Iván Javier García tenía 21 años y trabajaba en una rotisería. El miércoles, al filo de la medianoche, llegó hasta el monoblocks del complejo Fonavi que se erige en Isola y Maestros Santafesinos donde vivía manejando su moto Yamaha YBR 125 color negra. Entonces se escucharon varias detonaciones y cuando los vecinos se asomaron a los balcones y ventanas se toparon con García agonizante. Tenía dos impactos de bala que le habían perforado el tórax, con orificio de entrada y salida. Fue trasladado desde Isola al 300 bis en un auto particular al hospital Roque Sáenz Peña, donde murió minutos más tarde. En la escena del crimen quedaron seis vainas servidas calibre 9 milímetros y otras dos calibre 22 que fueron recogidas por la policía. Los atacantes fueron, según testigos, dos hombres que iban en una moto y huyeron tras el ataque. García no tenía antecedentes penales y hasta anoche era confuso el móvil del crimen.
La noticia del asesinato de Iván García corrió como reguero de pólvora por el Fonavi de Grandoli y Sánchez de Thompson. Dos horas después del ataque a tiros contra el muchacho, a menos de 200 metros de donde lo balearon, una casa ubicada por Isola al 100 bis fue blanco de varios impactos de bala en su frente. Los moradores dijeron desconocer el motivo de la agresión. "Los familiares de la víctima no pudieron o no supieron aportar información respecto a los agresores del hombre asesinado", explicó en rueda de prensa el fiscal que investiga el homicidio, Adrián Spelta.
Sin palabras. "El muchacho llegó de trabajar y estaba solo en su moto. Se escucharon los balazos y cuando nos asomamos, su pareja lo tenía en brazos y pedía ayuda a los gritos. En la calle no había nadie. Se notaba que el pibe estaba mal. A la piba, con el herido, los cargó un hombre que pasaba en un auto. No le robaron nada y la moto quedó tirada a su lado. No sabemos muchos más", explicó una doña que reside en las inmediaciones de la escena del crimen.
Zona brava. Isola y Maestros Santafesinos (ex Pasaje 412) se presenta como el patio trasero del Fonavi que se levanta desde Abanderado Grandoli y Sánchez de Thompson hacia el este. Al igual que el barrio Municipal de Lamadrid y Alice, ubicado a pocas cuadras de allí y popularmente conocido como "Pimpilandia" ya que es el lugar donde vivió Roberto "Pimpi" Caminos, ex líder de la barra brava rojinegra, son territorios que se han transformado en los últimos años en sectores violentos. Una zona en disputa entre personajes barriales que arrastran odios ancestrales, barras bravas con sed de protagonismos en sus clubes que pelean por su espacio a los balazos, y gavillas que viven del narcomenudeo.
Morir de manera violenta en el perímetro delimitado por Uriburu, Lamadrid, Grandoli y el acceso Sur puede llevar a los investigadores a valorar el contexto de cualquiera de las hipótesis de batalla antes mencionadas y aún así, errar en sus análisis.
Tres crímenes, un año. En lo que va del año, la zona de Sánchez de Thompson entre el 100 y el 200 bis fue escenario de un sinnúmero de balaceras y dos homicidios resonantes. Primero, el del quiosquero Sergio Rodríguez, baleado en el rostro el pasado 4 de abril en su negocio ubicado en la torre 7 del Fonavi, a la altura del 200 bis. Y después el de la almacenera María Cristina "China" Núñez, quien la noche del 4 de junio último recibió cinco balazos mientras atendía su local ubicado en la torre 4 del monoblock que da al 100 bis de la misma calle.
Sobre ambos homicidios fue poco lo que se avanzó en la investigación. En ambos casos los pesquisas se toparon con el mismo muro de silencio que en el crimen de Iván García. Los vecinos tienen miedo de hablar. Y tienen un por qué que los avala.
En rueda de prensa, el fiscal Adrián Spelta expuso ayer los pocos datos que tenía una investigación que está dando sus primeros pasos. Destacó que en la escena del crimen se encontraron vainas de dos calibres diferentes: 9 y 22 milímetros, lo que implica que hubo más de un tirador. La pareja de la víctima indicó que era un hombre que no tenía problemas con nadie y que tras herirlo de muerte no le robaron nada. Y no mucho más se pudo escuchar sobre Iván García en los monoblocks del sureste rosarino.