“Demostramos que esto se puede hacer desde una Universidad pública”, suelta Marcelo Barrale, vicedecano de la Facultad de Arquitectura (UNR), sobre las primeras impresiones que deja la inauguración del Club Social en Empalme Graneros.
“Demostramos que esto se puede hacer desde una Universidad pública”, suelta Marcelo Barrale, vicedecano de la Facultad de Arquitectura (UNR), sobre las primeras impresiones que deja la inauguración del Club Social en Empalme Graneros.
Docente titular del taller de proyecto arquitectónico, Barrale destaca la importancia de vincularse con organizaciones sociales e instituciones para desarrollar conocimientos aplicados.
¿Cómo se da este diálogo entre organizaciones y Universidad?
Hace dos meses logramos acreditar la carrera de arquitectura por seis años. Y dentro de los planes de mejora que surgieron de los procesos de autoevaluación, hay algunos puntos que tienen que ver con la extensión universitaria. Uno es la difusión interna de las actividades de extensión, y otro es articular curricularmente la producción de conocimiento del alumno con las temáticas sociales más directas. Sería conocimiento aplicado a una necesidad concreta. Por eso también estamos construyendo un registro de entidades de distinto tipo que demanden pequeñas instalaciones espaciales, y que puedan estar al alcance de nuestro presupuesto. Pueden ser cooperadoras escolares que necesiten un pequeño anfiteatro o una biblioteca anexa. Es decir, pequeñas instalaciones que mejoren la calidad de organismos de bien público.
Esto implica también una mirada social distinta sobre la ciudad en materia arquitectónica
En un facultad hay alumnos y profesores que tienen expectativas muy distintas. Hay quienes piensan que el alumno debe ligarse fuertemente con un cliente con recursos, y otros que pensamos que el alumno y futuro arquitecto es un actor fundamental en la formulación de las demandas sociales. El arquitecto tiene que acompañar a los sectores populares en la formulación de sus demandas. Y después en el mejor de los casos integrar organismos públicos y trabajar por la arquitectura social, hospitalaria o escolar.
La apertura de este debate de por sí ya es un avance
El avance es que el alumnos van al barrio y construyen en contacto directo con los vecinos, durante una pequeña experiencia que dura un cuatrimestre. Habitualmente se hacen proyectos pero sin este contacto tan directo con la realidad. Pero lo más importante es que hemos demostrado que esto se puede hacer desde una Universidad pública.