"Florence", el placer por sobre el deber
"Florence", el placer por sobre el deber
Calificación: ****. Intérpretes: Meryl Streep, Hugh Grant, Simon Helberg y John Kavanagh. Dirección: Stephen Frears. Género: comedia dramática. Salas: Del Centro, Hoyts, Monumental, Showcase.
A veces la carcajada mueve a reflexión. Y este es lo que ocurre al escuchar cantar a Florence Foster Jenkins, quien fue unánimemente considerada la peor cantante lírica de la historia. Basada sobre los últimos años de la excéntrica soprano estadounidense (1868-1944), Stephen Frears decidió darle un enfoque irónico al personaje pero a la vez con cierto tono de redención. De la mano de una Rey Midas de la actuación como Meryl Streep, no hay dudas que toda criatura que toca la convierte en oro. Su Florence es tan patética como querible, tan insoportablemente poderosa como débil ante sus afectos y tan inconsciente como para cantar el "Aria de la Reina de la Noche" de Mozart con un récord de desafinaciones. Al lado de su esposo Clair Bayfield (un sólido y creíble Hugh Grant), que la consiente para que concrete sus sueños, Florence va creciendo ante el reconocimiento de un público tan selecto como aristocrático. Acompañada de su pianista Cosme McMoon (el expresivo Simon Helberg) una noche Florence se topa con lo popular y siente el primer gran impacto con la realidad. Cebada por su engañoso entorno, alquila el Carneggie Hall y regala todas las entradas para los ex combatientes. Pese a su gesto solidario, las burlas y la crítica despiadada del diario más poderoso (único que no aceptó sobornos) le dan un golpe letal. "Podrán decir que canto mal, pero no que nunca canté", dice Florence en el cierre. Para analizar esa delgada línea entre la obligación de hacer lo que uno debe y el placer de hacer lo que uno quiere.
Por Pedro Squillaci
"Viajo sola", una vida de cinco estrellas
Calificación: ****. Intérpretes: Margherita Buy, Stefano Accorsi, Fabrizia Sacchi, Lesley Manville y Gianmarco Tognazzi. Dirección: Maria Sole Tognazzi. Género: comedia dramática. Salas: Cines del Centro.
"Paso el 90 por ciento de mi vida en lugares como este, pretendiendo ser quien no soy". Así lo declara Irene, la protagonista de "Viajo sola", tercera película de Maria Sole Tognazzi. El personaje, a cargo de Margherita Buy, lleva una vida de lujo. Viaja por el mundo y se hospeda en hoteles cinco estrellas. Pero todo tiene sus matices. Siempre miente, así lo afirma, cuando le preguntan cuál es su ocupación. Y obviamente, viaja sola, con su kit de inspección: guantes, termómetro, cronómetro, laptop y su mirada crítica. Para conservar los puntos, el hotel debe estar atento tanto desde la perfecta disposición de la vajilla hasta el vestuario, tono y modales de camareros y conserjes.
Ese trabajo lo hace casi sin relacionarse con nadie, prefiere la cortesía y escuchar ("una especie en extinción", se asombra un personaje). Irene eligió esa vida. La disfruta. No quiso tener hijos. Su expareja hoy es su mejor amigo, toda su familia son su hermana y sus sobrinas, con quienes tiene una relación cordial pero distante. Su incomodad existencial con ese estado es tangencial y velada hasta que conoce a otra pasajera, una antropóloga cuya actitud está en las antípodas de su estilo de vida.
Con un guión elaborado -por momentos demasiado- y una puesta en escena impecable, la directora e hija de Ugo Tognazzi, construye con inteligencia y sin dramatismo una historia con subtramas que confluyen y cierran hacia el final. La siempre efectiva Margherita Buy -su última película estrenada en Argentina fue "Mia madre", en un personaje con algunos puntos de contacto- despliega una variedad de matices que Tognazzi aprovecha sin exagerar, y aporta algunos flashes de humor, tan velado como la crisis de Irene.
Por Rodolfo Bella
"La era de hielo: choque de mundos", una fórmula gastada
Calificación: *. Dirección: Michael Thurmeier y Galen Tan Chu. Guión: Michael Wilson, Michael Berg y Yoni Brenner. Género: Animación. Salas: Monumental, Del Centro, Showcase, Hoyts y Village.
A 14 años de "La era de hielo" original, ¿qué gracia puede tener la popular ardilla Scrat tratando de atrapar a su escurridiza bellota? Es el mismo chiste de siempre. Pero mientras siga habiendo buenos resultados en la taquilla se seguirán estrenando películas como "La era de hielo: choque de mundos", una secuela en piloto automático. La quinta entrega de la saga está apoyada casi en su totalidad en el humor físico: saltos, golpes y gritos. El problema es que este tipo de recurso agota y hasta llega a irritar si no hay una historia que lo sostenga. Y en este caso la historia brilla por su ausencia: por un lado los personajes deben salvar al mundo del choque de un meteorito, y por otro lado está el mamut Manny celando por demás a su hija Morita, que se puso de novia con un mamut bueno pero torpe. Y eso es todo. Los personajes han sufrido un gran desgaste desde la original y no se han renovado. Y los pocos guiños para los adultos están forzados y no causan gracia. El trabajo de animación de los estudios Blue Sky es excelente, pero con el nivel que ha alcanzado el cine de animación en los últimos años esto solo ya no alcanza. Hace falta una historia, y personajes con más carisma, aunque el público, de todas maneras (y más en vacaciones de invierno) siga llenando las salas.
Por Carolina Taffoni