El ministro de Energía, Juan José Aranguren, se cruzó con el ex ministro de Economía Axel Kicillof, quien cuestionó la estrategia del gobierno actual al alertar que la actividad exploratoria en el sector hidrocarburífero "bajó sensiblemente".
El ministro de Energía, Juan José Aranguren, se cruzó con el ex ministro de Economía Axel Kicillof, quien cuestionó la estrategia del gobierno actual al alertar que la actividad exploratoria en el sector hidrocarburífero "bajó sensiblemente".
Aranguren sostuvo que el objetivo del gobierno es ir convergiendo por "acuerdo de partes" al precio del crudo internacional". Y recordó en todo momento que la administración anterior había impulsado aumentos de precios a los productores de gas y petróleo, y de tarifas de distribución y transporte. También se remitió, cuando le preguntaron sobre los planes de inversión de las empresas, a los acordados en una comisión creada durante la gestión de Cristina Kirchner.
A su turno, Kicillof señaló que durante su gestión en Economía "el objetivo" del acuerdo con el sector petrolero "no tenía como fin converger al precio internacional sino sostener la actividad petrolera, producir más, mantener planes de inversión y sin despidos". En cambio, ahora "la actividad exploratoria bajó sensiblemente" por lo cual aseveró que "el objetivo es distinto".
En ese instante, el diputado radical Mario Negri intervino y afirmó que la gestión kirchnerista dejó "el desastre más grande" en materia energética.
Más tarde, Kicillof volvió a tener una intervención, donde pidió hacer "tabula rasa" con los aumentos de tarifas porque "no hace falta evidencia de que esto está mal hecho y hacerlo como marca la ley, en audiencia pública y poder salir del atolladero en el que están".
El ex ministro de Economía cuestionó la estrategia oficialista de advertir sobre "terribles desgracias" cuando no se hace lo que el gobierno dice. Negó que el tarifazo fue por una "cuestión fiscal" porque "se han cansado de perdonar impuestos a sectores concentrados".
Aranguren le respondió luego al señalar que "el gobierno nacional ha dado demostraciones de que sabe escuchar" .
La carta. El gran ausente de la jornada fue el ex ministro de Planificación, Julio De Vido, titular de la comisión de Energía de la Cámara baja. Envió una misiva que leyó el jefe del bloque del FpV, Héctor Recalde. Señaló allí que "el brutal tarifazo implica una transferencia directa a las empresas, en el caso del gas de 3.500 millones de dólares a los productores".
Y recordó que "con las tarifas que muchos califican como atrasadas se invirtieron en el sector 25 mil millones de dólares". Citó, entre otras obras, la finalización de Atucha II y Yacyretá, el tendido de 5.500 kilómetros de líneas de alta tensión con los que se incorporaron 11 provincias a la red nacional y, el aumento de 12 mil megavatios la capacidad instalada. "Incorporamos más de 2,5 millones de hogares a la red de gas y 6 millones al servicio de electricidad", dijo.
Su archienemigo Eduardo Costa (UCR-Cambiemos) enumeró las denuncias que lo involucran y aseguró que el gobierno kirchnerista "entregó" a Lázaro Báez "una cuenca de gran potencialidad en gas y petróleo" en 2006 pero "al día de hoy no se ha sacado un metro cúbico de petróleo".
Pan y tarifas. El presidente del bloque del PRO en la Cámara de Diputados, Nicolás Massot, advirtió que la discusión desatada en torno a las tarifas puede resumirse en si la suba finalmente "se paga en la factura del gas o en el precio del pan".
El diputado por Córdoba dijo que "esto de los subsidios empezó siendo una necesidad social y devino en una necesidad electoral", dijo Massot.
Costos. El sanjuanino y titular del PJ, José Luis Gioja, desempolvó un informe privado en el cual se estiman costos de producción de gas inferiores a los que convalidó el gobierno a las productoras. El renovador Felipe Solá se quejó de la falta de información empresaria, mientras que la socialista Alicia Ciciliani reclamó que se instrumente una tarifa social universal para los servicios públicos.