Los padres de Chiara Páez, la chica asesinada y enterrada en la casa de Rufino donde vivía su novio, hicieron un llamado público a la paz social, pidieron más recursos para la investigación del caso y solicitaron la colaboración de toda la comunidad para el esclarecimiento definitivo del hecho. Lo hicieron en una reunión que mantuvieron en la parroquia Santísima Trinidad con el fiscal regional de Venado Tuerto, Alejandro Sinopli, el sacerdote de la iglesia, Diego Cavanagh, y los abogados patrocinantes de la familia. En cuanto a la investigación propiamente dicha, el fiscal de la causa, Mauricio Clavero, citó a declarar al padre del novio de la chica (único autor confeso del asesinato) y secuestró elementos relacionados con ritos Macumba en la casa de la madre del adulto imputado.
Fue el mismo Sinopoli quien se refirió al pedido de los padres. Lo hizo durante una conferencia de prensa que brindó ayer en Rufino, donde se refirió a distintos aspectos de la investigación. “En la reunión, los padres fueron escuchados”, recordó el fiscal, y dijo que el encuentro tuvo tres ejes fundamentales. “Los propios padres reforzaron la idea de que se haga justicia pero pidieron a toda la comunidad que no haya actos de violencia”, dijo.
El otro eje de ese encuentro es especialmente sensible, ya que, contó Sinopoli, Fabio Páez y Verónica Camargo hicieron un pedido de que se asignen más recursos a la investigación, algo que ya había generado polémica cuando el mismo fiscal hizo pública la escasez de elementos y personal con el que trabajar. “Fue un pedido directo a todas las autoridades, para que asignen todo los recursos que hagan falta para realizar la mejor investigación, y de que se concrete de modo inmediato y no como una simple promesa”, reprodujo.
Y en este sentido, anunció que el fiscal adjunto de Venado Tuerto, Mauro Blanco, fue afectado al refuerzo de trabajo investigativo, acompañado de un policía de investigación, también de la ciudad cabecera del departamento General López. El mismo Blanco participó de la reunión celebrada ayer en la iglesia.
Colaboración. También hubo un pedido a la comunidad para que quien tenga el mínimo elemento o información que pueda presentar, lo haga. “Para nosotros es muy importante, porque para nosotros todo vale. Hemos avanzado bastante en la investigación, pero entiendo que falta muchísimo para tener más claridad”, afirmó Sinopoli, y advirtió que el caso “no está esclarecido. Los casos se esclarecen cuando hay sentencia. El hecho de que haya sido hallado el cuerpo de la chica no implica eso. Ese es un viejo concepto policial, que habla de esclarecimiento cuando han encontrado un cuerpo y hay personas detenidas. Tengo que ser franco con la comunidad, el caso no está esclarecido porque se haya encontrado el cuerpo, tenemos que sumar en las próximas horas elementos o evidencias que refuercen la probabilidad de que las personas aprehendidas sean autoras del crimen”, advirtió.
Aborto. Previo a la conferencia, y en diálogo telefónico con La Capital, el fiscal se refirió a las especulaciones interpretativas que surgieron mediáticamente en torno a la imputación de aborto no consentido, Sinopoli, explicó ayer a este diario que tal figura penal significa dar por sentado que “matar a una mujer embarazada implica la interrupción forzada” de la otra vida que se está gestando. Sin embargo, en Rufino, el mismo funcionario no dio como descartada ninguna hipótesis.
Consultado sobre la marcha de la investigación, dijo que “se está en presencia de un caso complejo y difícil”, y admitió sobre la necesidad de sumar mayor cantidad de evidencias para establecer fehacientemente el grado de responsabilidad que le podría caber a los adultos incriminados en el caso. Se trata de Carolina V., madre del chico, y Carlos C., su concubino, quienes quedaron imputados como partícipes necesarios en el crimen.
Lo más fuerte, al menos hasta el momento, es la ropa con manchas de sangre que fue secuestrada en el dormitorio matrimonial del presunto matador y cuyos resultados de las pericias aún se desconocen. Pero como las prendas serían de su concubino la situación para la mujer sería menos comprometida excepto que haya otros elementos objetivos que acrecienten las sospechas contra ella.
Si bien la investigación está orientada a probar la presunta participación de los mayores, esto “no será tarea fácil”, revelaron fuentes judiciales, más aún cuando el joven se atribuyó tanto el crimen como el ocultamiento del cadáver, aunque para la Fiscalía “el chico falsea la verdad” de lo acontecido.
El menor aseguró haber cometido el crimen en el taller de herrería ubicado en la casa de sus abuelos maternos donde él vivía, y en cuyo patio fue hallado el cuerpo de Chiara, que el chico dijo haber enterrado “sin recibir ayuda de nadie”, aunque su relato resulta poco convincente para los investigadores que intentan sumar evidencias para acreditar la participaron de los adultos.
Tras ser encontrado el cadáver de la chica, además del confeso homicida, su madre y el padrastro, también habían sido detenidos sus abuelos maternos, que luego quedaron en libertad al no surgir evidencias para incriminarlos pese a que siguen vinculados a la causa.
Testimonio del abuelo. El abuelo, identificado como Tomás V., aseguró en una entrevista realizada en un emisora local que su nieto le confesó que había matado a Chiara y al tomar conocimiento de la “tremenda” revelación llamó al padre del menor, quien es policía, y al llegar a su casa se enteró de lo sucedido y trasladó a su hijo hacia la delegación judicial para entregarse.
Visiblemente angustiado, el hombre recordó que el chico admitió el crimen al decirle: “Me mandé una cagada, la maté y la enterré”. Dijo no haber escuchado gritos en el horario donde habría ocurrido el asesinato y posterior enterramiento de la víctima, y se mostró confiado de la inocencia de los sospechosos.
Asimismo, aseguró que el pozo donde fue sepultada Chiara había sido cavado por su nieto tres días antes del crimen, y que nunca imaginó que tendría como destino tal acto criminal, más aún porque, según comentó, solía hacer este tipo de excavaciones para practicar con la pala. Incluso, recordó que la abuela le habría pedido al chico que lo tapara por temor a ocurriese algún accidente.