Diego Colomba dice en su biografía que nació en 1972 en San Nicolás y que vive en Rosario desde 1990. Detalla que es profesor y licenciado en Letras y doctor en Humanidades y Artes, con mención en Literatura. Después da cuenta de sus publicaciones en distintos medios, reseñas, notas, entrevistas. Apunta sobre su trabajo en webs como Salón de Lectura o el banco sonoro Sonidos de Rosario. Cuenta, en su minibiografía, sobre sus trabajos como prologuista y al final cita sus libros de poesía y ensayo. Colomba nada dice de su trabajo silencioso en torno a la escritura, silencioso pero inquieto. Siempre está sobre las palabras, las imágenes, los sonidos con una mirada que denota especial sensibilidad pero también análisis preciso. Ahora en su página, www.diegocolomba.com, inauguró una nueva entrada: Malentendidos, donde publica un poema, una foto y un comentario. Una operatoria con el sello de su estilo: la sobriedad.
"Hoy arranco con una sección nueva de la página sobre poesía argentina contemporánea: un poema y un comentario. El que prefiere puede disfrutar del primero, detenerse en la fotito y dejar el resto para una ocasión más propicia", sugiere Colomba a modo de invitación en su espacio de Facebook. Colomba además de publicar regularmente en medios y sus propios libros es un activo poeta en el mundo virtual, si es que hoy por hoy pueden diferenciarse mundos. Pero bueno, ese es otro tema.
La combinación que plantea en Malentidos es muy estilo Colomba. Mesura, su poética parece siempre merodear la mesura. Un poema, una foto y un comentario. Él resume la operatoria de la siguiente manera: "Lecturas equívocas, interpretaciones erráticas de poesías dadas a publicidad". Y es justamente en el equívoco, en lo errático de la propuesta o de lo publicado donde está el misterio que atrapa al lector. Porque está claro, a Colomba le interesan los lectores. Su obra así lo muestra.
La primera entrega, de esta suerte justamente de poesía por entregas, es un poema de Jorge Aulicino. Se trata de "La ley de la calle", que Colomba analiza de la mano de la película de igual nombre de Coppola. "Cualquier cosa puede volverse el pretexto de un poema. Si lo es una película, y la alusión se señala desde el mismo título, un profuso reservorio de imágenes y sentidos se activa antes de la lectura. En diálogo con el filme de Coppola, el poema de Aulicino se vuelve una máquina de producir ambigüedad".
La propuesta de Colomba permite disfrutar de la lectura sin sobresaltos, ir y venir un par de veces entre los versos y la imagen. Buscar el detalle, para luego adentrarse en su comentario.
La segunda entrega es un poema de Irene Gruss. "A Juana Bignozzi" es su título. "Alguna vez yo tuve esa violencia en la voz y en el trato,/ Juana me la dictaba desde un orden,/ desde esa ley: reíte, me decía, de aquel guijarro humilde,/ piedra/ seremos", ofrece Gruss en el inicio. Es un poema tierno y dramático, a la vez. Colomba apunta: "Mucho más que un homenaje, el título supone a un tiempo una evocación y una invocación".
Tras Gruss, Colomba publica un poema de Daniel Freidemberg, "Noviembre (XVIII)", donde cada palabra juega su sentido por el sólo hecho de aparecer y a la vez por presentarse combinada y actuando en la trama. Un puzzle de imágenes componen la historia, pasada y presente. La foto elegida es en blanco y negro, atinada selección que entra en juego con la pieza de Freidemberg.
"El poema describe una escena mínima (padre e hijo viajan en chata por un camino de tierra), yuxtaponiendo imágenes sensoriales, que por su intensidad olfativa, auditiva y táctil se impregnan en el cuerpo del hijo, como pedazos de memoria bruta que parecen restituir, por su sola presencia (reaparición), el misterio", analiza Colomba.
Pero claro, se debe tener en cuenta que esta nueva propuesta de Colomba se trata de "malentendidos" en torno a la poesía argentina contemporánea, un equívoco poético que sale, precisamente, al encuentro de lectores ajenos a la certeza.
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