"Yo era el rey del universo... hasta que llegué a la escuela". Con este título Carina Suppo, maestra de la Escuela Nº 271 Justo José de Urquiza de San Jorge, tentó a un riguroso jurado a leer el proyecto que desarrolla con chicos de la primaria. Allí explica cómo se animó a desafiar a los libros de lectura que organizan la vida de la escuela, llevando buena literatura a la clase. Y algo más: comprometió a las familias en esta tarea, de manera tal que también se volvieran compañeras —y por qué no lectoras— de las historias que narran los buenos escritores. El resultado: la iniciativa fue distinguida con una mención de honor en el Premio Vivalectura que otorga el Ministerio de Educación de la Nación y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), con la cooperación de Fundación Santillana.
El jurado de este certamen nacional estuvo presidido por el escritor Juan Sasturain. El premio lo recibió durante la última Feria del Libro realizada en Buenos Aires. Fue en la categoría "Escuelas", y por el mismo recibió 8 mil pesos, que destinarán para darle continuidad al proyecto.
"Empecé este trabajo cuando los chicos estaban en 2º grado. Lo que traté de transmitir es el rol que se le da a la literatura en la escuela frente a los libros de lectura", relata Carina y dice más: "El título del proyecto «Yo era el rey del universo... hasta que llegué a la escuela» es muy provocador, es una crítica a estos textos".
Ficción. Para diferenciar los textos escolares usados en clases, de los libros de literatura, la maestra explica que "muchas veces se le tiene miedo a la ficción porque puede disparar para cualquier lado, mientras que la escuela está tan estructurada que con un libro de lectura sabe a dónde va a llegar".
Según considera, "hay un silenciamiento del lenguaje que traen los chicos en nombre de un lenguaje oficial de la escuela; es como que está todo controlado, y los libros de lectura funcionan como tentáculos del mercado, de un mercado que se mete en la escuela".
De todas manera, quien es también profesora de lengua y literatura en el secundario, analiza que "lo innovador del proyecto fue el trabajo con los padres, quienes se fueron formando como mediadores de lectura de sus hijos". "Creo que la familia —resalta— es un pilar fundamental, cumple un rol fundacional en la alfabetización de los chicos". Cuenta que en ese trabajo con las familias figuran reuniones semanales y compartir buena literatura. También tuvieron un lugar en la radio y lograron reunir fondos para comprar libros: "Los chicos armaron sus propios libros y vendieron en una feria, con el dinero compramos casi 200 títulos de la literatura infantil y juvenil".
Hábito y continuidad.Una punta importante para que esta experiencia sea tan exitosa es la continuidad que tiene. Salvo en el 4º grado, Carina Suppo siempre fue la maestra de estos chicos, hasta la actualidad que están en 6º. Un hábito que creó en el grupo desde el principio es leerles en voz alta, todos los días y al comienzo de cada clase. Además todas las semanas tienen "La hora de lectura", donde son los chicos quienes eligen qué leer y lo hacen en distintos espacios por fuera del aula.
"Es mucho trabajo, pero se ven los logros. Por eso estoy muy contenta con el premio, y agradezco sobre todo a los papás que se convencieron de que leer es una puerta a un mundo mejor".
La maestra de San Jorge reconoció el aporte del Plan Lectura Nacional, "que siempre apoya con antologías muy bien seleccionadas". Al final, pide subrayar que el desafío es "llegar a las familias, que tomen conciencia de la importancia de la lectura, algo que estos padres hicieron".