"Todos saben cómo se tienen que cuidar. Hay que salir y no exponerse tanto y dentro de la cancha uno tiene que demostrar que está bien. La realidad es que cuando empecé a jugar yo también salía, lo que pasa es que no había tantos celulares como ahora. Si gana Boca se puede salir, pero si se empata o se pierde, al hincha no le gusta ver que los jugadores salen. Ahí si querés te encerrás y te ponés en pedo, pero que nadie se entere". Las declaraciones de Carlos Tevez tras lo que pareció la semana pasada una masiva exposición pública de futbolistas, no sólo de Boca, parecieron desnudar, justamente, un poco más los inconvenientes que tienen los jugadores de estos tiempos para preservar su intimidad. Y en muchos casos sucede que no quieren que así sea, no les importa la exposición, los atrae... El hecho traspasa los parámetros de educación y profesionalismo. No les molesta aparecer desnudos en chats de whatsapps y mucho menos que el mundo se entere de sus bondades anatómicas. El tema no es nuevo, todo lo contrario, pero avanza a la velocidad de un rayo, casi al mismo ritmo al que la tecnología desintegra la vida privada de las personas. Sucede que hay distintas ramas de un mismo o similar comportamiento. El exhibicionismo compite mano a mano con la pulcritud y el detalle de otro grupo de jugadores que, antes que ofrecerse como Dios los trajo al mundo, prefieren aferrarse a todo lo que les permita hermosear su figura. Para agradarse lo más posible delante del espejo primero y ofrecerse como bellezas integrales después. Y en este punto, ya retirado David Beckham, el portugués Cristiano Ronaldo parece ser el paradigma.
El martes se conoció por un informe de la revista lusitana "VIP" que la megaestrella de Real Madrid es adicta al bótox. Mientras esto se escribe es imposible dejar de imaginar lo que podrían opinar al respecto el Rata Rattín, el recordado Angelito Labruna, el Flaco Landucci, los Killer, cualquiera de los tres; el Tolo Gallego y hasta el Cabezón Ruggeri a pesar de su tinellización... Pero los tiempos cambian y vaya si cambian.
A muchos chicos de estos tiempos no les importa cómo haya salido el equipo si la salida está programada. Cómo será que ahora algunos clubes porteños, con Boca a la cabeza, decidieron retrasar los regresos cuando juegan en el interior para evitar que sus futbolistas hagan un surco entre Aeroparque y los boliches de moda en plena madrugada.
Ya en sus tiempos Carlos Bilardo recorría las habitaciones a las 11.30 de la noche para controlar que estuvieran todos durmiendo... Sí, históricamente los futbolistas fueron duros de domar, pero como dice Carlitos Tevez, ahora está lleno de celulares.
Los tiempos cambian: la bellísima Nicole Neumann le diseña sus coquetas cintas de capitán al también coqueto Poroto Cubero, que las ha usado hasta del estilo animal print.
Wanda Nara, por ejemplo, es la representante de su marido Mauro Icardi. Pasó de ser botinera por duplicado a empresaria. Un caso parecido al de Carolina Molinari, la esposa de Mariano Pavone. Pero ella optó por una exposición casi imperceptible.
Los muchachos salen a la cancha con gel en los cabellos y mucha cera en la barba para que se les mantenga la forma aunque vengan degollando. Hasta hace unos años un barbudo era casi un hereje, hoy es raro el que no la usa porque la moda lo dicta. A lo mejor se olvidan de ponerse las calzas o las canilleras, pero la cinta del pelo imposible. Gastan segundos preciosos antes de un córner para acomodarse las cabelleras. Y les encanta sacarse las camisetas para mostrar sus elaborados y cada vez más abundantes tatuajes.
Vuelta al bótox de Cristiano
Para aquellos futboleros que crecieron con la portátil en la oreja se ensayará una ligera definición de bótox: es la forma diluida de la toxina butolínica usada inicialmente para tratar espasmos musculares. Es uno de los tratamientos que ofrece mejores resultados para eliminar las arrugas. Tras la infiltración con una aguja extrafina en el músculo debajo de la piel de la zona que se quiere tratar, la toxina actúa inhibiendo por relajación el movimiento muscular. Con este efecto se consigue hacer desaparecer las arrugas y por tanto proporciona un aspecto más rejuvenecido en la piel. Cristiano Ronaldo, el adicto según "VIP", tiene apenas 31 años.
El semanario sostiene que Cristiano lleva gastados miles de euros en cirugías estéticas y muestra cómo se fueron modificando el rostro, el físico y hasta la tonalidad de la piel del campeón de Europa con la selección de su país. Aseguran que, al estilo Michael Jackson, está más blanco.
Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro, tal su nombre completo, es el futbolista más requerido en internet. Y ahora todo se mide en visitas de internet, antes la incorporación al jet set era la que calificaba.
No es nueva ni mucho menos la seducción que les provoca a los deportistas, no sólo a los futbolistas, la inserción en los cenagosos ámbitos de la farándula.
Chirola Yazalde y Carmen, Conejo Tarantini y Pata Villanueva, Vilas y Carolina de Mónaco. ¿Alguien podría mensurar lo que generaría hoy en los medios la relación amorosa entre un deportista argentino y una princesa?
En la madrugada del 31 de octubre de 1993, la selección argentina de fútbol debió enfrentar a Australia en un repechaje para ir al Mundial de Estados Unidos tras caer goleada 5 a 0 en Buenos Aires por la Colombia del Pibe Valderrama. Era el regreso de Maradona a la selección.
Canal 9, del zar de la TV Alejandro Romay, pagó los derechos y transmitió en directo para todo el país. No había un solo televisor apagado.
En un momento, una de las cámaras mochileras ingresó al vestuario argentino y sorpresiva e involuntariamente tomó en primer plano a Carlos Mac Allister totalmente desnudo. El Colorado, actual secretario de Deportes de la Nación, ni se enteró, pero a quienes conducían la transmisión desde Buenos Aires, con Romay a la cabeza, les costó continuar como si nada hubiera pasado. Hasta se les podía ver la vergüenza en los cachetes ruborizados.
Hoy sería un video aburridísimo, sin gracia y con escasísimas reproducciones. Los tiempos cambian.