La rosácea afecta la piel del rostro y también los ojos. Requiere un seguimiento
La rosácea afecta la piel del rostro y también los ojos. Requiere un seguimiento
profesional y aunque es crónica se puede controlar. Qué se puede hacer para estar mejor
La rosácea es una enfermedad inflamatoria que se desarrolla básicamente en la cara. Afecta la piel y a veces los ojos. Se manifiesta con la aparición de granos o pápulas coloradas que aparecen en las mejillas y nariz (con mayor frecuencia).
¿Cuáles son los primeros síntomas? Los dermatólogos Ramón Fernández Bussy (padre e hijo) explicaron que son: "El enrojecimiento y dilatación vascular en la nariz, mejillas y frente pero en grados severos puede presentar lesiones inflamatorias".
Cuando se hace presente —agregaron— "produce un aumento de la reactividad vascular capilar al calor haciendo que se produzca en la piel un eritema persistente (cara colorada) dejando como secuelas pequeños capilares o vasitos dilatados llamadas telangiectasias que hacen que frente a cualquier fuente de calor (ducha de agua caliente o ambientes calefaccionadas) la cara se ponga más rubicunda".
El origen de la enfermedad se desconoce. Numerosas causas se señalan como inductoras de este problema y sus manifestaciones clínicas, pero pocas han sido comprobadas fehacientemente "aunque la predisposición familiar y los estados de ánimo contribuyen a su aparición o brotes".
La rosácea llega a afectar al 10 por ciento de la población general, prevaleciendo en las mujeres con una relación estimada de 3 a 1, pero en los hombres suele ser más severa su presentación.
Se da mucho más en individuos de entre 30 y 50 años en especial entre los que tienen piel, cabello y ojos claros, "por eso es sumamente extraño que un adolescente tenga rosácea". Ahora, si la persona tiene familiares con la misma patología es posible que se presente a edades más tempranas. El médico dermatólogo es quien a través de un examen físico y un interrogatorio llegará al diagnóstico e indicará el tratamiento, dependiendo el tipo de rosácea que presente el paciente.
Los especialistas destacaron que la rosácea "tiene un amplio espectro de presentaciones clínicas que pueden variar con el tiempo y la edad". Se describen cinco formas: telangiectásica, papulopustulosa, granulomatosa, ocular y rinofima.
Aunque los primeros síntomas o signos son más bien leves (enrojecimiento, por ejemplo) en los grados más avanzados "podemos ver lesiones inflamatorias", mencionaron los dermatólogos consultados.
Un dato que a veces el paciente no relaciona con rosácea es la afectación ocular: "Los ojos también pueden estar afectados. Personas con esta enfermedad suelen sentir ardor, resecamiento y sensación de picazón y lagrimeo y hasta pueden enrojecerse". Además, señalaron los profesionales, muchas personas dicen que les parece que tienen arena en los ojos.
"En ocasiones sólo consultan por los síntomas oculares en lo del oftalmólogo —quien conoce muy bien esta enfermedad—, pero cabe destacar que en general las personas con rosácea padecen compromiso de la piel y ojos al mismo tiempo".
Es una enfermedad crónica con períodos de exacerbación y períodos de mejoría. "El tratamiento es difícil. Por un lado se recomienda al paciente que evite aquellos estímulos que induzcan vasodilatación como el sol, los cambios bruscos de temperatura, situaciones de estrés, tomar bebidas muy calientes o comer comidas picantes".
Hay otras causas que suelen empeorar los síntomas: la menopausia, las fuentes de calor, el ejercicio intenso, el alcohol. Los esquemas terapéuticos están determinados por el estadio y la severidad de la enfermedad.
El tratamiento farmacológico incluye tópicos (con cremas y lociones). "Es muy importante tener en cuenta que nunca deben utilizarse cremas con corticoides para el tratamiento porque —como ya sabemos— es una enfermedad crónica y el uso de estas cremas sobre la piel de la cara puede traer a la larga un empeoramiento del cuadro cutáneo, pero más importante que eso es la atrofia y el envejecimiento de la piel, que no se recupera más".
Por vía oral los tratamientos son con antibióticos, retinoides y más recientemente —dijeron los dermatólogos— utilizamos algunos antiparasitarios dado que se ha descubierto en estos últimos tiempos la participación de un pequeño ácaro que vive normalmente en los folículos de nuestra piel (llamado demodex folliculorum) que participa en el origen de esta enfermedad y que dando el tratamiento adecuado y sin ningún tipo de peligro, mejora en gran forma la rosácea a tal punto que en países desarrollados como España ya se comercializa este medicamento en forma tópica con gran éxito.
"A nivel local también tenemos la brominidina, que no es utilizada como tratamiento para la rosácea en sí pero que es muy efectiva en disminuir el enrojecimiento que provoca la enfermedad. Hay que remarcar que debe ser recetado por el dermatólogo, quien conoce y puede explicar al paciente cómo debe utilizarla".
Otras terapias como láseres y técnicas quirúrgicas para rinofimas (que se producen en la nariz por la enfermedad) también son utilizadas.
"De acuerdo a cada cuadro clínico será el tipo de tratamiento que recibirá el paciente, quien deberá entender algo clave: sabemos cuándo empieza esta enfermedad pero no cuándo termina. Por lo tanto, en cada brote que tenga el paciente deberá ser controlado nuevamente".
La piel de las personas con rosácea es extremadamente sensible y por eso deben evitar la aplicación de productos agresivos con alcohol, acetona o astringentes, determinados jabones o sustancias abrasivas.
Es por eso que los médicos recomiendan el uso diario de fotoprotectores de amplio espectro, aun fuera de la época estival.
"Hay que recordar que la rosácea es una afección inofensiva pero que tiene en general un impacto emocional ya que puede llevar a que alguien que la padece sienta timidez o vergüenza", señalaron.
Fernández Bussy (padre), a cargo de la cátedra de Dermatología de la facultad de Ciencias Médicas de la UNR, recordó que no se puede curar "pero se puede controlar, por lo tanto, para tener éxito en la terapéutica se requiere una cuidadosa evaluación por parte del dermatólogo quien es el único que conoce esta enfermedad y sabrá dar un tratamiento individualizado con variaciones y modificaciones adecuadas a las fluctuaciones de la enfermedad".