El proyecto del Ejecutivo que le pone un freno a la habilitación de nuevas cocheras en el radio céntrico de la ciudad volvió a dejar en evidencia esta semana los cortocircuitos internos que sufre el interbloque del Frente Progresista. Carlos Comi, concejal que integra ese espacio y que además es presidente de la comisión de Servicios Públicos, votó en contra de la iniciativa impulsada por la Intendencia ante el asombro de sus compañeros de bancada.
El arista se sumó así a la posición de los ediles del PRO y a la de Jorge Boasso, quienes habían criticado el proyecto oficial. Avalar la iniciativa implicaba reconocer la complejidad para aplicar una ordenanza que el Concejo había votado meses atrás. En efecto, en base a una idea del actual diputado provincial macrista, Rodrigo López Molina (por ese entonces concejal), se había aprobado un plan que estipulaba readecuar las cocheras existentes en el radio céntrico a una determinada cantidad de boxes. Así, las más chicas debían tener como mínimo 50 espacios de estacionamiento.
El proyecto, debatido en comisiones y avalado en 2014 por mayoría en el recinto, jamás pudo ser aplicado y el Ejecutivo lo cambió por esta prohibición de nuevas habilitaciones que se aprobó el jueves pasado.
Esa vuelta atrás llegó como epílogo de una semana en la que las contramarchas dominaron la escena. Basta recordar que el lunes pasado el Ejecutivo decidió inesperadamente dejar sin efecto su idea de extender el estacionamiento medido hacia el oeste, a pesar de que en el Ente de la Movilidad hasta contaban con los estudios técnicos que sustentaban esa iniciativa.
Este estilo de caminar siguiendo los pasos del cangrejo (para atrás) parece alterar los ánimos de varios. Y el jueves, en pleno recinto, el voto contrario de Comi no hizo más que dejar en evidencia ese fastidio.
El hombre de la Coalición Cívica y aliado de Pablo Javkin (que esta semana volvió a aparecer en las fotos oficiales luego de meses de ausencia), sin dudas mandó un claro mensaje al corazón del Frente Progresista.
Javkin, el ex diputado nacional que se convirtió en secretario General del municipio gracias a una brillante elección interna en el Frente, reapareció esta semana al asegurar que el control de los precursores químicos le corresponde a la Nación y en el acto oficial para anunciar un ambicioso plan de saneamiento en el que la intendenta Mónica Fein prometió terminar su mandato con la red cloacal extendida en todos los barrios de la ciudad.
Se trata de una obra que no se ve, que está oculta de la superficie, pero que sin dudas le cambia sustancialmente la calidad de vida a miles de vecinos.
Fein fue más allá y destacó que, luego de las cloacas, a varios barrios les llegará el pavimento definitivo. Obras que tienen por objetivo reafirmar el concepto de ciudadanía y dignidad en lugares en los que la marginalidad sitúa a los vecinos muy lejos de esas premisas.
Javkin la secundó en estos anuncios en el Salón Carrasco de la Municipalidad. Todo un claro intento del Frente por volverse a mostrar compacto en una semana en la que los cortocircuitos estuvieron a flor de piel. Lástima que horas más tarde un hombre del mismo espacio político que Javkin (Comi) volviera a dejar en evidencia esos chisporroteos que se intentan disimular.
En el corto plazo, en tanto, la intendenta tiene otro desafío. El viernes que viene se vence la prórroga que habilita a seguir prestando el servicio a la empresa que explota el estacionamiento medido.
Una vez más el Ejecutivo llega con poco margen de debate, ya que no hay plan B y en caso de que el Concejo no avale una prórroga, la ciudad se quedará sin este servicio.
Por ahora entre los concejales hay varias posturas que van desde municipalizar la prestación hasta otorgar la prórroga, pero exigiendo mayor inversión en tecnología.
El paso de la secretaria de Movilidad, Mónica Alvarado, por el Concejo el martes pasado dejó más dudas que certezas en relación a este servicio. Entre otras cosas, la funcionaria admitió que la empresa prestataria (Tránsito Rosario) sólo cuenta con cuatro grúas para trasladar al corralón a los vehículos en infracción.
Además, desde el PRO se le cuestionó duramente que, tras dos años de aprobado el proyecto que estipulaba prohibir el estacionamiento en unas 70 cuadras del área central, sólo se avanzó en una decena de ellas.
No obstante, en el oficialismo confían en que parte de la oposición le dará su apoyo a la prórroga de la prestación del servicio. Sólo así, esta pata del plan de movilidad podrá seguir adelante.
Algo es seguro, a juzgar por lo sucedido en la semana el Frente Progresista local parece deberse un amplio diálogo interno. Los cortocircuitos son bastante frecuentes y el ritmo que alguna vez popularizó la brasileña Xuxa; ese que rezaba «un pasito para adelante y un pasito para atrás», no parece ser el mejor a seguir si se quiere llegar a buen puerto.