La tragedia que sucedió este año en la fiesta electrónica Time Warp conmovió a toda la sociedad. ¿Aprendimos algo de semejante situación en la que murieron, en una misma noche, cinco chicos por consumo de drogas ilegales?
La tragedia que sucedió este año en la fiesta electrónica Time Warp conmovió a toda la sociedad. ¿Aprendimos algo de semejante situación en la que murieron, en una misma noche, cinco chicos por consumo de drogas ilegales?
La espectacularidad de lo sucedido en Costa Salguero no es, sin embargo, el único hecho dramático que se cobró vidas en un contexto que debería ser festivo. Hace algunas semanas murió un chico de 19 años a causa de un balazo en una fiesta llamada Proyecto XXX, a la que sólo se podía entrar con "drogas, armas y alcohol", según la invitación. Y en Córdoba, falleció de un ataque al corazón el papá de una chica que encontró a unos 600 pibes de entre 13 y 16 años alcoholizados en su casa.
Adrián Dall Asta es padre de cuatro hijos y en el 2002, tras la crisis que golpeó al país, se planteó qué hacer con el futuro de esos chicos, cómo ayudarlos a tener una buena calidad de vida en un contexto hostil, difícil. Desde entonces se dedica a la promoción de actividades en las que comparte con otros padres las problemáticas adolescentes.
Dall Asta es docente de escuelas de Buenos Aires y dicta charlas en todo el país. En su última visita a Rosario conversó con un grupo de papás y mamás sobre las características de la diversión adolescente hoy.
Después de tanto analizar esta realidad, de hablar en profundidad con las familias, él cree que se naturalizaron las conductas de riesgo y que allí reside el mayor de los problemas. "Bajamos los brazos", dijo con decisión en una charla con Más, a poco de disertar en el colegio Los Arroyos.
Los mitos
"Nos creímos muchos mitos como, por ejemplo, que los chicos no se pueden divertir sin alcohol, o que si hacemos una fiesta sin barra libre no irá nadie, o que si la previa se hace en una casa van a estar más controlados", dijo irónico Dall Asta.
"La realidad nos demuestra que no es así. Por el contrario, lo que hicimos fue naturalizar el alcohol y considerarlo parte imprescindible de la diversión. ¿Qué padre se anima a hacer una fiesta sin barra de alcohol? Ninguno. Y eso es porque nadie quiere ser el boludo de la reunión. Si un papá o una mamá piensan así, entonces ¿qué le va a exigir a su hijo de 15 años?", soltó.
Conocedor de la noche adolescente, el profesor explicó que la tolerancia social al alcohol ya nos ganó y ahora se está "trabajando" del mismo modo con la tolerancia a la marihuana: "Parece de lo más natural que los pibes fumen porro".
Describió que estamos ante un escenario complejo que trae consecuencias indeseadas para todos, incluso para los chicos que en realidad no quieren volver a su casa borrachos, vomitando o con el ojo negro o no acordarse de lo que hicieron la noche anterior. "Eso no le gusta a nadie, y lo puedo asegurar".
¿Cómo se producen cambios positivos en este contexto? "No hay una pastilla para arreglar esto. Los cambios se darán a largo plazo, pero tenemos que empezar por nosotros mismos, los papás", dijo.
Dall Asta destacó que les toca a los adultos repensar qué es lo que cada uno como padre o madre desea para sus hijos, y sostener ese proyecto educativo y afectivo en casa. Luego la escuela hará lo suyo, pero subrayó ante todo la importancia de lo que pasa en cada hogar.
A su vez dijo que es fundamental que los padres se encuentren acompañados en sus decisiones por otros padres. "La comunidad es imprescindible", sostuvo, y alentó a reunirse y pensar soluciones en común para no darse por vencidos. "Bajar los brazos es la peor de las actitudes a tomar".
Las previas
Habló claramente de la costumbre de las previas antes del boliche, o esas megarreuniones adolescentes que se pusieron de moda antes del primer día de clases o como celebración del último. Hay mamás o papás que prefieren que los chicos tomen alcohol en su casa, para que no lo hagan "por ahí". Entonces son ellos mismos los que les compran fernet, vodka, cerveza o vino, "o lo que los nenes quieran tomar". Esto pasa todo el tiempo, señaló.
"Los padres cedieron porque las hacen ahí donde pueden verlos. Algo así como que «al menos que tomen en casa», como si eso cambiara en algo el problema. El alcohol impacta en la sangre y trae consecuencias. No importa si se toma en la casa o en el bar de la esquina, si es cerveza, fernet o vino. En Buenos Aires el 50% de las previas se hacen en hogares. Esto demuestra la gran impotencia de los padres de hoy".
Dall Asta fue contundente: "Es ilegal dar alcohol a menores". Y agregó que los padres deben tomar conciencia de esto. A su vez, alentó a que aquellos que saben que sus hijos son menores y asisten a esas previas deben mantener una charla con los organizadores para saber si en esa reunión se les va a permitir tomar.
"No hay que tener miedo a decirle a un hijo que no, que no irá a un lugar si se expende alcohol y es menor de edad. Ya sé, te van a decir que lo vas a traumar, que pobrecito como no lo dejás ir, etcétera. Lo que estamos viendo hoy es que los chicos no tiene capacidad de superación, después no pueden dar ni un parcial... y no es extraño que a los 30 años estén con ataques de pánico y tomando clonazepam", advirtió.
Dall Asta animó a los padres a unirse en esta causa de tener pautas claras para la diversión. "Hay que educar en valores, y después mantenerse en esa decisión. Pedirles que regresen a un horario determinado, que te saluden con un beso —ese es el mejor alcoholímetro— cuando llegan. Hablar, explicarles por qué creemos que cuidarlos es lo mejor para ellos", expresó.
Aconsejó a los padres saber dónde van sus hijos cuando salen. "Así como piensan a qué escuela quieren mandarlos o a qué club van a ir también es clave que sepan dónde van a divertirse".
"No tengamos miedo a hablar con nuestros hijos con claridad. Esta es una actitud madura, no la de enojarnos todos y que cada uno se encierre en su habitación. Hay que explicarles por qué no van a poder tomar alcohol a determinada edad o por qué no deben tomar nunca en exceso tengan la edad que tengan. Lo cierto es que el alcohol es la puerta de entrada para drogas ilegales y por eso hay que contarles qué le pasa a su cuerpo cuando las sustancias ingresan en él... cómo de a poco van perdiendo libertad", aconsejó.
Un Estado ausente
Ante el descontrol que reina en muchos lugares a la noche, el experto no dejó de alertar sobre la ausencia del Estado, y fue a más. Dijo que la mayoría de los negocios nocturnos tienen como socios a miembros de los gobiernos. "Por eso, los padres no podemos confiar en el control externo".
"Acá se habla mucho de combatir el narcotráfico", mencionó, y apuntó: "La mejor forma es terminando con la costumbre de la previa que es el mercado propicio para los vendedores de droga. No hay que ser ingenuos, hay muchos negocios que se mueven en la noche, ¡y a costa de nuestros hijos!".
"Yo sé que los padres no somos Don Quijote, pero sí sé que si estamos juntos, si nos ponemos de acuerdo, podemos hacer que nuestros hijos se diviertan, que la pasen muy bien y recuerden lo que hicieron la noche anterior". No es poco.