El mandatario venezolano, Nicolás Maduro, denunció ayer que la declaración de abandono del cargo presidencial que realizó el lunes la Asamblea Nacional (Parlamento) forma parte de un plan golpista opositor que será sancionado por las autoridades. Durante un acto transmitido en cadena nacional, Maduro juramentó al llamado "comando antigolpe" con la misión de contrarrestar los supuestos planes desestabilizadores de la oposición y advirtió que los mismos serán castigados. Encabeza el llamado "comando antigolpe" el recientemente designado vicepresidente,Tareck El Aissami. Lo conforman además Diosdado Cabello, número dos del chavismo; Vladimir Padrino López, ministro de Defensa; Néstor Reverol, ministro de Interior; y Gustavo González López, director del Servicio de Inteligencia. "Aténganse a las consecuencias al llamado a golpe de Estado que la pandilla aprobó ayer en el Parlamento, es una pandilla que ha secuestrado a la Asamblea Nacional y que utiliza los recintos de la Asamblea Nacional para el desacato a la ley, para promover un golpe en Venezuela. ¡Así lo denuncio!", advirtió Maduro, quien apuntó al presidente del Legislativo, Julio Borges, como responsable.
Estas declaraciones se producen un día después de que el Congreso aprobara una ley en la que se declaró el abandono del cargo de Maduro, a quien la mayoritaria bancada opositora responsabilizó por la crisis económica, el auge de la criminalidad y el supuesto deterioro de las garantías democráticas. Según los opositores, tras declararse el abandono del cargo de Maduro, deberían convocarse a nuevas elecciones presidenciales en los próximos 30 días, aunque Maduro descartó esta posibilidad ya que sigue siendo el "jefe de Estado constitucional".
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) venezolano advirtió el lunes que la Asamblea carece de competencias para hacer la declaración. El presidente conmemoró ayer el cuarto año del actual mandato, a partir del cual, si llegara a salir del poder por renuncia o prueba electoral, quedaría a cargo el vicepresidente hasta enero de 2019.
La bancada minoritaria del oficialismo acudió ayer a la sede del TSJ para solicitar la nulidad de la ley que decretó el abandono del cargo de Maduro y que se investigue la responsabilidad de quienes la promovieron. "Los diputados de la patria venimos a introducir este recurso contra la directiva del Parlamento por la acción ilegal, inconstitucional, golpista, en su intento permanente de desestabilizar la paz del país", dijo el diputado Héctor Rodríguez, jefe de la fracción parlamentaria del oficialismo.
La Asamblea Nacional, con 106 votos a favor, aprobó la declaratoria de abandono del cargo de Maduro por el supuesto incumplimiento de sus funciones constitucionales. El Congreso está integrado por 163 diputados de los cuales 109 son de la oposición y el resto del oficialismo. La oposición justificó el proceso contra el mandatario alegando que hay una "grave ruptura del orden constitucional y democrático, la violación de los derechos humanos, la devastación de las bases económicas y sociales de la nación".
Aunque el Parlamento tiene potestad constitucional para declarar el abandono del cargo de un presidente, algunos analistas y juristas estiman que la declaratoria no tendrá ninguna incidencia debido a que es una acción meramente política que es muy posible que sea anulada próximamente por el Tribunal Supremo, que es señalado de estar controlado por el oficialismo.
Durante 2016, la oposición impulsó varias acciones, incluido un proceso de referéndum revocatorio de mandato, para tratar de acelerar el fin del gobierno de Maduro, pero todas fueron bloqueadas por las autoridades judiciales y electorales.
Maduro aseguró que los planes de la oposición se enmarcan dentro del "coletazo" que representarían los últimos días en la presidencia de su homólogo estadounidense, Barack Obama, quien dijo que tiene la "obsesión" de derrocar a la revolución bolivariana antes de entregar el poder el 20 de enero al republicano Donald Trump. Maduro realizó esta alocución desde el aeropuerto Simón Bolívar de Caracas, desde donde partió con destino a Nicaragua para asistir a la toma de posesión de su homólogo Daniel Ortega.