Ya fue escrito: nos gusta vivir en el engaño. Y "Este objeto antes llamado disco" es una frase más que engañosa. Con más razón si la frase viene de los Café Tacuba, esos zopilotes que acababan de decir a quien ponía un grabador por delante que el disco se inmaterializó y dejó de ser, que ya no es más el redondel del arte ni la fuente de gozo que era. Pero, decía, nos gusta vivir en el engaño, en cualquiera de sus formas. Creernos que Lady Gaga es transgresora, que intranquiliza a las mentes obtusas y conservadoras de este mundo. Y nos gusta creer que "Este objeto antes..." no es un disco, porque Rubén y los suyos lo inmaterializaron desde la negación, desde la palabra misma. Pero en cierto modo, esta cosa que alguna vez se llamó disco compacta toda la historia musical de cuatro de los mejores compositores de música pop de México y Latinoamérica en las últimas dos décadas. Es la síntesis perfecta de su arte, desplegada en 10 nuevas canciones: cómo combinar en sus melodías los enormes componentes folclóricos mexicanos con el pop y el electro-pop que dominan el mundo. Cómo hacerlo sin caer en la cursilería. Cualquier otra banda de estos pagos que intentara crear el tipo de canciones que interpretan los Tacuba, probablemente caería en el insondable pozo de la ridiculez. ¿Quién podría, como lo hace Meme en este disco, cantar edulcoradamente y sin ser tomado como un cursi "Aprovéchate de mí, de que estoy enamorado..."? Otra balada engañosa del este disco-no disco es "De este lado del camino", y ni qué hablar de "Volcán" y su eco-dramatismo subyugante. Y, aunque algunos sabemos que Gaga es sólo una chica muy lista y siempre atenta a cómo va a ser mirada, también entendemos que la música seguirá latiendo de alguna forma aunque "esos objetos antes llamados discos" se hayan inmaterializado.