"Si, una cadena de favores, tal cual". María Cecilia Ribecco no para, pero sin embargo se toma una horita de su tiempo para compartir una gaseosa y hacer esta entrevista. Dice que la red de emprendedoras que coordina es, ante todo, una posta marcada por la generosidad. Una red de mujeres que van por sus logros personales pero sin olvidar jamás que en ese entrecruzamiento está su verdadero valor.
Tiene apenas 34 años pero parece haber vivido muchas vidas en relación al emprendedorismo, la actividad que realiza y que promueve. Estudió diseñó gráfico y fue durante largo tiempo consultora en comunicación y asesora en desarrollo de marcas. También coqueteó con la consultoría política. Organizó eventos y es docente en la Escuela Provincial de Artes Visuales.
En el sector privado, donde desarrolló su propia empresa, ya se movía con soltura, pero quería más. Algo le decía que era tiempo de volcar sus experiencias a otros. Transmitir lo cosechado. "Charlando con una amiga — Jimena Tomarelli— reparé en el hecho de que en las reuniones, eventos y congresos relacionados con el emprendedorismo eran casi todos hombres. ¡Cómo si las mujeres no emprendiéramos! Y decidimos que queríamos hacer algo con eso: una comunidad de mujeres emprendedoras".
Así comenzó una aventura que iba a traerle muchos frutos personales y colectivos (sobre todo). En bares, contactándose por mail, vía celular o gracias al boca a boca se iniciaron encuentros entre chicas (y no tan chicas) unidas por una misma vocación: emprender.
"Eran espacios geniales para intercambiar ideas; nosotras brindábamos las herramientas que ya conocíamos pero también aprendíamos de las nuevas experiencias, de las dificultades que enfrentaban otras mujeres con sus emprendimientos. Más que nada —ahora que lo pienso bien— eran reuniones de confianza. ¿Viste eso que pasa entre mujeres, que nos juntamos y enseguida se arma como una hermandad? En media hora podés estar compartiendo cosas muy sensibles y profundas con otra, con generosidad, con complicidad...", cuenta.
María Cecilia es locuaz, inquieta. Gesticula, y casi salta de la silla cuando se apasiona recordando los primeros momentos de su recorrido. Mira de reojo el teléfono, como prometiéndose que no lo va a atender. Casi lo logra. "Es que no paran de entrar mensajes, es continuo... y yo no puedo, como que siempre siento que tengo que acompañar, estar ahí cuando me necesitan", se justifica.
Es que de aquellas reuniones nació CRIAR, una comunidad de mujeres emprendedoras donde ya, con mayor formalidad, ofrecían diversas herramientas para administrar cada proyecto, y hacerlo realidad. La comunidad se hizo enorme, y está muy activa.
Después CRIAR gestó otra otra idea. En rigor, muchas otras, pero una central: ir a la Municipalidad de Rosario a ofrecer un programa para asesorar y acompañar a mujeres emprendedoras. "Fuimos con tanta fe que creo que no hubo manera de que nos dijeran que no", dice con una sonrisa.
"Nuestro objetivo siempre fue emprender socialmente, y era desde el Estado donde podíamos llegar a un mayor número de mujeres con proyectos en danza. Golpeamos la puerta, confiaron en nuestras ideas ("decíamos, esto así armado no lo tiene nadie") y nos dieron un lugar. Fue maravilloso", resume.
Así nació el Primer Programa de Formación para Mujeres Emprendedoras con Visión de Género y Acceso Gratuito del país, que sigue funcionando junto a otros proyectos municipales.
María Cecilia Ribecco es atrevida. Tiene miedo, sin dudas, pero corre el velo y avanza. Por eso se animó a mandar este proyecto al Banco Mundial y de ese modo recibió una mención (y beneficios para las integrantes) por el programa, un reconocimiento importante en toda Latinoamérica.
Su proyecto de emprendedoras también pasó a formar parte de Economía Social, la manera que encontraron de llegar a todos los barrios de la ciudad. Y otro paso más: se contactó con la Universidad Nacional de Rosario que también les dio un lugar para un programa de emprendedorismo y género.
"Ufff...hicimos tantas cosas que no lo puedo creer", menciona, mientras anuncia que hay más, mucho más para contar.
Por su perfil fue seleccionada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos para presentar la experiencia local, nada menos que en el Global Entrepreneurship Summit en Silicon Valley. "¡Imaginate haber sido parte de eso!", relata con enorme entusiasmo. Hasta Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, estaba allí, en la gran reunión anual que une a los emprendedores del mundo.
Su capacidad para demostrar liderazgo en el servicio comunitario fue lo que destacaron quienes la eligieron.
Y como una cosa trae a la otra, entre las asesorías que realizó con su equipo a miles de emprendedoras rosarinas (y de la zona) ella se dio otro gusto. Cada 19 de octubre, cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer Emprendedora, hay un gran evento internacional: WED (Women´s Entrepreneurship Day), que es la meca del emprendedorismo femenino. Allí la rosarina fue nombrada Embajadora Argentina, en representación de todas las mujeres que encaran un proyecto por su cuenta. Título que ostentará hasta 2020.
"Creo que el arte de emprender está en su mejor momento. Hasta tenemos una ley sancionada que nos da un marco legal. ¡Estoy feliz!", dice la actual coordinadora de Emprendedorismo de la Secretaría de Producción, que se va del bar con la misma energía con la que entró.