Se enfrentó a protestas antigubernamentales durante meses, esquivó los escándalos de corrupción que acabaron con varios de sus ministros y ahora el presidente turco Recep Tayyip Erdogan ha sobrevivido a un golpe militar, un hito que muchos de sus predecesores no comparten. Nadie en Turquía predijo lo que finalmente ocurrió el viernes por la noche: los soldados se hicieron con el control de los dos puentes de Estambul sobre el Bósforo, en el cielo de la capital, Ankara, empezaron a multiplicarse los cazas de combate F-16, y los militares tomaron con relativa facilidad las televisiones privadas y estatales del país. Nadie podía predecirlo, pero en una nación que ha vivido tres golpes militares, numerosas señales indicaban que podría volver a producirse una asonada.
¿Qué motivó el golpe? En los últimos años, gobiernos e instituciones extranjeras de un lado, y ciudadanos, académicos y opositores turcos han mostrado su preocupación por el creciente autoritarismo exhibido por Erdogan. Sus primeros años como premier desde su elección en 2003 pasó relativamente desapercibido. Pero desde que en agosto de 2014 se convirtió en el primer presidente de Turquía directamente elegido, su estilo de gobierno ha ido tomando tintes que muchos tachan de dictatoriales. Erdogan quiere cambiar la Constitución turca, adoptada en 1980 tras el último golpe exitoso, para adoptar un sistema presidencial al estilo estadounidense que aumentaría considerablemente sus prerrogativas.
Según Aykan Erdemir, investigador de la Foundation for Defense of Democracies de Washington, el golpe de Estado fue el resultado de muchos factores, incluido el miedo de las fuerzas armadas turcas al nuevo sistema. Erdemir explica que, entre las razones del golpe, se incluye "el rediseño de la ley de los altos tribunales así como la negativa de Erdogan a ser imparcial".
¿Por qué fracasó el golpe? Sinan Ulgen, director del think tank Edam y profesor invitado del Carnegie Europe, dice que este no fue un golpe de todo el ejército como en casos previos, sino de un pequeño grupo. "Estaba fuera de la cadena de mando, era un grupo relativamente pequeño" en el ejército que sin embargo logró secuestrar al jefe del Estado Mayor. "No fue una operación diseñada por (todo) el ejército y se vio. Sin el apoyo completo del ejército, no tenían ni capital ni capacidades", considera. Erdemir apunta que la era de los golpes consumados EM_DASHcomo los ocurridos en 1960, 1971 y 1980EM_DASH han terminado, y que la opinión pública es hostil a esta perspectiva. Esta vez, el país mostró mayor solidaridad, e incluso los tres partidos de la oposición condenaron la intentona golpista en el Parlamento. Los partidos no tienen un "recuerdo agradable" de los previos golpes, considera Erdemir. Ulgen añade: "Cuando la gente se dio cuenta de que los golpistas no tenían el apoyo del ejército, vieron que era más fácil estar en contra".
En Twitter empezó a correr el rumor de que todo fue orquestado por el propio Erdogan y #Darbedegiltiyatro (No es un golpe, es teatro) se convirtió en Trending Topic en la red. Natalie Martin, profesora de la Universidad de Nottingham Trent de Reino Unido, señaló que el levantamiento parecía "casi destinado a fracasar", algo que creó suspicacias. "Es enteramente posible que se tratara de un falso golpe", admite.
¿Consenso o desmarque? Erdogan, consumado estratega, es consciente de que la malograda operación le brinda nuevas oportunidades para estrechar su control, pero se enfrenta a una decisión difícil. "Puede construir basándose en el hecho de que todos los partidos lo apoyaron y edificar una nueva era de consenso o puede aprovechar la oportunidad para consolidarse como dirigente en solitario", señala Erdemir. "Depende casi completamente de Erdogan: el camino que elija tendrá consecuencias enormes. El optimista que llevo dentro apuesta por la vía democrática, pero el realista y pesimista me dice que Erdogan jamás desaprovecharía una ocasión así" para consolidarse en el poder.
El presidente turco saldrá fortalecido, opina Ulgen, pero "la cuestión es si quiere emplear esa fuerza para girar hacia una política de mayor consenso". "Se trata de una oportunidad única para avanzar hacia una agenda democrática más ambiciosa. Pero el escenario más probable es que Erdogan la use para sus ambiciones personales y crear un sistema presidencialista".