La genética y la genómica son dos puntos clave para el mejoramiento del ganado vacuno. Las posibilidades de lograr un animal con mayor calidad y que responda a determinadas características buscadas con anterioridad gana peso cada vez más entre los productores ganaderos de todo el mundo y en Argentina pisa fuerte, aunque referentes del sector aseguran que si la actividad pasara por un mejor momento en el país la adopción de tecnologías de este tipo sería una constante entre los hombres ganaderos de estas pampas.
Cristián Bianchi, asesor técnico y comercial de la cabaña La Gofredina, resaltó la importancia de contar con una tecnología de procesos. El referente de la raza Braford planteó que el objetivo es apuntar en la producción de terneros para hacer novillos posteriores con destino a los mercados de consumo y exportación.
En la firma Los Alerces del Este, ubicada en de la localidad santafesina de Clason, hace 25 años que trabajan con Braford traídos de Corrientes, la cuna de esta raza. "En aquella época la idea era hacer un rodeo comercial y después vimos la evolución de los rodeos y pensamos en la evolución de la raza, que tiene 30 años. Sabemos que Santa Fe junto con Buenos Aires y Córdoba y otras provincias tienen una característica geográfica especial donde el 44 por ciento de los suelos son bajos, deprimidos que tienen exceso de sales con alto contenido de sodio que tiene una influencia notable sobre los pastos, con poco porcentaje de digestibilidad y una raza tradicional como las británicas no tiene buena performance", explicó Bianchi sobre los motivos que los llevaron a adoptar "una raza que sea capaz de adaptarse a ese medio".
Así, la cabaña decidió producir reproductores y a su vez entregar al mercado animales terminados. "Hemos logrado un perfeccionamiento tal en fertilidad, en biotipo racial, en facilidad de parto, en un proceso eficiente de acortamiento de los tiempos. En ganadería los ciclos son muy largos pero se tienen que tratar de abreviar y aportar kilos. El peso de faena, siempre está en la discusión, es cada vez menor. Nuestro objetivo es producir animales de 470, 480 ó 500 kilos, con una media res que supere los 230 kilos", puntualizó.
Bianchi destacó que los resultados obtenidos son "en ambientes complejos, los que deja la agricultura", superficie que es poca y mala. "Nuestro objetivo es producir animales de mayor peso, jóvenes en base a una tecnología de proceso y creemos que este debería ser el objetivo de toda la ganadería. Tenemos un sistema de producción integrado por sanidad, herramientas genéticas y la alimentación con adecuado plan de nutrición", dijo.
El especialista recordó que en Argentina en la región Litoral y centro al norte por cada 100 vacas que se ponen en servicio no se alcanzan a destetar 50 terneros. Por lo tanto hubo 50 vacas que estuvieron ocupando espacio y recursos forrajeros y fueron ineficientes. "Hubo un motivo por el que las vacas no resultaron premiadas. Ajustamos todo y el resto de las cuestiones depende de la tecnología de procesos, no son insumos siempre, tiene que ver con la genética", señaló el asesor técnico de la cabaña La Gofredina.
Aporte japonés. Por otra parte, Carlos Lowenstein, de la Cabaña Los Macabim, expuso en Agroactiva los beneficios del cruzamiento con la raza japonesa Wagyu que aporta un mayor grado de marmoreo y rinde superior en el momento de desposte del animal. Tras contar que a fines de junio realizarán la primera faenas programadas de los animales, explicó que empezaron a criar la raza pura con el fin de poder incorporarla como animal cruzante a otras razas como la Angus, Hererford, Braford, Brangus y Holando Argentino.
"Lo que tiene en particular la raza es el grado de marmoreo que tiene la carne. Es un valor diferencial en los cortes que permite acceder a mercados diferenciados donde la carne ya es conocida. La idea es que el productor agropecuario tenga la opción de incorporar a la Wagyu como raza cruzante para mejorar la calidad de la carne", dijo Lowenstein.
Si bien explicó que el costo de la alimentación de este tipo de animal es algo mayor porque el tiempo es más prolongado, es un animal que necesita terminar de crecer para llegar a 500 ó 550 kilos, según el marmoreo y área de ojo de bife, dijo que "para acceder a mercados que demandan carnes de calidad es una buena alternativa".
"Básicamente en Argentina se está empezando a conocer la raza, algunos tuvieron contactos en el extranjero que es donde se consume esta carne. En Buenos Aires ya hay lugares donde se puede consumir y estamos tratando de federalizarlo. La idea es comercializarlo en restaurantes, hoteles, catering que puedan tener clientes predispuestos y probar el sabor diferente que tiene esta carne. Es un mercado de nicho a nivel mundial por la calidad de su carne", detalló el veterinario de Los Macabim.
Actualmente hay pocas cabañas en la Argentina que trabajan con Waygu. Se estima que existen entre 6 mil y 8 mil animales, entre puros y cruzas, pero Lowenstein planteó un objetivo de crecimiento a mediano plazo. "El avance genético es impactante en el mundo. En Argentina estamos un poco más lentos porque el productor está esperando pero hoy con ella podés tener un pantallazo del animal con el ADN en un pelo o la sangre. La tecnología avanza y da herramientas y parámetros para cada vez con más certezas puedas saber a qué mercados llegar o qué producir. El productor tiene que tratar de incorporar las herramientas tecnológicas a su rodeo para tener previsibilidad en el sistema productivo", señaló aunque aclaró que "hay que entender al productor, porque en el último tiempo fue muy duro criar ganado".