el tiempo. Necesitar llenar su vida de trabajo por el deseo de ser valorado.
Señales
Si una persona abandona ciertas actividades que le hacían bien, que le gustaban, hay que prestar atención. Por ejemplo, aquel hombre o mujer que se queda trabajando en vez de salir a correr, como lo hacía antes; el hecho de dejar de participar de salidas con amigos; llegar a su casa de muy mal humor, evitar el contacto con otros, no conciliar el sueño, comer mal, sentirse agotado. Si esto pasa puede que el burnout esté empezando a hacer de las suyas.
El tratamiento
Lo mejor siempre es prevenir. Y para ello existen los denominados "factores protectores" que son : disfrutar de la vida en familia, los amigos, comer y dormir bien.
El descanso reparador es importante y para ello lo mejor es adquirir una rutina como acostarse y levantarse en los mismos horarios. A su vez, ayuda mucho escuchar a las personas que nos rodean porque en general son las que advierten los primeros síntomas. Si aparecen frases como "antes no estabas todo el tiempo enojado", o "ya no te anotás en los cursos que tanto te gustaban", es bueno registrarlo.
Pero si no se logró advertir el problema, lo primero que hay que hacer es:
• Cambiar el entorno laboral
• Oxigenarse, retomar de a poco la vida social, los lazos afectivos y aquellas actividades que hacían bien
• Hidratarse bien
• Hay casos en los que se necesita medicación
• Consultar a un psicoterapeuta
• Desconectar el celular en ciertos momentos del día
• Proponerse actividades concretas: actividad física, no abrir mails los domingos, almorzar acompañados.
El trabajo de las empresas
Las empresas pueden hacer mucho para que sus empleados no sufran burnout. Por ejemplo, compartiendo con ellos la misión por la que trabajan, logrando que todos se sientan parte y encontrando en el trabajo un sentido. "Si uno trabaja para cobrar a fin de mes está realizando una tarea completamente alienante. La idea es que el trabajo sea una satisfacción, o un logro, o algo que uno pueda disfrutar", acotaron. El feedback entre empresa y trabajador es muy importante, al igual que la motivación y la valoración. Todo esto hace que la persona desarrolle recursos naturales para dar lo mejor de sí y sentirse bien", mencionan Rocío Suárez Ordóñez y Alejandra Nuti, psicólogas.